http://www.redescristianas.net/2013/08/27/el-genocidio-yanomami-de-haximu-una-herida-profunda-en-la-selva-venezolana-juan-noguera/
Enviado a la página web de Redes Cristianas
272013
En estos días en LA Amazonía venezolana se recuerda con
tristeza y preocupación los 20 años de la matanza de 16 yanomamis, la mayoría
ancianos, mujeres y niños en Haximú, al norte de la naciente del río Orinoco.
En estos días se ha celebrado en Parima B, cerca de la frontera con Brasil la
II Asamblea de Horonami, organización a la que están adscritas todas las
comunidades yanomami venezolanas. La primera se había realizado en el 2010. En
este último encuentro los temas fueron reiterativos, porque son planteamientos
que se vienen realizando desde hace varios años: los abusos de los mineros, el
deficiente servicio de salud y el inexistente apoyo para el desarrollo de la
educación intercultural.
Son muchos los que han hecho una reflexión sobre la ferocidad
de las conductas garimpeiras contra indefensos seres humanos, cuyo asilamiento
pareciera no haber sido considerado en las políticas públicas de Brasil y
Venezuela. La comunicación radial en varios puntos de la geografía yanomami no
ha sido considerada como una manera de romper el aislamiento y comunicar a
tiempo lo que pasa en esos territorios: en extracción ilegal del oro y en
salud, pero nadie tiene la iniciativa de hacerlo. Tal vez no sean muchos los
votos que aporten los yanomamis al caudal electoral y por eso están condenados
al ostracismo.
Sin embargo, no solo es hora de traer a la discusión los
graves problemas que se vive en el territorio yanomami, también es hora de
escuchar con tristeza algunas palabras de actores cercanos o lejanos a esas
tierras de selvas y lágrimas, donde hasta un bebé fue asesinado a machetazos.
Dos de las sobrevivientes han señalado que: “Los buscadores de oro mataron a
nuestros hermanos y hermanas y también mataron a nuestro padre con machetes;
algunos fueron asesinados con pistolas (…)
Veinte años después los buscadores de oro brasileños siguen recorriendo al territorio ancestral atemorizando y sirviendo de puente a las transnacionales del oro, quienes a través de la muerte y las lágrimas se enriquecen. ¿Qué ambición la de estos seres humanos y la de esta sociedad? Que prefiere matar y explotar que anotarse en la carrera de la vida y la solidaridad entre todos los seres humanos.
Muchas voces apuestan por la vida y por la solidaridad con el
pueblo yanomami, uno de ellos, David Kopenawa, yanomami brasileño ha dicho:
“Nunca me he olvidado de Haximú. Los buscadores de oro mataron a dieciséis
yanomamis y los mismos mineros regresaron. (…) Estábamos indignados porque los
mineros nunca fueron castigados y no sufrieron como nosotros”. Stephen Corry,
Director de Survival Internacional ha señalado que: “Tanto Brasil como
Venezuela continúan permitiendo que los buscadores de oro ilegales operen
dentro del territorio yanomami, a pesar de conocer los horrores que han
causado”. Luís Shatiwa, Secretario General de Horonami ha señalado :”Queremos
en este momento de esta celebración triste que el Estado se comunique con
nosotros para un buen entendimiento y trabajo con la organización indígena
yanomami Horonami, ya que somos los nuevos líderes de un pueblo que quiere paz
y justicia”
En el 2006 se produjo una sentencia del Supremo Tribunal
Federadle Brasil en una sesión plenaria, donde se reafirmó que el crimen
conocido como la “masacre de Haximú” (cometido contra los yanomami en 1993) fue
un genocidio. Fue una decisión unánime que se tomó durante el juicio de
apelación extraordinaria (RE) 351487.así lo reveló el Consejo Indigenista Misionario
(CIMI) en su debido momento. El Juicio de Haximú duró trece (13 años) desde
1997 hasta 2009 tiempo que se fue en diretes judiciales, lo que permite
visualizar una falta del derecho y la justicia frente aun caso que conmovió al
mundo por el grado de atrocidad y alevosía con que se llevó a cabo.
En el informe final la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos resume lo que pasó en el proceso: observa que se iniciaron
investigaciones en Brasil y Venezuela, y que los presuntos responsables de los
asesinatos fueron juzgados por la jurisdicción brasilera. Al respecto, el 19 de
diciembre de 1996, el TRF, dictó sentencia en el caso, resolviendo condenar a
cinco garimpeiros a 20 años y seis meses de prisión por el delito de genocidio
en conexión con otros delitos, como contrabando y garimpo ilegal. El 2 de
agosto de 2006, el STF, ratificó esta decisión, la que hizo cosa juzgada el 3
de noviembre de 2009. Al respecto, la CIDH nota que la investigación de la
masacre materia del presente informe culminó con la sanción a los
responsables..
No obstante lo más grave, es que de cinco (5) que fueron
declarados culpables, solo uno permanece en prisión, a pesar de ello la
sentencia ha sido considerada histórica y justa. También hay fuentes que
señalan que muchos de los mineros señalados como responsables han vuelto a la
selva amazónica venezolana, sin ningún tipo de control.
Además de la exigencia de procesar los hechos en los órganos
judiciales, la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos también
abarcó la petición de abordar el tema de la salud, la vigilancia y control de
la zona y la implementación de leyes y normas a favor de los pueblos indígenas.
Queda para la historia regional registrar un hecho tan
doloroso que mueve la conciencia y la reflexión sobre un estado de cosas que
persisten y sobre el cual la sociedad venezolana tiene que generar cambios
importante en las políticas que deberían ser diseñadas a favor del pueblo
yanomami, pero más importante es que el pueblo yanomami, se organice para hacer
sentir su peso, aunque ya ha comenzado a hacerlo a través de la organización
Horonami. El principal compromiso es fortalecer los niveles organizativos para
hacerse sentir como expresión del poder popular según el espíritu de la
Constitución de 1999.
juannoguera@yahoo.com
Emisora Raudal Estéreo (Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho)
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