Tomado de:
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/1309603.asp
Carolina Barros
Viernes, 27 de noviembre de 2009
Hicieron sapo los brasileños hoy. Y en tres escenarios internacionales a la vez. Duro golpe para Lula, que busca colocarse como mediador global. Lo mismo para su cancillería, Itamaraty, que le confecciona, sin éxito por ahora, un traje a medida a lo Tayllerand. El hábito no hace al monje, es verdad. Tampoco, parece, hacen buena costura las puntadas demasiado apresuradas, como son las brasileñas en su afán por diferenciarse de Washington, hasta ahora el encargado de mover los hilos de la región. En el revés de la trama, claro.
El primer mazazo les llegó en Manaos. Es que a la Cumbre Amazónica convocada por Lula para hoy, 26 de noviembre, decidieron no acudir, a último momento, ni el colombiano Uribe ni el venezolano Chávez, disgustados entre sí por la escalada en el conflicto fronterizo colombiano-venezolano. Tampoco fueron el ecuatoriano Correa, el boliviano Morales y el peruano García, quienes ya se habían excusado con anterioridad. Así, para este conclave sobre temas ambientales, Lula debió conformarse con actores de reparto como el presidente Bharrat Jagdeo, de Guyana y Nicolás Sarkozy, en representación de la Guayana francesa. Una lástima: no pudo Brasil aunar criterios sobre la Amazonia para, encabezando la delegación, llevarlos luego a la cumbre mundial de diciembre sobre Cambio Climático en Copenhague.
El segundo sapo se le presentó en Honduras, el país centroamericano que Brasilia decidió tutorear a partir de la deposición del presidente Manuel Zelaya. Nadie lo convidó al gobierno de Lula a meterse tanto en América Central, históricamente un sub-continente bajo la égida de Washington.
Con apoyo incondicional a los desplantes zelayistas e intransigencia tozuda frente a cualquier propuesta de Washington, Brasil lideró un eje bolivariano (Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, más Argentina) basado en no avalar las elecciones del próximo 29 de noviembre si Zelaya no era repuesto antes en el poder.
Pero hoy Brasil tragó saliva cuando la Corte Suprema hondureña dio su pronunciamiento: no aceptar el regreso de Zelaya a la presidencia. Consecuencia: el gobierno de Lula tuvo que dar un pasito para atrás –después de tantos para adelante- y admitir que, valga la redundancia, admitiría la validez de las elecciones siempre y cuando Zelaya fuera admitido a la Presidencia antes del 23 de enero, fecha de asunción del nuevo presidente electo. Toda una admisión de error.
El tercer sapo es el más amargo. Es el que le dedicó, con moño y papel de celofán, el gobierno de Barack Obama. Un regalo por el día de Acción de Gracias, que los estadounidenses celebran hoy. Según pudimos confirmar con fuentes de la Administración Obama en Washington, a EE.UU. se le habría acabado la paciencia con la sobreactuación del gobierno de Lula, y en especial, de su cancillería y de Marco Aurelio García, un operador todo-terreno del presidente brasileño.
La historia detrás de la historia es ésta: el martes 24, un día después de la controvertida visita a Brasil del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, el mismo Marco Aurelio dejó trascender que un día antes, Obama le había dirigido una carta de 3 carillas a Lula. Con recomendaciones sobre cómo moverse con Ahmadinejad y especialmente un pedido de recapacitación frente a la situación de Honduras. No le bastó a García con el trascendido y, por las dudas, lo reforzó así: “En Brasil hay un sabor a decepción con la posición de EE.UU frente a Honduras”. Jugada poco limpia: las cartas entre presidentes nunca se difunden, salvo que ambas partes se pongan de acuerdo. No fue el caso.
Inmediatamente Washington (mejor dicho, la Casa Blanca) admitió la existencia de la carta y cortó de cuajo con las especulaciones… si en la misma había una ‘delegación de instrucciones’ –y de poder- hacia Lula. Si, al decir de García, contenía ‘recomendaciones’, algo que nivelaba a Brasilia con el status de potencia global de Washington. Para despejar cualquier entuerto, salió una nota, contundente, en The New York Times.
Mientras cerramos esta nota, y a pesar de que es día feriado en Washington, la gente de Obama está empaquetando y poniéndole moño de regalo al último sapo: la publicación, íntegra, de la carta del estadounidense al brasileño. Dicen que está repleta de reproches y de ‘bajadas de línea’ para Brasilia. Quizás, mas que un sapo, sea una demostración para Lula y compañía de que, todavía, en Latinoamérica, EE.UU. no tiene pensada una delegación en nadie. Y que, menos aun, se puede dar puntada sin hilo.
carobarros@yahoo.com
Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana . “...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico
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