lunes, 14 de septiembre de 2009

EE.UU. no quiere y Brasil no puede

Tomado de:
http://www.elperiodico.com.gt/es/20090912/opinion/113928/

Chávez, un loquito pintoresco.


Por: Carlos Alberto Montaner


Guatemala, sábado 12 de septiembre de 2009 - 23:13 horas

Estados Unidos no tiene interés en seguir siendo la potencia responsable de la estabilidad y el buen gobierno en Latinoamérica. Esa fue una incómoda tarea del siglo XX. Desaparecida la URSS, los políticos norteamericanos ya no sienten ningún peligro potencial para la seguridad nacional procedente de la región. Cuba les parece una dictadura decrépita que desaparecerá a corto o mediano plazo. A Chávez lo ven como un loquito pintoresco, exportador de petróleo, capaz de hacerles mucho daño a los venezolanos y a sus vecinos, pero no a ellos.

Es verdad que Castro y Chávez están en una cruzada delirante, pero ese disparate (por ahora) sólo afecta a las víctimas directas de sus maquinaciones. Incluso, en un conflicto como el de Honduras, a Washington no le importó coincidir con los objetivos de sus enemigos, aunque el control de ese país por el chavismo eventualmente signifique otro par de millones de hondureños ilegales en Estados Unidos huyendo de la hambruna, el cierre de la base de Palmerola, como ya ocurrió con la de Manta en Ecuador, y otra pista de despegue para los narcotraficantes. En definitiva, peccata minuta.

Estados Unidos preferiría que los países latinoamericanos fueran democráticos, prósperos y sensatos, como los de la Unión Europea, por ejemplo, pero Washington ya no siente ninguna urgencia de guiarlos en esa dirección. Le gustaría que Brasil lo sustituyera en ese liderazgo, pero es una ilusión irreal.

Brasil es del tamaño de Estados Unidos, tiene 200 millones de habitantes y posee ciertas zonas parcialmente desarrolladas, pero dista mucho de ser una potencia. Basta revisar el CIA Fact Book: su economía no resulta puntera e innovadora y tiene apenas US$2 billones (trillions en inglés). Más del 30 por ciento de su población es muy pobre. Tiene una de las distribuciones de ingresos más desiguales del planeta (56.7 en el índice Gini), mientras su per cápita anual es de apenas US$10 mil. Ocho países latinoamericanos lo superan en este rubro. Su nivel de corrupción, 3.5 de acuerdo con Transparencia Internacional, es peor que el de varios países africanos. Mantiene una economía protegida. El Índice de Libertad Económica le asigna un 56.7, que se traduce como “economía no libre” (hay 104 países más libres que Brasil). Su burocracia es lenta y torpe. Sus universidades son mediocres, con muy pocos centros de excelencia. El número de patentes científicas originales es más reducido que el de Israel, que apenas tiene 8 millones de habitantes.

Pero hay algo más trascendente que todo eso: Brasil no tiene vocación de potencia regional ni deseos de dirigir a sus vecinos, lo que no le ha impedido despojar de algunos territorios limítrofes a Argentina, Paraguay, Bolivia, Guyana, Perú y Colombia.

Liderar cuesta dinero, a veces hay que utilizar la fuerza, y Brasil, que no consigue poner orden ni en las favelas, lleva demasiado tiempo volcado hacia adentro para reinventarse ahora como Estados Unidos de Sudamérica. No lo desea. No puede. No tiene fuerzas. Pretende ser importante, pero sin asumir responsabilidades internacionales. Nada de esto quiere decir que Brasil no sea un sitio agradable y divertido para vivir, más grato que muchos países hispanoamericanos, sino que es absurdo pedirle peras al olmo. Nunca funciona. [©FIRMAS PRESS]



Nota del editor del blog:
Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.


Territorios estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .


“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”

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