domingo, 14 de julio de 2013

¿Son argentinas las Islas Malvinas?


http://www.mdzol.com/nota/471037-son-argentinas-las-islas-malvinas/

Tomado de:

Las conclusiones harán refelxionar a algunos y enojar a otros. Pero a nadie dejarán indiferente. Aquí los conceptos de la guerra.

Lamentablemente la respuesta a la pregunta con la que acabo de encabezar la presente nota es un rotundo y enfático “no”. Las Malvinas no son argentinas y la suposición contraria carece no sólo de veracidad sino también de lógica. Y si alguien está en desacuerdo conmigo, conteste por favor: ¿Qué hace flameando entonces en territorio malvinense una bandera nacional que no es la nuestra?

Muy otro es el asunto cuando nos preguntamos si las islas tendrían y deberían ser argentinas. Ahí cambia la mano y la respuesta en este caso es un rotundo y enfático “sí”. ¡Claro que tendrían y deberían ser nuestras! Y por una cuestión pragmática y estratégica antes que emotiva y sentimental: la República Argentina posee una de las mayores reservas de recursos naturales del mundo (agua principalmente) y entonces resulta altamente intolerable tener a la puerta de nuestro patio trasero un enclave como Malvinas que esta armado hasta los dientes con misiles nucleares y responde a una potencia mundial extranjera.

No hace falta ser Einstein para deducir los peligros a los que la República Argentina expone su seguridad nacional y hasta su supervivencia si no obtiene la soberanía de Malvinas a corto o mediano plazo. Creo que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo sabe y por tal motivo ha comprometido su gestión fuertemente con el logro de ese objetivo desde el principio. El gran problema es que los fundamentos histórico-jurídicos en los que nuestra mandataria apoya sus esfuerzos dejan mucho que desear, por no decir que son pésimos y lisamente impracticables.
Empecemos con la teoría de que antes de la ocupación inglesa de 1833, la soberanía de Malvinas estaba en manos de Argentina. Imposible, porque por aquellas fechas Argentina todavía no existía. En realidad éramos un conjunto de Estados autónomos que nos sentíamos parte un entramado cultural-histórico común, pero que así y todo no teníamos claro los límites geográficos de ese “entramado” o tan siquiera si verdaderamente queríamos constituirnos en una única gran nación o varios más chicas. A lo que voy: suponer que Argentina existía en 1833 es, a todas luces, un fuerte anacronismo. Y si todavía no existía, por regla de tres simple no podía ejercer soberanía sobre algo.

Pero juguemos con la imaginación y supongamos que la nación Argentina sí existía en torno a 1833. Pues resulta que no hay ninguna regla lógica que nos obligue a suponer que la soberanía de las islas le perteneciera. Antes de la ocupación rioplatense, el archipiélago malvinense ya había sido ocupada por la propia Inglaterra durante breves periódos. Pero también había sido ocupado por Holanda, Francia y España. De suerte que el asunto de la soberanía sobre las islas en realidad estaba muy lejos de haberse resuelto y en realidad era todavía objeto de una fuerte controversia entre Amsterdam, Londres, París, Madrid y Buenos Aires. Como sea, si el asunto de la soberanía de Malvinas no estaba resuelto en 1833, entonces la guarnición rioplatense que fue desplazada de prepo por la guarnición inglesa ese año también estaba ahí de prepo. Y ladrón que roba a ladrón….

Frente a estos precedentes históricos claramente desfavorables a nuestra posición, podríamos argumentar que de todos modos el concepto de “Plataforma Continental” nos otorga  fuertes derechos sobre el territorio malvinense. Ciertamente. ¿Pero que hacemos con el principio de “autodeterminación de los pueblos”? Es decir, los habitantes de Malvinas reivindican abiertamente su identidad inglesa y se sienten un apéndice de Gran Bretaña. Y claro que podríamos pasar aquel dato por alto; simplemente ignorarlo (como se atreven a sugerir algunos). No obstante, eso es precisamente lo que hizo Adolf Hitler cuando se apropió de Alsacia, Lorena, Dinamarca, Noruega y Polonia durante la Segunda Guerra Mundial: pasar por alto e ignorar el principio de “autodeterminación de los pueblos”.  Y no se Uds. amigos lectores, pero a mi personalmente se me caería la cara de vergüenza si resultase que el gobierno de mi país se empeña en resolver el asunto de la soberanía malvinense apelando a una escala de valores hitleriana.

Soy plenamente consciente que el tono de mi artículo puede generar desazón y que muchos  lectores incluso van a llegar al extremo de dudar de mi patriotismo. Pues mi reflexión final va dirigida a los más abiertos de mente entre todos aquellos que se sientan tentados a pensar así.                                             

Los argumentos más frecuentemente usados hoy por la República Argentina para reclamar la soberanía de Malvinas son malísimos; simplemente no funcionan. Y no temamos decir lo obvio: asumirlo a plena consciencia (como se ha intentado acá), es el primer paso para empezar a buscar y encontrar argumentos menos malos que funcionen de verdad. Por lo tanto, el primer paso para empezar a obtener la soberanía de Malvinas en serio.

¿No es eso precisamente lo que los desvela? Piedad entonces con el mensajero

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