http://www.forestpeoples.org/es/region/venezuela/news/2012/10/los-yanomami-venezolanos-en-conflicto-con-mineros-ilegales
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Tomado de:
15 Octubre de, 2012
En agosto estalló la noticia de una supuesta masacre del pueblo Yanomami en el
remoto río de Alto Ocamo. La noticia se había filtrado río abajo hasta las
estaciones misioneras establecidas entre los Yanomami en las praderas de Parima
más al sur, tras lo que fue difundida por la organización Yanomami denominada
Horonami y otras organizaciones indígenas del estado venezolano de Amazonas. El
problema de las incursiones ilegales de mineros brasileños en el territorio de
los Yanomami venezolanos se ha estado produciendo esporádicamente desde
mediados de la década de los 60 y ha provocado varias epidemias y estallidos de
violencia.[1] En 1993 una masacre en la comunidad de
Haximu condujo a investigaciones internacionales y a la condena de varios
mineros en los tribunales brasileños. Saltó la alarma de que algo parecido
acababa de ocurrir en el Alto Ocamo.
Una investigación inicial de un día de duración realizada por
el Ministerio de Asuntos Indígenas de Venezuela a principios de septiembre,
aunque bienvenida, fue criticada por no llegar hasta el lugar donde se había
producido el supuesto incidente. El Gobierno también fue criticado por exagerar
al afirmar que «todo estaba bien» en la región, cuando los pueblos indígenas
sabían de cierto que había mineros ilegales en la zona.
A finales de septiembre el Ejército y el Ministerio de
Asuntos Públicos realizaron otra visita conjunta de cinco días de duración al
Alto Ocamo junto con Horonami. Tras la investigación Horonami hizo públicas sus propias averiguaciones, observando que
hay un considerable número de mineros trabajando ilegalmente en la zona, a la
que llegan utilizando pistas de despegue y aterrizaje clandestinas. Desde el
punto de vista de Horonami, las noticias de una masacre, aunque esta no ha sido
confirmada, demuestran que existen conflictos entre los mineros y las
comunidades locales de la zona. Horonami reconoce que las fuerzas armadas tanto
brasileñas como venezolanas realizan grandes esfuerzos periódicamente para
despejar de mineros el territorio Yanomami, pero hizo un llamamiento para que
patrullen la zona más sistemáticamente, con la participación de los Yanomami,
con el fin de controlar el acceso ilegal a su territorio e impedir que las
comunidades sufran daños, problemas de salud y la destrucción de sus bosques.
En opinión de Horonami, sigue siendo necesario llevar a cabo urgentemente una
investigación más detallada sobre el terreno en el Alto Ocamo.
Todo este asunto fue objeto de acalorados debates a nivel
nacional e internacional cuando el Gobierno interpretó las manifestaciones de
preocupación por los Yanomami como estratagema electoral para desacreditarle
mientras se enfrenta a unas difíciles elecciones nacionales. El grado de
susceptibilidad del Gobierno ante el escrutinio internacional pronto resultó
evidente. Cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo
público un comunicado en el que informaba de las acusaciones de una
masacre y pedía una investigación, el Gobierno respondió tajantemente
retirándose («denunciando» es el término legal) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. Lamentando esta retirada la CIDH señaló que:
«Dicha denuncia no tendrá por efecto desligar al Estado parte
interesado de las obligaciones contenidas en esta Convención, en lo que
concierne a todo hecho que, pudiendo constituir una violación de esas
obligaciones, haya sido cumplido por él anteriormente a la fecha en la cual la
denuncia produce efecto».
[1] The Health and Survival of the
Venezuelan Yanoama, IWGIA, Survival International y
Anthropology Resource Center, 1985, http://www.iwgia.org/publications/search-pubs?publication_id=169
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