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Tomado de:
Lunes 05 de Marzo de 2012 20:50
PES
Mario Osava (IPS/Porto Velho, Brasil).- El comercio con Perú,
un mercado en acelerada expansión, ayudará a Porto Velho, en el noroeste de
Brasil, a atenuar el impacto de la pérdida de empleos y negocios generados por
la construcción de dos centrales hidroeléctricas en el río Madeira.
Las obras de las generadoras Jirau y Santo Antônio tuvieron
su apogeo en 2011, cuando empleaban más de 40.000 trabajadores, equivalentes a
nueve por ciento de la población total del municipio, capital del estado de
Rondônia.
Cuando en cuatro años culmine su construcción, los
funcionarios encargados de la operación y administración de las centrales se
contarán en centenares y no en miles.
"Habrá resaca", admitió el superintendente de la
Federación de las Industrias del Estado de Rondônia, Gilberto Baptista.
Productores de alimentos perecederos, como hortalizas y huevos, perderán la
alta demanda que propiciaron los megaproyectos, sin posibilidad de encontrar
otros mercados, reconoció.
Pero no será una depresión con desempleo y quiebras
generalizadas, aseguró.
El auge de la construcción en todo Brasil, incluso de otras
hidroeléctricas, absorberá gran parte de la mano de obra liberada. En la misma
Porto Velho se vive un "boom" de viviendas y se construye un puente
de 975 metros sobre el río Madeira en la ruta hacia el norte, y más tarde otro
rumbo al suroeste y Perú.
Además de la masiva capacitación de trabajadores, práctica
indispensable ante el pleno empleo de los ya calificados en otras partes del
país, "las hidroeléctricas fortalecieron las empresas locales", al
demandar bienes y servicios en gran escala, exigiendo calidad, plazos y normas
rígidas, observó Baptista.
De esa forma, las empresas se prepararon para combatir en
mercados más exigentes, en Brasil o en el exterior, adquirieron
"musculatura para superar barreras" y competitividad, acotó. Las
esperadas obras de mejora y ampliación de las carreteras y la hidrovía del río Madeira
también facilitarán esas "exportaciones" de trabajadores locales.
Perú, con un crecimiento económico superior al brasileño y la
elevación del ingreso de su población, constituye un "mercado
prometedor" de consumo creciente, ahora que la Carretera Interoceánica
coloca a todo el sur peruano, hasta el Pacífico, en conexión vial rápida con
Brasil, señaló el superintendente.
Carnes, leche y sus derivados son algunos productos que
Rondônia puede exportar, a cambio de cebollas, espárragos, frutas y pescados de
clima templado, ejemplificó.
Rondônia no está tan cerca de Perú. Entre su capital y la
frontera hay 880 kilómetros de carretera, cruzando el fronterizo estado de
Acre.
Pero Rondônia protagonizará la integración con los andinos,
por su economía diversificada, sus facilidades logísticas hacia el norte y el
centro-sur de Brasil y sus 1,6 millones de habitantes, cree Baptista. Acre
tiene menos de la mitad de esa población, que es además más pobre.
Con Bolivia, que sí tiene extensas fronteras con Rondônia, son
pocas las posibilidades de negocios, por el limitado mercado del norte
boliviano, según Baptista.
De todos modos será necesario mucho más que exportaciones
para evitar la decadencia de Porto Velho. "Esperamos fuerte desempleo el
próximo año", con el consecuente aumento de la violencia y otros efectos
sociales, dijo Pedro Beber, secretario extraordinario de Programas Especiales
del municipio.
Su secretaría fue creada en 2007 para acompañar y promover la
mejor ejecución posible de las inversiones que las hidroeléctricas están
legalmente obligadas a ofrecer al municipio y comunidades, para mitigar y
compensar los impactos de sus obras.
Los programas socioambientales de las dos centrales suman
2.100 millones de reales (1.230 millones de dólares), pero la mitad se destina
al reasentamiento de casi 3.000 familias que tendrán sus casas o tierras
inundadas por las represas.
"Esto no es compensación, sino costo de cualquier
obra", como la compra del terreno para una edificación o "sustituir
la batería del automóvil", y no remedia los daños, cuestionó Aluildo
Leite, fiscal del Ministerio Público Estadual que coordina un grupo de
monitoreo de los impactos de las hidroeléctricas.
Pero Leite ve "un saldo positivo" en la
construcción de 22 puestos de salud y reformas de otros, así como nuevas
escuelas, pavimentación de calles y saneamiento básico que permitieron los
recursos aportados por los consorcios que ganaron la concesión de Santo Antônio
y Jirau, en construcción a siete y 130 kilómetros de Porto Velho, respectivamente.
Las compensaciones están previstas en las llamadas
condicionantes, acciones impuestas por la autoridad ambiental para conceder las
licencias para implantación y operación de las hidroeléctricas por las empresas
concesionarias.
Pero "no son proporcionales a los daños y al gigantismo
de las obras", que atraen "violencia, drogas y prostitución",
evaluó el sacerdote Miguel de Moura, de un grupo católico que asiste a
"los pobres que sufren", especialmente en Jacy-Paraná, el poblado más
afectado por ubicarse entre las dos hidroeléctricas, a 90 kilómetros de Porto
Velho.
La ciudad sufre "dos veces el impacto" de proyectos
tan grandes, primero la invasión del inicio y auge de la construcción y luego
el "derrumbe del dinamismo" y el desempleo, resumió Cleiton Silva,
presidente en Rondônia de la Central Única de Trabajadores, la mayor
organización sindical brasileña.
Además, las compensaciones no sostienen la súbita prosperidad
que vivió Porto Velho en los últimos años, reflejado en los hoteles repletos.
Edificios de oficinas e incluso un hospital se convirtieron en hoteles, para
acoger a obreros y visitantes de negocios.
Será necesario promover el desarrollo económico, impulsando
las "vocaciones" de Rondônia que, además de agricultura y ganadería,
comprenden la piscicultura y la madera, que se puede extraer de bosques nativos
de forma sustentable y de proyectos de reforestación, opinó Beber, un agrónomo
especializado en manejo forestal.
"Falta fomento", diagnosticó, al argumentar que la
soja se convirtió en tres décadas en el principal cultivo brasileño, gracias al
"crédito fácil" del estatal Banco do Brasil. Las plantaciones de
eucalipto mejorado genéticamente son "más rentables que la soja",
sostuvo.
Todas esas alternativas, sin embargo, no ofrecen empleos
masivos como la construcción de grandes centrales hidroeléctricas. Tampoco lo
hacen industrias como una gran planta metalúrgica, que se instaló en Porto
Velho para producir grandes equipos mecánicos para hidroelectricidad en la
Amazonia, y una cementera.
Porto Velho vive así el reto de amortiguar su caída. La
construcción de edificios ya no costará 1.750 dólares por metro cuadrado y la
ciudad no mantendrá el primer puesto en el ranking de venta proporcional de
motocicletas, lo que se traduce actualmente en siete accidentes diarios con
fractura expuesta de motoristas, comentó Beber.
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