miércoles, 3 de junio de 2009

Davi Kopenawa: "...Nací para luchar..."


Davi Kopenawa: "...Nací para luchar..."


http://www.estrelladigital.es/ED/diario/155937.asp


El líder indígena conocido como el 'Dalai Lama del Amazonas' recibe en Madrid la medalla del Premio Bartolomé de las Casas


Davi Kopenawa, líder y chamán del pueblo de los Yanomami, reivindicó su lucha por la preservación de los recursos naturales y los derechos indígenas


Su apodo, que funciona como apellido, 'Kopenawa', significa "guerrero". Resulta paradójico al contemplar a este hombre menudo, que ronda los 53 años, de rostro afable y maneras reposadas y sencillas. Unos segundos después explica que, la misma palabra, también quiere decir "avispa". Y entonces se comprende mejor el combate pequeño pero incansable, contundente y decidido de este líder indígena, cuya vida está marcada por la lucha por la preservación de la tierra y los derechos de su pueblo amazónico, los Yanomami. Este martes acudió a la Casa de América de Madrid, donde sus esfuerzos fueron reconocidos con la entrega del Premio Bartolomé de las Casas. Allí, el 'Dalai Lama del Amazonas' aprovechó para sembrar su mensaje entre el pueblo español.
patricia c. serrano
madrid
Escuchando a Davi Kopenawa, da la sensación de estar ante un hombre consciente de su irreversible destino. "Nací para luchar", explica tras recibir la medalla del Premio Bartolomé de las Casas. Para este chamán del Amazonas, el mero hecho de que su pueblo siga existiendo hoy en día, simboliza el fruto de años de encarnizado combate. David contra Goliat. En esta ocasión, David representa a un pueblo entero, los Yanomami, y, a su vez, el espíritu de cualquier comunidad indígena: "Soy la voz de los pequeños pueblos", asegura.


El líder de los Yanomami comenta que su labor consiste en articular entre ellas a las distintas comunidades, y llevar su mensaje al exterior. Con la sencillez del que se dedica a hacer pan. Desde los años 80, cuando dio comienzo la reivindicación de este pueblo indígena, Davi Kopenawa comenzó su lenta pero firme peregrinación internacional, que le llevó a trasladar los problemas de su pueblo hasta Naciones Unidas, los Premios Nobel Alternativos de Suecia, el ex vicepresidente de EEUU Al Gore o al Príncipe Carlos de Inglaterra, entre otros.


Consiguió en 1992 que se materializase la demarcación del extenso territorio de los yanomamis, tras la entrada a partir de 1986 de buscadores de oro y colonos que llevaron hasta el pueblo indígena peligrosas enfermedades para las que no estaban preparados, como la malaria o la tuberculosis. Sin embargo, Kopenawa subraya que es necesario seguir la lucha, porque su pueblo sigue enfrentándose a la ambición por los recursos naturales de gobiernos, empresas y particulares.


Desprotegidos por los gobiernos


Los Gobiernos de Brasil y Venezuela, áreas de vida de los yanomamis, se convierten en piezas clave en la proteccion de los indígenas, con desiguales resultados. "Lula (da Silva) no es totalmente amigo de los indígenas", señala sin miedo el chamán. "El presidente brasileño debería cuidar más a estos pueblos, sobre todo, proporcionar ayuda para que mejore la situación sanitaria". Davi Kopenawa admite que ése es el problema más grave al que se enfrentan cada día las 16.000 personas del pueblo Yanomami.


A pesar de apuntar a una ambigüedad por parte de Brasil, el líder carga las tintas contra el Gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, que sucesivamente protagoniza enfrentamientos militares con los indígenas que habitan cerca de la frontera con Brasil. "El Gobierno de Chávez es militar, y se opone a demarcar la tierra de los Yanomami, especialmente por la existencia de ricos minerales en la zona", asegura.


El "guerrero avispa" aclara que no es político. Que la política de los Yanomami no funciona como la que conoce la comunidad internacional. "Nuestra política se basa en no destruir la tierra, en la defensa de la naturaleza, del planeta, de los recursos naturales, de la selva", subraya con emoción. David Kopenawa lleva años pidiendo ayuda al mundo para su pueblo, y paradójicamente, invita a la reflexión de si no es el mundo quien debe pedirle ayuda a él.

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