Lo que Argentina sostuvo antes, hoy sigue siendo válido como
argumento: no existe en las islas una población sojuzgada, subyugada o sometida
al colonialismo.
Por Daniel Filmus *
Uno de los principales objetivos de mi reciente visita a
México fue agradecer al gobierno y al pueblo de esta nación hermana su
permanente apoyo y solidaridad en cuanto a la defensa de los derechos
argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los
espacios marítimos circundantes, tanto a nivel bilateral como en foros
multilaterales.
Desde su independencia de España, el gobierno argentino, en
su condición de heredero de los territorios en el Atlántico Sur y los espacios
marítimos circundantes que habían pertenecido al país europeo, ejerció sus
derechos de manera permanente. En 1829, el gobierno de la provincia de Buenos
Aires creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las
adyacentes al Cabo de Hornos.
El 3 de enero de 1833 fuerzas británicas ocuparon las
Malvinas expulsando a las autoridades y pobladores argentinos que allí
residían. El gobierno argentino inmediatamente inició el reclamo por la
restitución del ejercicio de la soberanía sobre las islas, que se mantiene de
manera constante hasta nuestros días.
Recientemente se cumplieron 50 años desde que Argentina
expusiera por primera vez ante las Naciones Unidas los fundamentos de sus
derechos soberanos sobre las Islas Malvinas. El 9 de septiembre de 1964 el
embajador argentino José María Ruda pronunció un vibrante alegato ante el
Comité Especial de Descolonización de la ONU en el que expuso los hechos
históricos y jurídicos que dan razón al reclamo argentino. Sus argumentos
probaron ante el mundo que la posición británica constituye un anacronismo
propio de los grandes imperios coloniales, que se afirma solamente en la
fuerza.
En aquella histórica exposición, el diplomático también
explicó que las Islas Malvinas se encuentran en una situación particular y
diferente respecto de los casos coloniales clásicos. Esto es así porque luego
de la usurpación del territorio por parte de fuerzas británicas en 1833, las
autoridades y población argentinas fueron suplantadas por una administración
colonial y una población de origen británico que el Reino Unido renueva
reiteradamente en significativa proporción, al amparo de la férrea política
migratoria controlada por la metrópolis, que ha discriminado sistemáticamente
contra la radicación de argentinos continentales. Esta regulación migratoria ha
tenido un impacto notorio en la disminución persistente de la población nacida
en las islas que habitan las Malvinas. En el censo del año 1946, los nativos
sumaban 2,001 y constituían 92.5% de la población. En el último censo,
realizado en 2012, descendieron a mil 339, pasando a constituir menos de la
mitad de los habitantes de las islas, 47 por ciento. Esta población ha sido
reemplazada principalmente por nativos del Reino Unido o sus colonias.
Lo que Argentina sostuvo hace medio siglo, hoy sigue siendo
absolutamente válido como argumento: no existe en las islas una población
sojuzgada, subyugada o sometida al colonialismo. Es por ello que nuestro país
viene reclamando la aplicación del principio de integridad territorial,
reconocido en la resolución 1514, adoptada en 1960 por la Asamblea General de
las Naciones Unidas.
En 1965, la comunidad internacional en su conjunto avaló los
argumentos argentinos al aprobar la resolución 2065 de la ONU, lo cual
representó un hito en el tratamiento de la cuestión Malvinas. Esta resolución
posibilitó que el Reino Unido, que hasta entonces se había negado a dialogar
sobre el tema, se vea obligado a iniciar las negociaciones con nuestro país
para resolver la disputa de soberanía.
A partir de entonces, la ONU, a través de sucesivas
resoluciones sobre la cuestión Malvinas en la Asamblea General y en el Comité
Especial de Descolonización, continuó instando, año tras año, a las dos únicas
partes en la disputa a reanudar las negociaciones a fin de encontrar a la mayor
brevedad posible una solución pacífica, justa y duradera de la controversia
sobre soberanía, teniendo en cuenta los intereses de la población de las islas.
Ninguna de esas resoluciones ha incluido jamás referencia
alguna a la libre determinación que el Reino Unido procura forzar a favor de
los habitantes británicos en las islas. Más aún, la Asamblea General de
Naciones Unidas rechazó dos propuestas de enmiendas británicas que procuraron,
sin éxito, incluir este principio en el proyecto de resolución sobre la
cuestión. Sí, en cambio, la resolución 2065 señala que es necesario respetar en
la negociación bilateral con los británicos los intereses de los isleños.
Pese a haber reconocido y dado principio de ejecución a su
obligación de negociar la solución de la disputa en el año 1966, en las últimas
décadas el Reino Unido se ha negado sistemáticamente a reanudar ese proceso
negociador ignorando todos los llamados de la comunidad internacional, que le
han recordado la necesidad de seguir cumpliendo aquella obligación.
Las acciones del gobierno argentino y el trabajo de su
Cancillería han logrado posicionar la cuestión Malvinas como una causa de la
Patria Grande latinoamericana y han concitado también el respaldo de muchas
otras regiones y países del mundo.
De esta manera, a las declaraciones en respaldo de los
legítimos derechos de soberanía de la República Argentina emitidas por el
Mercosur, la Unasur, el ALBA, la CELAC y los 54 países de África (a través de
la Cumbre América del Sur-África), cabe sumar los pronunciamientos en favor de
la reanudación de las negociaciones de soberanía de la Organización de Estados
Americanos (OEA), las Cumbres de Países Sudamericanos y Países Árabes (ASPA) y
el Grupo de los 77 más China, lo que ilustra el respaldo a nuestra posición de
la amplia mayoría de los países que integran las Naciones Unidas.
Sin lugar dudas, la mejor forma de mantener vigente nuestro
reclamo es continuar planteándolo como política de Estado y como una cuestión regional
y global. Los argentinos seguiremos reclamando siempre por la vía pacífica y
diplomática, convencidos de que nuestra nación no estará completa hasta que
recuperemos el ejercicio de la soberanía sobre las Malvinas, Georgias, Sandwich
del Sur y los espacios marítimos circundantes.
* Secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes en el
Atlántico Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República
Argentina.
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