Tomado de:
El diputado Guillermo Carmona.
Entrevista de Constanza Heller.- En diálogo con ámbito.com, el
presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados
Guillermo Carmona consideró "saludable" el proceso democrático que
atraviesa Escocia. Destacando la diferencia entre una "población implantada"
y la "preexistencia de una entidad nacional", el legislador advierte
que un triunfo de los independentistas podría debilitar la posición
internacional del Reino Unido y favorecer el reclamo argentino sobre las Islas
Malvinas.
Periodista: ¿Cómo analiza el proceso de votación que atraviesa Escocia este jueves?
Guillermo Carmona: En primer lugar, hay que situar este referendum en una decisión del Reino Unido de avanzar en acuerdos previos con Escocia respecto de que se consultara a la población y esto es lo que se estará ejecutando. Por lo tanto, tiene el carácter de una decisión interna del propio Reino Unido. En segundo lugar, destaco que en el caso de Escocia se trata un estado que quedó incorporado al Reino Unido y que como tal constituía una unidad preexistente al propio Reino Unido; un pueblo con un territorio y con instituciones propias que quedaron subsumidas en una unidad mayor, el Reino Unido de Gran Bretaña.
En ese marco, resulta saludable que sean los ciudadanos de Escocia quienes decidan respecto del futuro de su independencia o no. Esto creo que es importante destacarlo, la preexistencia de un pueblo y una entidad nacional para no hacer paralelismos inadecuados con el caso, por ejemplo de Malvinas, en donde lo que tenemos es una población implantada, una población que ha sido parte de la estrategia colonialista británica sobre una porción del territorio argentino.
Personalmente, y en esto no comprometo ni a mi bloque ni mucho menos al gobierno de la presidente Cristina de Kirchner, tengo enormes simpatías con los planteos de independencia del pueblo escocés y muchas expectativas respecto de un voto afirmativo a partir de razones históricas. Escocia, ocurrió también con Irlanda, han sido pueblos sojuzgados por lo que fue una potencia imperial. Y, en ese contexto, creo que el planteo de los escoceses que están por el Sí implica una reivindicación de su propia historia de anhelo y aspiración de ser un estado independiente.
P: En caso de que triunfe el Sí en el referéndum, ¿cree que favorecería el reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas?
G.C.: Hay dos situaciones que hay que distinguir claramente. Una la que tiene que ver con procesos independentistas en estados europeos, por ejemplo, en el caso de España con Cataluña o con el país vasco. La Argentina sostiene con respecto a esos casos un criterio de integridad territorial por encima del criterio de autodeterminación.
Pero hay otros casos que tienen que ver con los procesos de descolonización. En los procesos de descolonización nosotros sostenemos claramente que se aplican conjugados el criterio de integridad territorial y el criterio de autodeterminación. No se puede relativizar el criterio de integridad en casos como el de Malvinas en tanto y en cuanto se desnaturalizaría el criterio de la descolonización de aplicarse el principio de autodeterminación. Diciéndolo más claramente: si vos tenés una población implantada, reconocerle el derecho de autodeterminación colisiona con el derecho de integridad territorial. En ese contexto, Argentina tiene una clara posición a favor de la descolonización y del reconocimiento de la autodeterminación para aquellos pueblos que pueden considerarse nativos u originarios y no poblaciones implantadas como es el caso de Malvinas.
P: Antes se refirió a Irlanda. Usted tuvo la posibilidad de estar en Irlanda donde se apoyó el reclamo argentino.
G.C.: He estado en la Republica de Irlanda y tuve la posibilidad de ver cómo un estado que logró su independencia del Reino Unido ha logrado establecer relaciones políticas, diplomáticas y económicas normales con el Reino Unido. Sí se mantiene un reclamo por Irlanda del Norte y un movimiento independentista en Irlanda del Norte, pero eso no quita que la Republica de Irlanda mantenga una fluida vinculación con el Reino Unido.
P: No se da ese aislamiento al que se hace referencia en el caso de Escocia...
G.C.: No. Creo que con Escocia hay muchos elementos además que seguramente implicarían mayor complementariedad. Yo creo que la discusión en Escocia es una discusión de grado. Hoy Escocia tiene su propio gobierno Ejecutivo, su gabinete de ministros, tiene su parlamento local como lo tiene Gales. Pero al mismo tiempo participa a través de sus parlamentarios en el parlamento británico. El cambio fundamental que se produciría es que con la independencia, Escocia ya no quedaría subordinada a las decisiones del gobierno británico y no tendría representación en el parlamento británico. Por lo tanto, se jerarquizarían sus propias instituciones, su primer ministro, su gabinete, su propio parlamento. Yo no visualizo cómo eso podría generar situaciones irreversibles de tensión con el Reino Unido o con el gobierno británico.
Lo que sí se visualiza es un imperio en decadencia. Lo que venia quedando de la posición imperial del Reino Unido se visualiza que entra, que se encuentra en una profunda crisis. Que ni siquiera pueden mantener la unidad del reino que constituyeron hace ya varios siglos.
Creo que esto, en nuestro caso, para la Argentina, se conjuga la situación de decadencia del imperio con el anacronismo de la pretensión colonial británica en Malvinas. Lo cual debería llevar lógicamente, en algún momento, a que el Reino Unido acceda al planteo de dialogo y negociación por el tema de la soberanía.
P: ¿Por qué el Reino Unido se niega rotundamente al dialogo con Argentina habiendo precedentes de negociaciones durante gobiernos democráticos?
G.C.: Malvinas implica el mantenimiento de una posición estratégica del Reino Unido y de la OTAN en un área de importantes proyecciones para la economía y el comercio mundial. Es un paso entre dos océanos, la proyección sobre la Antártida y la presencia de recursos estratégicos como son los hidrocarburíferos y los mineros.
En segundo lugar, tengo la percepción de que el gobierno británico utiliza la situación de Malvinas como una distracción de sus propios problemas internos. Hemos visto cómo en los peores momentos de la economía británica de las últimas décadas, El Reino Unido subió el tono de confrontación con la Argentina, lo cual denota que es una temática utilizada a los efectos de distracción, reeditando lo que ya Margaret Thatcher hizo durante la guerra de Malvinas.
En tercer lugar, creo que hay un factor de lobby isleño muy importante, muy considerable. La presión no sólo de la población isleña sino de los actores económicos de las islas, particularmente de la Falkland Islands Company que adquirió capacidad de presión sobre el gobierno británico, una creciente capacidad de presión sobre el gobierno británico, y sobre el parlamento británico.
En ese contexto, creo que un debilitamiento de la posición internacional del Reino Unido probablemente, en algún momento, genere un escenario propicio para el dialogo que hoy se nos niega tan abiertamente. Creo que habría que situar la situación del resultado escocés en ese marco. Hasta qué punto el Reino Unido queda lastimado en su pretensión de mantener visos imperialistas. Y hasta qué punto esto a futuro podría generar un escenario distinto. Son todas especulaciones porque eso va a depender de la voluntad de los escoceses.
Periodista: ¿Cómo analiza el proceso de votación que atraviesa Escocia este jueves?
Guillermo Carmona: En primer lugar, hay que situar este referendum en una decisión del Reino Unido de avanzar en acuerdos previos con Escocia respecto de que se consultara a la población y esto es lo que se estará ejecutando. Por lo tanto, tiene el carácter de una decisión interna del propio Reino Unido. En segundo lugar, destaco que en el caso de Escocia se trata un estado que quedó incorporado al Reino Unido y que como tal constituía una unidad preexistente al propio Reino Unido; un pueblo con un territorio y con instituciones propias que quedaron subsumidas en una unidad mayor, el Reino Unido de Gran Bretaña.
En ese marco, resulta saludable que sean los ciudadanos de Escocia quienes decidan respecto del futuro de su independencia o no. Esto creo que es importante destacarlo, la preexistencia de un pueblo y una entidad nacional para no hacer paralelismos inadecuados con el caso, por ejemplo de Malvinas, en donde lo que tenemos es una población implantada, una población que ha sido parte de la estrategia colonialista británica sobre una porción del territorio argentino.
Personalmente, y en esto no comprometo ni a mi bloque ni mucho menos al gobierno de la presidente Cristina de Kirchner, tengo enormes simpatías con los planteos de independencia del pueblo escocés y muchas expectativas respecto de un voto afirmativo a partir de razones históricas. Escocia, ocurrió también con Irlanda, han sido pueblos sojuzgados por lo que fue una potencia imperial. Y, en ese contexto, creo que el planteo de los escoceses que están por el Sí implica una reivindicación de su propia historia de anhelo y aspiración de ser un estado independiente.
P: En caso de que triunfe el Sí en el referéndum, ¿cree que favorecería el reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas?
G.C.: Hay dos situaciones que hay que distinguir claramente. Una la que tiene que ver con procesos independentistas en estados europeos, por ejemplo, en el caso de España con Cataluña o con el país vasco. La Argentina sostiene con respecto a esos casos un criterio de integridad territorial por encima del criterio de autodeterminación.
Pero hay otros casos que tienen que ver con los procesos de descolonización. En los procesos de descolonización nosotros sostenemos claramente que se aplican conjugados el criterio de integridad territorial y el criterio de autodeterminación. No se puede relativizar el criterio de integridad en casos como el de Malvinas en tanto y en cuanto se desnaturalizaría el criterio de la descolonización de aplicarse el principio de autodeterminación. Diciéndolo más claramente: si vos tenés una población implantada, reconocerle el derecho de autodeterminación colisiona con el derecho de integridad territorial. En ese contexto, Argentina tiene una clara posición a favor de la descolonización y del reconocimiento de la autodeterminación para aquellos pueblos que pueden considerarse nativos u originarios y no poblaciones implantadas como es el caso de Malvinas.
P: Antes se refirió a Irlanda. Usted tuvo la posibilidad de estar en Irlanda donde se apoyó el reclamo argentino.
G.C.: He estado en la Republica de Irlanda y tuve la posibilidad de ver cómo un estado que logró su independencia del Reino Unido ha logrado establecer relaciones políticas, diplomáticas y económicas normales con el Reino Unido. Sí se mantiene un reclamo por Irlanda del Norte y un movimiento independentista en Irlanda del Norte, pero eso no quita que la Republica de Irlanda mantenga una fluida vinculación con el Reino Unido.
P: No se da ese aislamiento al que se hace referencia en el caso de Escocia...
G.C.: No. Creo que con Escocia hay muchos elementos además que seguramente implicarían mayor complementariedad. Yo creo que la discusión en Escocia es una discusión de grado. Hoy Escocia tiene su propio gobierno Ejecutivo, su gabinete de ministros, tiene su parlamento local como lo tiene Gales. Pero al mismo tiempo participa a través de sus parlamentarios en el parlamento británico. El cambio fundamental que se produciría es que con la independencia, Escocia ya no quedaría subordinada a las decisiones del gobierno británico y no tendría representación en el parlamento británico. Por lo tanto, se jerarquizarían sus propias instituciones, su primer ministro, su gabinete, su propio parlamento. Yo no visualizo cómo eso podría generar situaciones irreversibles de tensión con el Reino Unido o con el gobierno británico.
Lo que sí se visualiza es un imperio en decadencia. Lo que venia quedando de la posición imperial del Reino Unido se visualiza que entra, que se encuentra en una profunda crisis. Que ni siquiera pueden mantener la unidad del reino que constituyeron hace ya varios siglos.
Creo que esto, en nuestro caso, para la Argentina, se conjuga la situación de decadencia del imperio con el anacronismo de la pretensión colonial británica en Malvinas. Lo cual debería llevar lógicamente, en algún momento, a que el Reino Unido acceda al planteo de dialogo y negociación por el tema de la soberanía.
P: ¿Por qué el Reino Unido se niega rotundamente al dialogo con Argentina habiendo precedentes de negociaciones durante gobiernos democráticos?
G.C.: Malvinas implica el mantenimiento de una posición estratégica del Reino Unido y de la OTAN en un área de importantes proyecciones para la economía y el comercio mundial. Es un paso entre dos océanos, la proyección sobre la Antártida y la presencia de recursos estratégicos como son los hidrocarburíferos y los mineros.
En segundo lugar, tengo la percepción de que el gobierno británico utiliza la situación de Malvinas como una distracción de sus propios problemas internos. Hemos visto cómo en los peores momentos de la economía británica de las últimas décadas, El Reino Unido subió el tono de confrontación con la Argentina, lo cual denota que es una temática utilizada a los efectos de distracción, reeditando lo que ya Margaret Thatcher hizo durante la guerra de Malvinas.
En tercer lugar, creo que hay un factor de lobby isleño muy importante, muy considerable. La presión no sólo de la población isleña sino de los actores económicos de las islas, particularmente de la Falkland Islands Company que adquirió capacidad de presión sobre el gobierno británico, una creciente capacidad de presión sobre el gobierno británico, y sobre el parlamento británico.
En ese contexto, creo que un debilitamiento de la posición internacional del Reino Unido probablemente, en algún momento, genere un escenario propicio para el dialogo que hoy se nos niega tan abiertamente. Creo que habría que situar la situación del resultado escocés en ese marco. Hasta qué punto el Reino Unido queda lastimado en su pretensión de mantener visos imperialistas. Y hasta qué punto esto a futuro podría generar un escenario distinto. Son todas especulaciones porque eso va a depender de la voluntad de los escoceses.
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