Tomado de:
Héctor Areyuna S. | Martes 16 de septiembre 2014 21:09 hrs.
La deforestación de la Selva Amazónica es un tema evitado en
el proceso eleccionario de Brasil, pese a que recientes estudios muestran que
la devastación del gran pulmón verde de América se ha acelerado. Esta omisión
política se suma a las críticas existentes a los gobiernos progresistas de la
zona que han mantenido el extractivismo como motor de desarrollo.
El Instituto Nacional de Investigaciones Especiales de Brasil
(INPE, su sigla en portugués) dio a conocer que el territorio amazónico de ese
país perdió entre agosto de 2012 y julio de 2013 casi seis mil kilómetros
cuadrados de cobertura vegetal, un área 29% superior a la devastada en los doce
meses anteriores.
Este aumento en la devastación en la mayor selva tropical del
mundo terminó con un ciclo de cuatro años consecutivos de disminución de la
tala. Sin embargo, el área destruida en el año pluviométrico concluido en
agosto de 2013 es la segunda menor desde que la desforestación se mide con la
ayuda de imágenes de satélite, en 1988.
No hace falta investigar mucho para recordar la relevancia de
esta eco región que involucra a varios países de Suramérica. Tiene una
importancia fundamental en la lucha contra el cambio climático, pero además la
destrucción de la frondosa selva ha ido arrinconando y desplazando a pueblos
indígenas en aislamiento voluntario que la habitan.
Si bien, la deforestación es un tema antiguo, hoy persisten
nuevas amenazas para la zona además de la agroindustria de gran escala y la
ganadería, como la explotación petrolífera en Ecuador y Perú, la minería y los
proyectos energéticos y de conectividad en Bolivia.
Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos
Ambientales (OLCA), lamentó que gobiernos progresistas como el de Evo Morales
en Bolivia, el de Rafael Correa en Ecuador o el del Partido de los Trabajadores
de Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, hayan mantenido políticas
neoliberales basadas en el extractivismo.
Son parte de las políticas que lamentablemente los gobiernos
progresistas han mantenido en nuestra región. Si bien se avanza en algunas
políticas de democratización y sociales, eso se está haciendo hipotecando en el
largo plazo. Es una preocupación grande de las organizaciones socioambientales.
Nos preocupa lo que pasa hoy pero también lo que hacemos hoy y tiene
repercusiones en el futuro.
La situación de desprotección se da, al menos en Brasil, en
el marco de la discusión política previa a las elecciones presidenciales que el
país enfrentará en octubre y que tiene como principales candidatas a la actual
Mandataria Dilma Rousseff y a Marina Silva ecologista y aspirante del Partido
Socialista.
Según el analista político Raúl Sohr, también experto en
temas medioambientales, la situación de la Amazonía no es un tema obligado que
se trate en el proceso eleccionario.
Sohr expresó que a las grandes masas de votantes preocupan
inmediatamente los subsidios de vivienda, sobre todo en el nordeste; o la
situación de los movimientos sin tierra.
Sin embargo, a nivel estatal e incluso de las grandes élites,
la preocupación asciende ante la propuesta de Estados Unidos de
internacionalizar la selva.
Estados Unidos ha planteado que si Brasil no protege esa
región se podría discutir sobre la internacionalización, y hacerlo una reserva
internacional que vele y cautele que no va a ser destruida, dado el inmenso
impacto que tiene sobre el clima del planeta. Esto naturalmente ha alarmado a
los brasileños que no quieren ninguna intervención foránea en esa zona clave de
su país y en forma gradual sus gobiernos han ido tomando más en serio el tema.
Por su parte, el analista internacional Pablo Jofré, asegura
que este tema cobra relevancia al haber sido Marina Silva ministra del
Medioambiente precisamente durante los gobiernos del PT.
Hay que recordar que ha sido bajo el gobierno del “petismo”
donde se ha logrado una mayor reversión en la deforestación. Marina Silva fue
ministra de Ambiente del petismo, no ha surgido porque sí. Es una muestra clara
que Marina Silva sus declaraciones las hace en virtud de esta candidatura
presidencial, sin considerar que su campaña y su trabajo medioambiental tuvo
mayor figuración y presencia justamente cuando fue ministra del Gobierno del
PT.
Las elecciones, tendrán otro agregado en la discusión
relacionada a las políticas ambientales, ya que el oficialista Partido de los
Trabajadores ha iniciado una campaña, encabezada por Lula Da Silva, en defensa
de la política petrolífera emprendida por el Gobierno de Dilma Rousseff.
La candidata socialista, por su parte, ha cuestionado la
dirección de la estatal Petrobras y ha propuesto políticas de energía limpia
basadas en el uso del alcohol.
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