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Tomado de:
BRASIL
PORTO VELHO, Brasil, feb (IPS) -
"Quizás sea la maldición de Rondônia", ironizó Ari Ott, al referirse
a los problemas de arranque de la primera turbina de la Central Hidroeléctrica
de Santo Antônio, con la que se quería poner en marcha en Brasil el nuevo ciclo
de grandes proyectos energéticos amazónicos.
El gigantesco aparato, hecho para
generar 71,6 megavatios, se calentó demasiado en las pruebas iniciales en
diciembre y exigió reparaciones que retrasaron por lo menos tres meses el
inicio de sus operaciones, ahora anunciado para fines de marzo.
El profesor Ott, de la Universidad
Federal de Rondônia, dijo que esos problemas eran "un mal agüero"
para las 44 turbinas a instalarse a lo largo de cuatro años en el complejo
sobre el río Madeira a cargo del consorcio Santo Antônio Energia, conformado
por las firmas Odebrecht, Andrade Gutiérrez y otros inversionistas.
Precisamente, el uso de turbinas del
tipo bulbo y de alta potencia es una innovación en ríos amazónicos, adecuada a
la baja declinación y flujo intenso del Madeira. En Santo Antônio, las aguas caerán
desde solo 13,9 metros.
La duda de Ott es si esas máquinas
soportarán los abundantes sedimentos de este río, que es "joven, de lecho
aún indefinido", y que arrastra gran cantidad de árboles en sus aguas.
"Cuando me bañaba cerca de la
cascada Santo Antônio, llevaba días librarme del polvo fino que penetra en los
poros", recordó Ott, un médico y antropólogo de evidente ascendencia
alemana y testigo de las transformaciones que vivió Rondônia en las tres
últimas décadas.
Es prácticamente imposible que los
responsables de una obra que requiere casi 9.000 millones de dólares de
inversión cometan tal falla técnica y la repitan en otro proyecto similar como
es la hidroeléctrica de Jirau, en construcción 110 kilómetros hacia el sudoeste
en el mismo Madeira. Ambas se basaron en estudios sedimentarios, aunque cuestionados por ambientalistas.
Pero la "maldición de Rondônia", que condenaría al
fracaso los grandes proyectos locales, proviene de los orígenes de ese estado
de la Amazonia, en el noroeste de Brasil, explicó.
Porto Velho, la capital estadual,
nació de un campamento de trabajadores que construyeron, entre 1907 y 1912, el
Ferrocarril Madeira-Mamoré, para transportar el látex, la materia prima del
caucho natural extraída de las "seringueiras" (Hevea brasiliensis),
árboles nativos y dispersos, cuya exportación hacía prosperar la Amazonia de
Brasil y de Bolivia.
La vía natural de salida de estas
actividades era el extenso río Madeira, que desemboca en el Amazonas para luego
llegar al océano Atlántico.
La cuenca superior del Madeira abarca
el centro y norte de Bolivia, el sudeste de Perú y el oeste de Brasil. Pero
tiene un tramo no navegable, arriba de Porto Velho hasta Guajará-mirim, por lo
cual se instaló esta línea férrea de 366 kilómetros de largo, entre bosques y
pantanos.
Con su construcción se cumplió un tratado
firmado con Bolivia en 1903, compensando a ese país por el territorio
conquistado por brasileños en el pasado y que originó el estado de Acre.
Pero esa gigantesca obra, máxime para
la época, costó miles de vidas de trabajadores venidos de todos los
continentes, principalmente de las Antillas colonizadas por los británicos. Las
enfermedades tropicales, como el paludismo y el beriberi, diezmaron esa mano de
obra, matando o incapacitando temporalmente a la mayoría pocos meses después de
llegar y obligando a su reemplazo constante.
La tragedia incluyó una crueldad histórica. El ferrocarril se inauguró cuando empezaba la decadencia del caucho amazónico ante los bajos precios de la producción asiática, más competitiva y en rápida expansión, gracias a los monocultivos de la "seringueira" a partir de plantones llevados por los británicos de Brasil a Malasia.
La tragedia incluyó una crueldad histórica. El ferrocarril se inauguró cuando empezaba la decadencia del caucho amazónico ante los bajos precios de la producción asiática, más competitiva y en rápida expansión, gracias a los monocultivos de la "seringueira" a partir de plantones llevados por los británicos de Brasil a Malasia.
Sin viabilidad económica, el
ferrocarril sufrió interrupciones en su puesta en marcha, conflictos con los
exportadores y el abandono en 1931 por parte de la concesionaria Madeira-Mamoré
Railway de capitales estadounidenses y europeos. Continuó, de modo
intermitente, hasta 1972 gracias a los esfuerzos del gobierno de Brasil.
Algo similar ocurrió con la
implantación de 1.786 kilómetros de línea telegráfica hasta Porto Velho, otra
epopeya liderada por el entonces comandante Cándido Rondon, un héroe nacional
posteriormente elevado a mariscal del ejército y homenajeado con el nombre del
estado de Rondônia.
Sus expediciones sufrieron, además
del paludismo y otras enfermedades, numerosos ataques de indígenas. Su actitud
de nunca contraatacar, sino de buscar el contacto pacífico, inspiró la política
de protección a los pueblos aborígenes en Brasil.
Pero cuando Rondon llegó con sus
cables a Porto Velho en 1914, ya se había inventado el telégrafo inalámbrico,
recordó Ott. Así, los trabajadores que tendieron la línea y operaban los
puestos telegráficos "quedaron abandonados a su suerte por décadas",
sobreviviendo "a la manera indígena", de la caza y de la pesca,
acotó.
Sin embargo, la línea no fue una obra
inútil, porque el sistema inalámbrico no resultó eficaz en el clima amazónico,
contrarrestó Carlos Muller, un periodista que investigó la historia de las
telecomunicaciones brasileñas para su doctorado.
Muller explicó que, además, el
telégrafo preparó la ruta por donde, cinco décadas después, avanzaría la
carretera que conectó Rondônia con el centro del Brasil.
Pero esa misma carretera, la BR-364,
se convirtió en eje de la expansión agrícola a partir de los años 70, con el
consecuente incremento de la deforestación, de los conflictos por el
acaparamiento de haciendas, de la emigración desordenada, la matanza de
indígenas y de la invasión de sus tierras ancestrales, especialmente en Rondônia.
Ese proceso se agravó en los años 80 al pavimentarse la carretera, un ejemplo destacado de los proyectos desastrosos financiados por el Banco Mundial, que se intentó corregir en las décadas siguientes con el Plan Agropecuario y Forestal de Rondônia, con objetivos ambientales.
Ese proceso se agravó en los años 80 al pavimentarse la carretera, un ejemplo destacado de los proyectos desastrosos financiados por el Banco Mundial, que se intentó corregir en las décadas siguientes con el Plan Agropecuario y Forestal de Rondônia, con objetivos ambientales.
La central hidroeléctrica de Samuel,
construida entre 1982 y 1989 en el río Jamari, afluente del Madeira, es otra
obra maldecida como un desastre ecológico. Inundó 540 kilómetros cuadrados para
generar 216 megavatios. A modo de ejemplo comparativo: Santo Antônio inundará
35 por ciento menos y tendrá una capacidad de generación 14,5 veces mayor.
Los "garimpos" (minería
informal) de oro y casiterita también tuvieron una intensa actividad, que
dejaron más llagas sociales y ambientales que beneficios en muchos lugares del
estado.
Como profesor, Ott estudia y orienta
investigaciones universitarias sobre los impactos de la invasión de Rondônia en
la salud de los indígenas, ya en el tercer ciclo.
Después de enfermedades contagiosas,
como sarampión y varicela, vinieron las "modernas", como cáncer,
diabetes, cardiopatías y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y,
ahora, las "patologías sociales", como homicidios frecuentes,
alcoholismo y violencia doméstica, "antes impensables en las aldeas
indígenas", señaló.
El estupro, ahora común, no existía
en una cultura en que el varón "era un caballero" en los ritos
sexuales, dejándole a la mujer la iniciativa de decidir el momento de la
penetración, destacó el médico antropólogo.
Ott se venga de la actual invasión de
las centrales hidroeléctricas, poniendo énfasis en los retrocesos que debe
hacer la empresa en las negociaciones con los indígenas afectados
indirectamente.
El grupo karitiana, que
"vive bien" en su reserva a 90 kilómetros de Porto Velho, se dio
cuenta de que Santo Antônio Energia, el consorcio que construye la central,
ofrecía compensaciones a cada aldea. Ante esa evidencia, triplicaron sus aldeas
y obtuvieron más camionetas que las previstas inicialmente.(FIN/2012)
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