domingo, 26 de julio de 2009

Gibraltar: soberanía no, problemas sí


Tomado de:
http://www.abc.es/20090726/nacional-nacional/gibraltar-soberania-problemas-20090726.html

LUIS JUNCAL MADRID

La decisión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de abrir un Foro de Diálogo con el Reino Unido, en el que Gibraltar figura al mismo nivel que Madrid y Londres no ha evitado que a lo largo de los últimos cinco años hayan proliferado los incidentes relacionados con el Peñón. España se ha visto obligada a protestar en numerosas ocasiones por actuaciones que afectan a la histórica reivindicación española de la soberanía de Gibraltar, mientras británicos y gibraltareños han disfrutado de sus mejores momentos.


La apuesta propiciada por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, de optar por buscar acuerdos de cooperación, aparcando las reclamaciones sobre la soberanía han tenido dos consecuencias políticas. La primera, que los Gobiernos de Tony Blair y Gordon Brown en el Reino Unido han estado bastante más tranquilos sin que España les hayan presionado para negociar posibles soluciones al contencioso. La segunda, que las autoridades de las colonia británica han vivido sus mejores años hasta llegar al culmen de su satisfacción organizando la reciente reunión del Foro Tripartito de Diálogo en todo lo alto de la Roca.


Submarinos y rellenos

En diciembre de 2004, España y el Reino Unido acuerdan impulsar un Foro de Diálogo en el que Gibraltar goza de las mismas condiciones y en el que el objetivo principal es mejorar la cooperación entre el Peñón y el Campo de Gibraltar, adoptando medidas que resulten beneficiosas a uno y otro lado de la verja. De esa forma se llegará a los acuerdos de Córdoba en septiembre de 2006, entre los que figuran el uso conjunto del aeropuerto del Peñón, el pago de pensiones a españoles que estuvieron empleados en Gibraltar, la mejora del tránsito de la verja y la modernización de las telecomunicaciones.


Sin embargo, para entonces, España ya había tenido que protestar ante Londres en febrero de 2005 por la llegada al puerto gibraltareño para ser reparado del submarino nuclear «Sceptre», algo que recordó que en mayo de 2002, otra nave de ese tipo -el «Tireless»- se pasó un año averiada en el Peñón.


La disputa sobre las aguas en torno al Peñón, reclamadas por los gibraltareños, están en el centro de muchos de los conflictos.


También en 2005 se produjeron las protestas de España porque Gibraltar estaba llevando a cabo rellenos de arena en la zona este, en aguas españolas, con el fin de levantar un complejo residencial y turístico. Aunque esas protestas se han ido reiterando, Gibraltar, que no tiene ya casi terreno para crecer, ha continuado, como denunció ABC, llevando a cabo sus proyectos, argumentando que España no tiene la soberanía sobre esas aguas.


Precisamente, la disputa sobre las aguas que rodean al Peñón hasta las tres millas ha estado presente en bastantes de los incidentes que se han registrado en estos años. El pasado martes, el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, aprovechó para enseñárselas desde el mirador de la cima de la Roca a Moratinos y su colega británico, David Miliband. España no reconoce la soberanía del Reino Unido sobre esas aguas, porque en el Tratado de Utrecht de 1713 sólo se cedieron las interiores del puerto. Gibraltar, por su parte, viene actuando desde hace tiempo como si la jurisdicción sobre las aguas fuera suya.


El «New Flame»


Así, cuando el buque chatarrero «New Flame» -que había naufragado en agosto de 2007 frente a la costa de Algeciras, a media milla de Punta Europa, en Gibraltar-, comenzó a hundirse en febrero de 2008, España tuvo nuevamente que quejarse ante los británicos porque los gibraltareños se opusieron a la actuación de los servicios de socorro españoles, lo que hacía temer la extensión de vertidos a las playas cercanas.


Precisamente la cooperación conjunta para los casos de accidentes marítimos que pueden afectar al medio ambiente es uno de los acuerdos alcanzados en reunión del Foro Tripartito celebrado esta semana en Gibraltar, aunque todavía debe ser estudiada su puesta en marcha, tras haberse dejado claro que esa colaboración no afectará a las reivindicaciones en torno a las aguas.


Esas mismas aguas han estado en el centro de la discrepancia que hizo peligrar la celebración del citado Foro. Después de que Londres declarará en la Unión Europea una zona en torno al Peñón como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) para proteger ese hábitat natural, España declaró otro LIC más amplio, denominado «Estrecho Oriental», que englobaba el anterior. Los británicos no advirtieron a tiempo la maniobra española y Gibraltar ha presentado un recurso ante el Tribunal de las Comunidades Europeas, en el que hasta ahora no ha sido secundado por Londres.


La visita de Ana de Inglaterra y la forma en que se firmó un acuerdo fiscal con EE. UU. provocaron las últimas quejas.


De igual modo, esas aguas han sido testigos de incidentes entre patrulleras de la Guardia Civil que se han visto frenadas en su persecución de presuntos contrabandistas por lanchas de la Policía gibraltareña.


El acuerdo fiscal con EE. UU.
A todo ello hay que añadir otros dos casos que provocaron el malestar español. En marzo de este año Moratinos transmitió a Miliband el malestar español por la visita de la Princesa Ana de Inglaterra al Peñón para inaugurar un hospital que lleva su nombre y que está construido sobre el Istmo, usurpado a España en el siglo XIX.


Un mes más tarde, la protesta española se dirigió no sólo a Londres, sino también a Washington, por la escenografía con que se firmó un acuerdo de transparencia fiscal entre Gibraltar y Estados Unidos: ante las banderas de ambos, como si los gibraltareños pudieran firmar como un Estado soberano y no por delegación británica.

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