domingo, 17 de agosto de 2008

Prohibido olvidar. Gustavo Linares Benzo

El 2D Venezuela volvió a ser la primera democracia de América Latina

El viernes hace un año que el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, presentó ante la AN su proyecto de reforma constitucional. En evento venturoso para la nación, el pueblo la derrotó y Venezuela siguió siendo una democracia. Pero la derrota no puede relegar al olvido el documento -y sus intenciones- más tenebroso de nuestra historia, comparable con el Decreto de Guerra a Muerte o el laudo que nos quitó la Guyana Esequiba.El objetivo principal de la reforma era la presidencia vitalicia de Chávez. Antes de analizar ese regreso a las tiranías anteriores a 1958, hay que centrarse en la frase más terrible del proyecto, el sustrato más profundo del chavismo. En la reforma del artículo 136, se expresa lo siguiente: "El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce directamente a través del Poder Popular. Éste no nace del sufragio ni de elección alguna, sino de la condición de los grupos humanos organizados como base de la población". Esta es el alma de Chávez: no la democracia, el sufragio o la elección, sino unos iluminados que dirigen a los otros, quieran o no. Estos "grupos humanos organizados" son tales siempre y cuando lo apoyen y sean fieles seguidores de la religión socialista, credo secular que funciona teológicamente.
Por ello es coherente y lógico que la reforma se aplique con absoluta independencia del resultado del referendo, o que la Sala Constitucional haya repetido la teoría de Delgado Ocando: "El derecho es una teoría normativa puesta al servicio de una política" (Sent. del 05-08-08, caso Xiomara Lucena, es decir, el espaldarazo a la lista Russián). La Constitución ya no es lo que inventó con ese nombre, una política limitada por el derecho, sino un simple manual de tiranos, sean una persona, un partido o una raza. Así de sencillo.
La reforma constitucional fue un intento de establecer en América Latina una legitimación mística del poder, distinta a la voluntad popular, cuyo único éxito en el hemisferio lo tuvo Fidel Castro, único éxito que necesita prohibir a sus habitantes que se vayan y éstos deben ahogarse en el mar Caribe como único derecho de libre tránsito que garantiza la Constitución cubana. Legitimación mística, al decir de Octavio Paz, una fe, una ideología, una raza que funcionan todas exactamente igual en política: aunque todos estén en desacuerdo, están equivocados, son herejes o cismáticos, deben ir a la hoguera (hoy en forma de resoluciones de la Contraloría o de apartheid contra los firmantes).
El presidente Caldera dijo una vez que "el pueblo no se equivoca". El presidente Chávez lo parafrasea "el pueblo no se equivoca si se me somete": la victoria de mierda. Aún así, las victorias han continuado: el curriculo bolivariano, la ley sapo, el abandono de las FARC y pareciera que continuará hasta noviembre y más allá, con el voto castigo que patentó la democracia venezolana hace cincuenta años. Hasta ahora, el presidente Chávez teme al poder de los votos, aunque en el documento más solemne de su gobierno los desprecie sin rubor. Es lo único que todavía respeta, porque el Derecho está al servicio de la política, según el credo oficial.
El 2D Venezuela volvió a ser la primera democracia de América Latina, frente a los novatos del resto del continente. Ya volverá el Derecho, también.
glinares@cjlegal.net

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