Si alguna ventaja tiene quien escribe es que deja por allí
regadas, aunque sea broza en prosa, para si no para la posteridad, si pruebas
para poder respaldar que aquello dijo o sostuvo. No lo deja en manos de la
gente, memoria individual o colectiva que suele olvidar y escudarse "en
verdad no recuerdo", si no es que se niega contundentemente lo que en
realidad se dijo o sucedió. Lo que no necesariamente mal habla de quienes esta
actitud asumen, pues eso está asociado a la "fragilidad" de la
memoria.
Digo lo anterior para repetir ahora que siempre estuve en
oposición del gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez y lo que ahora pueda
decir no significa un respaldo a ese "Mandatario", en este caso la
palabra está como muy bien utilizada, sino un reconocimiento a lo verdadero.
Aquel gobierno tuvo una mejor escuela, quizás muy buena, y justamente por eso,
en buena medida le tumbaron los estudiantes.
He observado, y esto lo dice un docente de larga vida, que en
los últimos cuarenta años, el Esequibo, cuando más, no ha sido sino una especie
de "moco de pavo", algo mórbido, anexado a lo que bien se define como
presunto y "verdadero territorio" nacional, pegado a nuestro mapa. Es
decir, el mejor de los mapas, pone al Esequibo hasta como una entelequia o algo
que fue y pudo haber sido, pero que no es; tan es la poca fuerza que el mapa
transmite, esa forma de concebir el asunto. Parece ese pegamento difuso, como
un "bacalao", sobre el hombro de un hombre cansado que se escora cual
barco a la deriva. No hay en él, nada convincente ni que entusiasme al
venezolano, sobre todo a los jóvenes.
Nombré a Pérez Jiménez, porque bajo su férrea dictadura, a
nosotros, los jóvenes estudiantes de la época, nuestros maestros nos enseñaron
los motivos del conflicto fronterizo en detalle, la falsificada línea
"Schomburk" y el principio determinante que siendo nuestro territorio
el mismo de la Capitanía General de Venezuela para 1810, el Esequibo era
entonces de manera indiscutible Venezolano y que la apropiación indebida de ese
territorio por Inglaterra, bajo ninguna circunstancia negaba nuestro derecho y
soberanía sobre él. Contrario a la idea que pregona Granger, presidente de
Guyana, según la cual nuestro derecho aparece algo más difuso por el tiempo y
la débil insistencia. Y periódicamente, en aquella extraña ciudad mansa en que
se convirtió Cumaná después de la guerra de independencia, quizás por tanto
guerrear y sufrir los azotes de los enemigos de la independencia, hacíamos por
nuestra cuenta y en veces guiados por docentes como Fermina Álvarez, jornadas
de propaganda para dejar constancia que el Esequibo es nuestro. Todavía
recuerdo aquel excelente ejercicio que consistía en comparar los límites según
la línea trazada por el agente británico y los correspondientes a la Capitanía
General de Venezuela, para dejar clara la idea acerca del territorio que se
intentaba e intenta despojarnos.
Esa concepción bolivariana de la unidad latinoamericana que
es ahora, como debió serlo antes también, nuestra adorada y ansiada barrera
contra el avance del capitalismo arropante, arruinador de las economías
pequeñas y arrogante, lleno de racismo, fue manejada por nuestros gobiernos,
los de antes, de todo el siglo 19, 20 y hasta el 21, de manera ingenua. Un
amigo entrañable, izquierdista de la vieja escuela, solía decir cuando
escuchaba la expresión "nuestros hermanos colombianos", sin dejar de
sonreír: "Si pero en esa relación los hermanos somos nosotros". Esta
anécdota, si se quiere, refleja la vieja política "latinoamericanista"
nuestra. Tanto que, gran parte del pasivo social de América Latina y sobre todo
de los vecinos y más cercanos a nuestras fronteras, por años lo hemos recogido
nosotros. Volveré a recordar como la guerrilla colombiana de nuestro tiempo,
hoy FARC, nos llamaban a nosotros con una expresión contraída, creo era
"Venoco", con la que quería decir "venezolanos coños de
madre", y ella era parte de la izquierda de aquel país.
Sólo Chávez, por adherir los principios bolivarianos, que se
enlazaron con las luchas antimperialistas, quiso darle un contenido más
profundo, menos populista, sensiblero o ajeno "al papel de pendejos",
que según muchos hemos jugado, a esa relación y tradicional conducta solidaria
y de buena fe del venezolano que es, con orgullo, una herencia de los libertadores.
No dejo de pensar, en el Mariscal Sucre, aquel carajito, muchachito, casi un
infante, que deja la bucólica Cumaná de su tiempo, para irse a combatir allá
lejos, donde se devuelve el viento y alto, tanto como para tocar el cielo. ¡Y
miren qué lo tocó! Aunque con los suyos, en los días de diciembre, no dejó de
cantar:
"¡Ay Cumaná! ¡Quién te viera!"
No quiso la dichosa fortuna, para decirlo a lo clásico, que
"Toñito" pudiese volver a su tierra a recorrer la vieja ciudad con
sus amigos, como tanto ansió.
Eso, la unidad continental, soñó y adelantó Chávez, allí
están el ALBA, CELAC, PETROCARIBE y tantas cosas en esa materia que conocemos.
Pero aun así, por esa misma solidaridad, buena fe, cariño por los hombres de
nuestro continente, el propio presidente Chávez, no puso sobre el Esequibo la
atención a que nos obligaba la rapacidad capitalista. Claro, le excuso, cuando
le pienso, como Bolívar, intentando construir la Gran Colombia, la unidad
latinoamericana de ahora para contener al imperialismo, sobre todo en la era Bush,
nada distinto por supuesto a la Obama, tratando de encontrar puntos de unión y
"archivando", "por ahora", aquello que podía engendrar
divisionismo. Por eso, le excuso, como no lo hago con los anteriores
gobernantes de mi país desde que iniciamos la reclamación.
Pero hagámonos una pregunta. ¿La parte del pueblo venezolano
que conforman los grupos etarios dentro de lo que podríamos llamar la juventud,
está suficientemente informada, como lo estábamos los estudiantes del liceo
Antonio José de Sucre de mi tiempo? ¿Han aprendido lo suficiente, cuanto de
valor hay en ese territorio, ligado a la soberanía, sobre todo en lo relativo
al intento de despojo del imperio Británico? Creo que no. Si algo dejamos, para
que ellos pudieran preguntarse el significado, fue apenas ese "moco de
pavo" frío y como bamboleante, pegado a nuestro mapa.
Por años, hemos venido dándole largas al asunto, tanto que el
presidente Caldera, en su momento, para quitarse aquel fastidio o incordio de
encima, firmó un tratado que pospuso por largo tiempo la discusión de la
materia y después de vencido éste, los gobiernos siguientes optaron por ver el
"moco de pavo" como una reliquia o quizás pústula que era mejor no
jorungar. Repito, el único que tuvo motivos, "en cierto modo" para
hacer lo que hizo fue el presidente Chávez.
Pero resulta que cuidando la tranquilidad para la obra
grande, aquella que debía contener al enemigo gigantesco, este que no cesa, se
nos "metió por los palos", como dicen los hípicos. El despojo
británico, y no es cosa azarosa ni de pura coincidencia, sino muy natural,
tiene ahora su intento de remate con la intromisión del capital gringo, como
debieron prever nuestros gobernantes, a través de la Exxon-Mobil.
La posibilidad que el Esequibo tiene de energía, aparte de
otras riquezas, era nada difícil preverlo o saberlo. He dicho muchas veces que
los muchachos cumaneses de mi tiempo, desde hace algo más de cincuenta años,
sabíamos que en las costas sucrenses había una enorme riqueza oculta; esa de la
reserva de gas de las más grandes del mundo. En aquellos tiempos, llegaron a mi
noble pueblo, unos cuantos jóvenes ingenieros, militares y pilotos gringos a
estudiar el área. Cumaná era el centro del cual operaban. Nuestras muchachas
que, hicieron amistad con los extraños, les sustrajeron el secreto. Entonces no
sabíamos, exactamente si era petróleo o gas; aunque allí hay de las dos cosas.
La Exxon-mobil, más pragmática, menos soñadora y a quien le
importa un bledo la unidad nuestra o para mejor decirlo, la aborrece, se
aprovechó del "descuido" venezolano, actitud de buena fe, de esa
hermandad que tanto nos embarga por nuestros libertadores, para meterse en el
Esequibo, sin duda con una muy buena oferta a quien hubiese que hacerla para
que la República Corporativa de Guyana optase por violar no sólo el
"Acuerdo de Ginebra", sino la amistad que le hemos brindado por años.
No se trata pienso yo, de pedirle a ese vecino país y su gobierno, que acepte
nuestro reclamo y reconozca la soberanía venezolana sobre todo ese territorio,
sino que actuase conforme a la tradición, las buenas y generosas relaciones y
hasta la hermandad, en lo cual, aun tratándose de los gobiernos anteriores,
como hasta el de Pérez Jiménez, los venezolanos nos hemos desbordado; por
supuesto, sin dejar a un lado los compromisos que se derivan de los acuerdos
diplomáticos, en beneficio de la amistad que estamos obligados a profesarnos
por razones políticas, geográficas, históricas y el beneficio común.
Es el momento, no habrá otro, de retomar ese reclamo con la
fuerza debida sin obviar la necesidad de avanzar en la unidad latinoamericana y
mantener la paz entre nosotros, pues al capital imperial le encanta, es obvio,
miremos al medio oriente, "pescar en río revuelto". Esa fuerza
siniestra revuelve las aguas, es su natural comportamiento.
Antecedentes de la Crisis con Guyana
La verdad ante el reclamo la Guayana Esequiba y la
campaña psicológica de desinformación ante
la reclamación, reivindicación,
recuperación, integración, anexión, o
unificación de los territorios ubicados al Oeste del río Esequibo conocidos
como la Guayana Esequiba o Zona en
Reclamación por parte de operadores políticos funcionarios, asesores y consultores desatada por
cuestiones eminentemente ideológicas y
de poder .
¿A qué acuerdo llego el Presidente Hugo Rafael
Chávez Frías, ante la reclamación de la Guayana Esequiba? Parte I
¿A qué acuerdo llego el Presidente Hugo Rafael
Chávez Frías, ante la reclamación de la Guayana Esequiba? Parte. II
¿A qué acuerdo llego el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías,
ante la reclamación de la Guayana Esequiba? Parte. III y última
2005 La
Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico Simón Bolívar Primera Edición
Nota del
editor del blog:
Al referenciarse a la República Cooperativa de
Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al
oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en
Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los cuales el Gobierno
Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos
sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966
al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como
territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río
Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente
sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la
margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la
Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos
soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea
del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el
Océano Atlántico...”
LA
GUAYANA ESEQUIBA
http://laguayanaesequiba.blogspot.com/2008/01/la-guayana-esequiba.html
Terminología sobre cómo referenciar la
Zona en Reclamación-Guayana Esequiba.
Mapa que señala el
Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09
de Julio de 1968
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