http://www.ipsnoticias.net/2013/08/tapajos-la-batalla-decisiva-por-la-amazonia-se-puede-negociar-parte-ii/
Tomado de:
Mario Osava
entrevista a PEDRO BARA, de la Iniciativa Amazonia Viva de WWF
Los círculos
coloreados corresponden a los proyectos hidroeléctricos posibles para la cuenca
del río Tapajós. El color indica el grado de impacto que tendrá cada uno, desde
muy alto (rojo oscuro) hasta bajo (amarillo). Crédito: Cortesía WWF.
SÃO PAULO, 30
ago 2013 (IPS) - Todo indica que en la cuenca del brasileño río Tapajós se
peleará la batalla decisiva entre aprovechamiento hidroeléctrico y preservación
de la Amazonia. Allí están en juego un potencial de casi 30.000 megavatios (MW)
y una parte vital del bioma amazónico.
Ocho de las 42
centrales posibles en esa zona figuran en el plan gubernamental de expansión
energética hasta 2021.
Uno de los principales
tributarios del río Amazonas, en el norte de Brasil, el Tapajós y sus afluentes
conforman una región poco ocupada –solo un millón de habitantes en 50 millones
de hectáreas— respecto de otros sitios en los que se construyen
hidroeléctricas, como la de Belo Monte, en el río Xingú.
Pedro Bara
hablando ante activistas e indígenas. Crédito: Denise Oliveira/WWF Living
Amazon Initiative
Por eso el
gobierno de Brasil promete construirlas allí como se extrae petróleo en alta
mar: sin acceso terrestre, transportando personal, equipos y materiales por vía
área y reforestando después el terreno de los canteros.
Pero tales
plataformas no disuaden al pueblo
indígena mundurukú de luchar contra las represas en la Amazonia.
Además, hay
mucho oro y por tanto “garimpeiros” (buscadores de ese metal) en la cuenca del
Tapajós, cuya hidrovía, si es implantada, constituirá la mejor ruta de
transporte agrícola desde el estado occidental de Mato Grosso, el mayor
productor de soja en Brasil.
Según la filial del Fondo Mundial para la Naturaleza
en este país (WWF-Brasil), preservar un gran bloque y otras áreas de la cuenca,
dejando libre el río Jamanxim, uno de los grandes afluentes del Tapajós, es la
condición para conservar ecosistemas y especies indispensables.
WWF desarrolló
una metodología
para definir áreas ambientales prioritarias que, aplicada a la cuenca del
Tapajós, puede servir de base para negociaciones que superen los antagonismos y
conduzcan a mejores decisiones sobre las hidroeléctricas.
Es lo que
explica Pedro Bara, líder de Estrategia de Infraestructura de la Iniciativa
Amazonia Viva de WWF, en la segunda parte de esta entrevista con IPS. Lea la
primera parte aquí
y la versión completa en el blog
de IPS Noticias.
IPS: Ustedes
proponen conservar 30 por ciento de cada uno de los 423 ecosistemas terrestres
y 299 acuáticos identificados en la Amazonia, como base para negociar la
expansión hidroeléctrica sin pérdidas irrecuperables para el bioma. ¿Cómo se
aplica eso al Tapajós?
PEDRO BARA: En
la Amazonia, dado el poco conocimiento de toda su biodiversidad, hacemos
una aproximación. En el caso del Tapajós pudimos detallar un “arca de
Noé”, con 93 ecosistemas terrestres y 28 acuáticos, 46 especies de aves, 17 de
mamíferos y 37 de peces, además de 20 hábitat acuáticos, definidos por expertos
reconocidos mundialmente.
También se
analizó el uso del suelo, el avance de la agropecuaria y del “garimpo”, y se
concluyó que 22 por ciento del territorio ya está degradado. Pero las áreas
protegidas cubren también 22 por ciento y las tierras indígenas 20 por ciento.
La evaluación
contempla el tamaño de la represa, las unidades de conservación integral o de
uso sustentable y las tierras indígenas.
IPS: ¿Y a que
conclusiones se llegó con el empleo de la herramienta y los datos recogidos?
PB: Lo que
pretendemos conservar como mínimo es este gran bloque central (Bara muestra en
un mapa un área alrededor de la confluencia de los ríos Juruena y Teles Pires,
donde nace el Tapajós y donde se prevén por lo menos cuatro hidroeléctricas).
El bloque
central de la cuenca del río Tapajós, cuya conservación es vital. Los
triángulos negros indican las centrales hidroeléctricas planificadas. Los
colores celeste y azul indican el tamaño de los embalses. Crédito: Cortesía WWF
Las otras áreas
seleccionadas están marcadas por esas manchas verdes. Algunas centrales son
inaceptables, como Chacorão, pues queda dentro de la tierra indígena mundurukú.
IPS: Pero el
gobierno afirma que no inundará ningún territorio indígena.
PB: Es porque
no lo pone sobre la mesa ni lo incluyó en el Plan Decenal de Expansión de
Energía, pues teme reacciones. Pero los mundurukús están conscientes de eso,
por eso están reaccionando.
IPS: ¿Que otras
plantas son rechazadas por los criterios del modelo de WWF?
PB: La de
Escondido, inclusive porque inundará cerca de 1.000 kilómetros cuadrados, para
generar 1.248 MW. Es el doble del embalse de Belo Monte, que tendrá una
capacidad de generación casi 10 veces mayor.
Entre esas dos
están Salto Augusto y São Simão, también problemáticas por ubicarse en el
Parque Nacional de Juruena. Las cuatro están dentro del gran bloque central a
conservar.
IPS: ¿Pero el
gobierno aceptaría negociar São Luiz do Tapajós (6.133 MW), que es estratégica?
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PB: No, la Empresa de Pesquisa
Energética (EPE) ya dejó claro que, aunque considere excelente nuestra
herramienta, no negociaría São Luiz ni Jatobá. Con estas y algunas otras de
menor impacto se puede alcanzar la mitad del potencial de la cuenca sin
comprometer la diversidad biológica y cultural del gran bloque central. Hay
espacio para negociar.
IPS: El
presidente de la EPE, Mauricio Tolmasquim, declaró su adhesión al uso de la
herramienta para “preservar lo máximo posible” en el programa hidroeléctrico.
¿Hay señales de que el gobierno esté dispuesto a negociar?
PB: Faltan
elementos importantes para que la EPE preserve lo máximo posible mirando la
cuenca del Tapajós como un todo. Principalmente porque no todos los permisos
ambientales están en la jurisdicción federal y, sin articulación entre los
estados y la Unión, eso termina generando decisiones conflictivas.
Soy menos
optimista respecto de que el gobierno negocie un programa hidroeléctrico en
Tapajós. Creo que todavía prefiere una batalla por vez, aunque sea acumulando
desgastes.
Pero una
batalla por vez, sin saber hasta dónde se va, no contribuye a la vida de
aquellos que dependen de ríos libres y de la conservación de áreas críticas
como el bloque central de la cuenca del Tapajós.
Por otro lado,
hemos observado que un debate amplio y estratégico despierta cada vez más
interés de empresas y financiadores.
IPS: Pero los
indígenas, especialmente los mundurukús, quieren vetar las represas. ¿Le parece
posible convencerlos de negociar?
PB: Estamos en
proceso de acercamiento con los líderes indígenas. Son muchas aldeas, algunas
muy distantes entre sí, y existe un enorme desafío planteado al pueblo
mundurukú en cuanto a cómo organizarse frente a un gran proyecto que afecta su
territorio y que mueve grandes intereses. Ellos tienen que informarse,
comunicar, crear espacios participativos, deliberar.
Pero la
negociación dependerá, obviamente, de la buena voluntad del gobierno en aceptar
un diálogo que comienza por la aplicación de la Convención 169 de la
Organización Internacional del Trabajo, sobre consentimiento previo e informado
de las comunidades, pero que va mucho más allá.
IPS: ¿No
ayudaría tener planes de desarrollo consistentes para el territorio afectado?
PB: Pero es
necesario que se realicen mucho antes de las obras, no como en Belo Monte, que
ya tiene 30 por ciento de avance y el plan de desarrollo apenas comenzó.
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