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Notitarde/ ND
Mapa Oficial de la República de Venezuela
Tomado de:
Notitarde/ ND
21 Septiembre, 2011
“Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un
ejército que despojar a un miserable de su libertad”. Confucio (551 a.C. – 479
a. C.), filósofo chino.
El viernes 16 de septiembre el Comandante escribió su último
tweet: “Agárrame ese trompo en la uña a ver si tataratea! Tremendo discurso el
del Almirante Diego Molero! Valiente y Orientador en lo estratégico!”. Desde
entonces, guarda un silencio quimioterápico en Cuba. Pero acá en Venezuela, la
felicitación ha dolido a quienes aman a la Armada, a los oficiales que fueron
formados para servir al país y no a un hombre; duele en las costillas de los
ciudadanos que ven con rabia y dolor cómo la que debía ser el bastión de la
institucionalidad, del honor, del deber ser y sobre todo, de la defensa de
Venezuela y de los venezolanos, se prostituye ante una revolución que los
alimenta con los millones del país.
Cada vez más osados en su entrega a un proyecto político,
cada vez más violadores de los artículos 328 y 330 de la Constitución, que les
prohíbe expresamente estar al servicio de nadie que no sea la Nación
venezolana, ya se ha convertido en un espectáculo común ver a estos figurines
cuajados de chapitas de latón ganadas a punta de babosear la revolución,
pronunciar discursos de adhesión perruna a “su” Comandante en Jefe, ese mismo
que hizo su última aparición portando un uniforme de General Comandante inventado
por él, con los laureles invertidos y las brillantes botas militares trenzadas
con cuerdas rojas, tan rojas como la sangre de los 150.000 venezolanos que han
perdido la vida en estos doce años de crimen e impunidad.
Los tragicómicos desfiles militares con los soleados trepados
en los tanques en uniformes de utilería, son una costosa exhibición de culto y
jalamecatería de quienes saben que solo así obtienen cargos que en otras épocas
estaban reservados a los primeros de su promoción. El nuevo Comandante de la
Armada, VA Diego Molero Bellavia se graduó en la Escuela Naval de Venezuela en
1982 y ocupó el puesto 53 entre 56 cadetes. O sea, entre los últimos, entre los
peores, entre aquellos que nunca soñarían con las insignias del almirantazgo.
Pero él explicó muy bien en su discurso de juramentación el por qué de su
éxito: “Uno llega a estos puestos para servirle a la Revolución”. Amenazó a los
oficiales institucionales (o sea, los que respetan la Constitución)
diciéndoles: “quien en esta fila no piense o sienta en lo más profundo de su
ser esta vocación de servicio, le invito a buscar otro camino que no sea esta
Fuerza Armada revolucionaria, totalmente socialista y decididamente
antiimperialista”.
Para redondear la faena, se guindó a dos manos exclamando: “Mi
comandante en jefe, necesitamos de su liderazgo y de sus desinteresadas
gestiones para consolidar el socialismo y hacer de nuestra revolución el
sistema de vida de los que amamos la libertad”. Claro que este militar hizo
méritos revolucionarios para tal ascenso. Molero fue director de Inteligencia
Naval y en el año 2006, mi colega y amiga Marianella Salazar escribió lo
siguiente en su columna Artillería de Oficio en el Diario El Nacional:
“Relaciones peligrosas: la razón por la cual la Fiscalía Militar inició una
investigación penal en contra de más de 25 oficiales de la Armada por los
presuntos delitos de traición a la patria y espionaje se debe a las relaciones
que ellos mantienen con el agregado naval de la Embajada de Estados Unidos en
Venezuela, a quien supuestamente le suministran información. El director de
Inteligencia Naval, contralmirante Diego Alfredo Molero Bellavia, acompañado de
un fiscal superior militar efectuó personalmente los allanamientos”. Los
nombres de los oficiales allanados y las denuncias de los atropellos cometidos
contra sus esposas e hijos, reposan en tribunales militares durmiendo el sueño
de los canallas.
Molero también fue director de la Escuela Básica de la Fuerza
Armada, donde “profesionalizan” a los sub oficiales y en seis meses, según me
dicen, los hacen oficiales. Pero el caso de Molero es uno más, repugnante, pero
uno más dentro de esta desviada Fuerza Armada. El Ministro de la Defensa,
General Carlos Mata Figueroa, desde el año 2009 no deja de alabar la revolución
en cada una de sus apariciones públicas. En su ceremonia de juramentación, el
Comandante le pidió a su nuevo Ministro que siguiera dándole forma a “la nueva
Fuerza Armada Nacional socialista y antiimperialista, y continuar construyendo
el socialismo en la patria de Bolívar”, a lo que Mata Figueroa contestó “Lo
juro frente al pueblo y al líder de la revolución bolivariana”.
Estos militares pueden dar risa por sus noveleras actuaciones
pero es evidente que ellos pretenden infundirnos miedo. Como por ejemplo, cuando
Henry Rangel Silva, jefe del Comando Estratégico Operacional (y ex jefe del V/a
Molero) dijo que la Fuerza Armada no iba a permitir que los resultados
electorales fueran contrarios a la revolución. Por esta declaración infame el
Comandante lo premió nombrándolo General en Jefe. Este mismo señor es el
Comandante del Plan República y en la misma declaración de prensa que informó
que la Fuerza Armada se aprestaba para resguardar las elecciones del 7 de
octubre de 2012, habló del “proceso de transformación de la Fanb”. Imitando la
paranoia del alto Gobierno, aseguró que “Venezuela está preparada para hacer
frente a una invasión extranjera”.
Resulta que hay un Plan que se llama de Defensa Orinoco Sur,
que según Rangel Silva es “una práctica contra la invasión de tropas enemigas”.
Ni el Comandante ni sus soldados nos aclaran quién nos va a invadir, cómo,
dónde, cuándo y por qué. Cuando el Jefe decidió nombrar a Molero en la Armada
“para fortalecerla”, destacó que “su revolución no puede estar desarmada” ante
las agresiones que, a su juicio, recibe de Estados Unidos y la
“contrarrevolución” interna que “sigue líneas imperiales”. O sea, nos amenaza
abiertamente con las armas de la República, lo cual no es de extrañar de quien
las usó en 1992 contra un Presidente Constitucional.
Les voy a decir varias cosas a estos sargentos Papafrita: 1)
aquí nadie nos va a invadir, no tenemos enemigos como no sea en la imaginación
calenturienta de ustedes saben quién. 2) A Estados Unidos le sale más barato
comprarnos el petróleo que invadirnos (imaginen cuánto cuesta esa movilización
de portaaviones, soldados, tanques y misiles) así que sería bueno dejar de
hablar estupideces que nadie ni siquiera los chavistas, creen. 3) Los militares
deben regresar a sus cuarteles, dejar los cargos públicos a los civiles y
dedicarse a su función constitucional, que es preservar las fronteras, la
integridad territorial y la seguridad nacional. Por estar distraídos jugando
monopolio con sus juguetitos de guerra, han descuidado lo fundamental, lo que verdaderos
soldados estarían haciendo en estos momentos, que es ocuparse del caso de la
Guayana Esequiba, que está siendo entregada negligentemente por el Gobierno sin
que haya un solo oficial con mando que cumpla con su deber de defender el
territorio venezolano.
Ah, claro, para embraguetarse como verdaderos generales se
necesita mucho más que una chapita y un mecate. En vez de estar como García
Carneiro, poniendo los ojos en blanco mientras confiesa que “una de las
experiencias más hermosas es recibir instrucciones y órdenes del jefe de este
proceso revolucionario”, amárrense los pantalones, justifiquen sus soles,
defiendan a la República, que está a punto de perder un territorio que
históricamente le pertenece. Digo, si es que les duele Venezuela más que la
revolución.
Nota del editor del blog: Al referenciarse a la
República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de
territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de
Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de
febrero de 1966.
Territorios estos sobre los cuales el gobierno
Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos
sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966
al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como
territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del
río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva
expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana,
a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta
su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa
que señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial
mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968.
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