viernes, 21 de enero de 2011

Conflictos sudamericanos y acoso político


Tomado de:

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20110121/conflictos-sudamericanos-y-acoso-politico_109505_215082.html

Por Winston Estremadoiro - Columnista - 21/01/2011

Los conflictos, grandes y pequeños son una constante en el escenario hispanoamericano de América del Sur.

Ahí está la progresista Colombia, a la que no detiene ni la guerra contra la narcoguerrilla, ni el incómodo sándwich entre el buscapleitos del barrio –la Venezuela de Chávez-- y la versión Ivy League del socialismo del siglo XXI, el Ecuador de Correa. Tal vez por el chasco de la dictadura argentina, el dictador bolivariano no se mete con Guyana por el Esequibo. Entre Ecuador y Perú quedan los héroes muertos de cada país en la Cordillera del Cóndor.

El sur sudamericano es una taza de leche, pero a punto de hervir. Uruguay en pleito con Argentina por una papelera con tecnología finlandesa de punta en la orilla oriental de un río que los separa. Las afirmaciones de hermandad entre Argentina y Chile al zanjar colindancias en los hielos sureños, no logran ocultar rencores gauchos por la colusión de Albión y su émulo sudamericano, durante la aventura de los militares argentinos en las Malvinas.

La relación peruana con Chile sigue percudida de sangre vertida, oprobio sufrido y territorio perdido en la Guerra del Pacífico. La tercera en discordia, la enclaustrada Bolivia, es afectada en el actual diferendo sobre la línea imaginaria que marca el mar territorial, no por el pedazo de la torta piscícola de la Corriente de Humboldt. Si no es boliviano por lo menos en parte el mar territorial que hoy se disputan sus cancerberos, de poco serviría que se abriera el candado que puso Chile y la llave que guarda Perú desde 1929, relativos al acceso marítimo por el norte de Arica.

La Guerra del Chaco enfrentó a Bolivia y Paraguay en 1932-35. Fueron bravatas prometer sacar a chicote a los “pilas”: los “bolis” terminaron de espaldas a las serranías andinas. Aumentó la galería nacional de antihéroes –milicos cobardes o incapaces encumbrados a presidentes-- y la derrota se encubrió del eufemismo de haber preservado el petróleo, y el adversario duplicó el exiguo territorio que le había dejado la Guerra de la Triple Alianza.

Adviértase que hablé de países hispanoamericanos, no iberoamericanos. Porque Brasil, gigante de origen colonial portugués, es la excepción de tal panorama de conflictos. Su canciller de mapas y arreglos fronterizos –el Barón de Rio Branco-- terminó de mordisquear pedazos grandes y pequeños de sus vecinos, culminando un proceso histórico que convirtió a su país en dueño de la mitad del continente, a partir del pedazo de joroba sudamericana que Portugal tenía en el siglo XVI.

Me criticarán tamaño lienzo de conflictos sudamericanos, para derivar en la persecución política disfrazada de acoso judicial, como arma contra la oposición en Bolivia y los conflictos diplomáticos que ocasionan con las naciones vecinas.

Lo provoca el entrevero entre Paraguay y nuestra patria respecto al ex gobernador Mario Cossío, elegido en las urnas por el pueblo tarijeño, que fugó al vecino país ante el prospecto de ser defenestrado sin opción a caso de corte, y trasladado a La Paz enmanillado y encapuchado, a esperar las calendas griegas para ser juzgado por un tribunal quizá aleccionado. Ocasionó un viaje de la Ministra de Transparencia a Asunción, donde fue contraproducente su torpeza. Siguieron saetas vicepresidenciales y toma y daca de los presidentes. Ahora que Paraguay ha otorgado el estatus de refugiado político a Cossío, falta nomás que se movilice a la frontera chaqueña a los ponchos rojos afines al Gobierno.

Pronto escucharemos reverberos de que Brasil ha otorgado estatus de refugiado político al ex juez Luis Tapia Pachi, perseguido en Bolivia por declararse competente para conocer en Santa Cruz, donde ocurrieron los supuestos delitos, el caso de terrorismo que se ventila en la sede de Gobierno. Fue días después que los Wikileaks develaran que EEUU sospechaba que la célula “terrorista y separatista” de Rósza, como la llama el Gobierno, era un autoatentado para desinflar a los autonomistas cruceños, e insuflar el etnocentrismo colla en contra de los cambas. Hoy se presencia la sordidez de videos mostrando al infiltrado del Gobierno en el grupo terrorista asesinado, recibiendo una ponchada de verdes por sus servicios, amén de la conminatoria de que se haga gas de la escena nacional, porque se le desconocería.

Se aproximan las fiestas de Carnaval. Recuerdo las noches de baile y trago con alguna provocativa enmascarada. Enardecía hasta el momento culminante en que la “mascarita” rendía la capucha (y con suerte, el resto de su atuendo). No está entre las frases de “El habla popular de Santa Cruz” de Hernando Sanabria Fernández, pero el “pelar capucha” es mostrarse tal como se es, sin tapujos ni disfraces.

En las recientes decisiones de consejos nacionales de refugiados en Paraguay y Brasil, pareciera que se está “pelando” la capucha a la persecución política disfrazada de acoso judicial. Porque en Bolivia, en el contexto de una judicatura amedrentada, las instituciones del Estado –que en las democracias maduras están por encima de los avatares electorales- como la Contraloría, la Fiscalía General, además de las dependencias del Ejecutivo –como el Ministerio de Transparencia- son como perros de presa del Gobierno para neutralizar a la oposición electa en las urnas, en una democracia representativa que resbala hacia la autocracia populista. Que lo digan los alcaldes y gobernadores opositores al Gobierno. Como en la Venezuela de Hugo Chávez.

El autor es antropólogo

www.winstonestremadoiro.com
winstonest@yahoo.com.mx

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