Tomado de:
4 de octubre 2014 - 00:01
Reconocemos que lo que ocurre en Naciones Unidas no
constituye un tema de conversación ni de preocupación para el grueso de los
venezolanos, como sí es el caso de la escasez de productos de primera
necesidad, el precio de los mismos, la inseguridad, etc.
La Asamblea General a veces ha tenido hitos históricos (lo
que no quiere decir necesariamente gratos todos), como la comparecencia del
papa Paulo VI en 1965, la presentación de Arafat con una rama de olivo en una
mano y una pistola en la cintura (1974), cuando Nikita Khruschev se quitó el
zapato y lo golpeó repetidamente en el escritorio de su bancada (1960) o en
ocasión de la bochornosa intervención de Chávez en 2010 anunciando que la
tribuna olía a azufre por la reciente presencia de George Bush en el recinto.
La presentación (en dos discursos) del presidente Maduro ante
ese foro (con escuálida asistencia) la pasada semana se caracterizó por lo
inconspicuo, aun cuando dijo cosas (algunas inexactas) que comentaremos aquí y,
sobre todo, dejó de decir otras que –en nuestra opinión y la de muchos– era
preciso mencionar.
El primer discurso en el marco de la reunión internacional
del Cambio Climático no merece mayor comentario. Maduro leyó una pieza
obviamente escrita por alguien que conoce el tema y en todo caso nadie hubo que
cuestionara la necesidad de abordar un asunto clave para el planeta. Tampoco
era mucho lo que podía decir Venezuela acerca de la contaminación cuando es
evidente que la misma se produce por el uso de combustibles fósiles siendo
nuestro país uno de los principales productores y exportadores del rubro.
Hubiera sido ciertamente bizarro oír al presidente de Venezuela acusar a los
contaminadores: “Ustedes contaminan con el petróleo que yo les vendo”.
El segundo discurso –el de política exterior– mostró una vez
más el rumbo trazado por Chávez al alinearse con socios de dudosa reputación y
abrazar causas extremistas en disputas en las que Venezuela no tendría por qué
meterse. El mundo entero condena a Al-Assad pero Venezuela lo apoya, el mundo
entero se horroriza por el primitivismo del “Estado Islámico” pero Venezuela
–aunque condena la conducta terrorista– se opone a los esfuerzos colectivos por
erradicar esa locura. Venezuela, que es tan sensible al tema de la injerencia
extranjera en sus asuntos internos, no duda en abogar por la independencia de
Puerto Rico que no es deseada ni siquiera por los puertorriqueños, que
una y otra vez votan libremente por mantener su estatus privilegiado junto a
Estados Unidos. Venezuela protesta porque Obama intercede por la libertad de
Leopoldo López, pero Maduro reclama la de Oscar López Rivera preso en Estados
Unidos por acciones terroristas a favor de la independencia de Puerto Rico.
Venezuela aboga por la “refundación” de la ONU, pero aspira a un escaño en su
Consejo de Seguridad.
Sin embargo, después de todos esos reclamos y luego de citar
cifras de dudosa veracidad en el área de los logros revolucionarios, el señor
Maduro no hizo siquiera mención a la conducta
retrechera del vecino Guyana que con ardides y mentiras aspira –dentro del
mismo marco institucional de la ONU– a despojarnos de áreas de plataforma continental
de relevante potencial e importancia. Ni se acordó del Esequibo ni de pedirle
al secretario general que designe un nuevo “buen oficiante” para ayudar a la
solución práctica del diferendo después del fallecimiento de Norman Girvan,
hace casi un año. ¿Será que se le olvidó o que la estrategia de
Venezuela es no alborotar ese avispero a cambio de votos y apoyo político?
El mismo Maduro y su combo revolucionario, que expulsó o negó
entrada a Venezuela a demócratas del continente y que critica a Vargas Llosa y
otros por sus opiniones, no tuvo pudor alguno en meterse en el Bronx
neoyorquino (como lo hicieron sus ídolos Fidel y Chávez) para despotricar
contra el capitalismo imperialista mientras confirma que seguirá subsidiando
combustible para los pobres de Estados Unidos y regalando 5 millones de dólares
para combatir el ébola, cuando en Venezuela no se consigue una pastilla para
combatir la chikunguya. ¿La caridad no debiera comenzar por casa?
Entretanto la harina de maíz precocidad, la leche y las medicinas
brillan por su ausencia pero, por lo menos, “tenemos patria”.
2005 La Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico
Simón Bolívar Primera Edición
Nota del editor del blog:
Al referenciarse a la República
Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de
territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de
Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de
febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de
Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento
hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
LA GUAYANA ESEQUIBA
http://laguayanaesequiba.blogspot.com/2008/01/la-guayana-esequiba.html
Terminología sobre cómo
referenciar la Zona en Reclamación-Guayana Esequiba.
Mapa que
señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial mediante
el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968
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