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Tomado de:
24 de junio de 2013, 10:02Por Martin Hacthoun *
Escrito por Martin Hacthoun *
Buenos Aires (PL)
Argentina volvió al Comité Especial de Descolonización de la
ONU, el cual le otorgó una vez más la soberanía sobre las Islas Malvinas y
reiteró el llamado, mediante otra resolución, a que el Reino Unido inicie
conversaciones para resolver la disputa.
Lo acordado el jueves 20 de junio en las Naciones Unidas
evidencia la soledad de Londres en el concierto mundial respecto al histórico
reclamo. "No hay un solo país que haya aceptado la posición británica en este
tema", señaló el canciller argentino, Héctor Timerman.
El ministro, quien participó en esa audiencia, resaltó el respaldo absoluto de los países de África, Asia, América Latina y el Caribe a Buenos Aires en su reclamo referido a ese archipiélago del Atlántico Sur ocupado por los ingleses desde 1833.
"Si hay un país que está solo en esta controversia es el Reino Unido. Argentina está cada vez más acompañada en su empeño", apostilló durante un encuentro con los periodistas, finalizada la sesión.
En la vista, Timerman solicitó, además, a las Naciones Unidas que exija al gobierno británico retirar del Atlántico Sur los submarinos nucleares, pues "son una amenaza para los países pacíficos de la región".
La ONU volvió a ratificar que se trata de un caso de soberanía e integridad territorial a ser resuelto de forma pacífica, en virtud de la resolución aprobada.
El texto, propuesto por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, reitera su apoyo a la misión de buenos oficios del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para ayudar a cumplir lo solicitado por la Asamblea General en torno al tema.
De hecho, la ONU nunca ha considerado el asunto como un problema de autodeterminación, argumento que trató de imponer Londres a través de un referéndum celebrado en las islas el pasado marzo, una consulta no reconocida por las Naciones Unidas ni ningún país del mundo, remarcó el ministro.
Con esa estratagema Londres persigue transformar al ocupante colonial en víctima y al país cercenado de parte de su territorio en el victimario, denunció una vez más Timerman.
El 3 de enero de 1833, Londres quebró la integridad territorial de Argentina al ocupar ilegalmente las Islas Malvinas, que los ingleses pasaron a llamar Falkland Islands, desalojó a las autoridades locales e impidió la radicación de argentinos provenientes del continente.
Desde entonces, Buenos Aires ha denunciado la usurpación de las Malvinas, así como de los territorios insulares de Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
La ONU y otras organizaciones internacionales califican la disputa como un caso colonial especial que debe ser solucionado mediante negociaciones entre las dos partes. Londres se niega a emprender tales pláticas, lo cual demanda Buenos Aires.
Para el gobierno argentino, la razón concreta de la intransigencia del Reino Unido en su ocupación del archipiélago austral y de su presencia militar en el Atlántico Sur está en el valor estratégico y en la apropiación ilegítima de sus recursos naturales.
En su reclamo Argentina cuenta con el apoyo de foros internacionales y de agrupaciones multinacionales, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), integrada por 33 estados.
Las Malvinas están formadas por dos grandes islas, Gran Malvina y Soledad y más 200 islotes más pequeños. Allí abundan las colinas, y el tiempo frío, húmedo y ventoso impide el crecimiento de árboles, por lo que sus moradores se dedican a la ganadería ovina y a la producción de lana.
Según anales históricos, fueron avistadas por primera vez en 1520 por la expedición de Fernando de Magallanes, al buscar un pasaje hacia el océano Pacífico.
Estaban deshabitadas cuando fueron descubiertas por exploradores europeos, españoles, ingleses, franceses y holandeses, pero hay indicios de que indígenas patagónicos pudieron haber llegado a las Malvinas en canoas, encontrándose piezas arqueológicas como puntas de flecha y restos de una canoa.
El capitán inglés John Strong navegó por el estrecho que separa las islas en 1690 y lo llamó Falkland, apellido de su mecenas, el vizconde de Falkland.
En 1764 colonos franceses de Saint Maló -de ahí deriva el nombre de Malvinas o Malouines- se establecieron en su zona oriental e ingleses hicieron lo mismo en la parte occidental.
España compró en 1770 la parte francesa y en 1774 expulsó a los ingleses haciendo valer el tratado de Tordesillas. Argentina acabó con el dominio colonial español en 1816 y en 1820 reclamó la soberanía de las islas.
Ese año el gobierno independiente de Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos, como sucesión de España.
Desde 1823 concedió a Luis María Vernet la explotación de recursos de las islas. El 10 de junio de 1829 se creó la Comandancia Política y Militar de las Malvinas con asiento en la isla Soledad y jurisdicción sobre las adyacentes hasta el cabo de Hornos. El 30 de agosto de 1829, fundó Puerto Luis.
Opuesto a las actividades de contralor que ejercía Vernet contra barcos balleneros, el gobierno de Estados Unidos ordenó que la corbeta de guerra Lexington destruyera las instalaciones de Puerto Soledad.
Y el 2 de enero de 1833 llegó la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow, quien comunicó al jefe insular argentino que iba a retomar posesión de las islas en nombre del Reino Unido.
Al día siguiente desembarcaron las fuerzas británicas, izaron su pabellón y arriaron el que había dejado la autoridad argentina, tomando así posesión de las Malvinas.
Desde entonces Buenos Aires ha reclamado la soberanía de ese territorio ultramarino; en 1982 la entonces junta castrense argentina se lanzó en una aventura que sorprendió a la nación para recuperar las islas, lo cual provocó la llamada Guerra de las Malvinas.
Sin embargo, con el apoyo de Estados Unidos y la hoy Comunidad Europea, Reino Unido recuperó el mando sobre el territorio y arreció las medidas sobre su control.
Si bien tal acción animó los sentimientos patrióticos de los argentinos -y también los latinoamericanistas-, aceleró la descomposición del gobierno cívico-militar en Buenos Aires, y el advenimiento de un nuevo período democrático en Argentina.
Pero la solución de la soberanía argentina sobre ese territorio sigue siendo una asignatura pendiente, en especial por el rechazo de Londres.
*Corresponsal de Prensa Latina en Argentina.
arb/mh
El ministro, quien participó en esa audiencia, resaltó el respaldo absoluto de los países de África, Asia, América Latina y el Caribe a Buenos Aires en su reclamo referido a ese archipiélago del Atlántico Sur ocupado por los ingleses desde 1833.
"Si hay un país que está solo en esta controversia es el Reino Unido. Argentina está cada vez más acompañada en su empeño", apostilló durante un encuentro con los periodistas, finalizada la sesión.
En la vista, Timerman solicitó, además, a las Naciones Unidas que exija al gobierno británico retirar del Atlántico Sur los submarinos nucleares, pues "son una amenaza para los países pacíficos de la región".
La ONU volvió a ratificar que se trata de un caso de soberanía e integridad territorial a ser resuelto de forma pacífica, en virtud de la resolución aprobada.
El texto, propuesto por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, reitera su apoyo a la misión de buenos oficios del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para ayudar a cumplir lo solicitado por la Asamblea General en torno al tema.
De hecho, la ONU nunca ha considerado el asunto como un problema de autodeterminación, argumento que trató de imponer Londres a través de un referéndum celebrado en las islas el pasado marzo, una consulta no reconocida por las Naciones Unidas ni ningún país del mundo, remarcó el ministro.
Con esa estratagema Londres persigue transformar al ocupante colonial en víctima y al país cercenado de parte de su territorio en el victimario, denunció una vez más Timerman.
El 3 de enero de 1833, Londres quebró la integridad territorial de Argentina al ocupar ilegalmente las Islas Malvinas, que los ingleses pasaron a llamar Falkland Islands, desalojó a las autoridades locales e impidió la radicación de argentinos provenientes del continente.
Desde entonces, Buenos Aires ha denunciado la usurpación de las Malvinas, así como de los territorios insulares de Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
La ONU y otras organizaciones internacionales califican la disputa como un caso colonial especial que debe ser solucionado mediante negociaciones entre las dos partes. Londres se niega a emprender tales pláticas, lo cual demanda Buenos Aires.
Para el gobierno argentino, la razón concreta de la intransigencia del Reino Unido en su ocupación del archipiélago austral y de su presencia militar en el Atlántico Sur está en el valor estratégico y en la apropiación ilegítima de sus recursos naturales.
En su reclamo Argentina cuenta con el apoyo de foros internacionales y de agrupaciones multinacionales, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), integrada por 33 estados.
Las Malvinas están formadas por dos grandes islas, Gran Malvina y Soledad y más 200 islotes más pequeños. Allí abundan las colinas, y el tiempo frío, húmedo y ventoso impide el crecimiento de árboles, por lo que sus moradores se dedican a la ganadería ovina y a la producción de lana.
Según anales históricos, fueron avistadas por primera vez en 1520 por la expedición de Fernando de Magallanes, al buscar un pasaje hacia el océano Pacífico.
Estaban deshabitadas cuando fueron descubiertas por exploradores europeos, españoles, ingleses, franceses y holandeses, pero hay indicios de que indígenas patagónicos pudieron haber llegado a las Malvinas en canoas, encontrándose piezas arqueológicas como puntas de flecha y restos de una canoa.
El capitán inglés John Strong navegó por el estrecho que separa las islas en 1690 y lo llamó Falkland, apellido de su mecenas, el vizconde de Falkland.
En 1764 colonos franceses de Saint Maló -de ahí deriva el nombre de Malvinas o Malouines- se establecieron en su zona oriental e ingleses hicieron lo mismo en la parte occidental.
España compró en 1770 la parte francesa y en 1774 expulsó a los ingleses haciendo valer el tratado de Tordesillas. Argentina acabó con el dominio colonial español en 1816 y en 1820 reclamó la soberanía de las islas.
Ese año el gobierno independiente de Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos, como sucesión de España.
Desde 1823 concedió a Luis María Vernet la explotación de recursos de las islas. El 10 de junio de 1829 se creó la Comandancia Política y Militar de las Malvinas con asiento en la isla Soledad y jurisdicción sobre las adyacentes hasta el cabo de Hornos. El 30 de agosto de 1829, fundó Puerto Luis.
Opuesto a las actividades de contralor que ejercía Vernet contra barcos balleneros, el gobierno de Estados Unidos ordenó que la corbeta de guerra Lexington destruyera las instalaciones de Puerto Soledad.
Y el 2 de enero de 1833 llegó la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow, quien comunicó al jefe insular argentino que iba a retomar posesión de las islas en nombre del Reino Unido.
Al día siguiente desembarcaron las fuerzas británicas, izaron su pabellón y arriaron el que había dejado la autoridad argentina, tomando así posesión de las Malvinas.
Desde entonces Buenos Aires ha reclamado la soberanía de ese territorio ultramarino; en 1982 la entonces junta castrense argentina se lanzó en una aventura que sorprendió a la nación para recuperar las islas, lo cual provocó la llamada Guerra de las Malvinas.
Sin embargo, con el apoyo de Estados Unidos y la hoy Comunidad Europea, Reino Unido recuperó el mando sobre el territorio y arreció las medidas sobre su control.
Si bien tal acción animó los sentimientos patrióticos de los argentinos -y también los latinoamericanistas-, aceleró la descomposición del gobierno cívico-militar en Buenos Aires, y el advenimiento de un nuevo período democrático en Argentina.
Pero la solución de la soberanía argentina sobre ese territorio sigue siendo una asignatura pendiente, en especial por el rechazo de Londres.
*Corresponsal de Prensa Latina en Argentina.
arb/mh
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Tomado
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