Tomado de El Nacional Sábado 12 de Noviembre de 2011
El sábado 8 de octubre falleció en el Municipio Oyón, Provincia de
Álava, Daniel Barandiarán Larrañaga. Tenía
89 años de edad.
Doctor en Historia y Etnología, llegó a Venezuela en los años 50 y para
1959 ya convivía con las etnias del Alto Orinoco. Su estadía de casi 20 años le
permitió identificarse con los Sanemá-Yanoama, quienes lo consideraron un
“miembro adoptivo”. Prueba de ello fue su primer libro: Los Hijos de la Luna (1974), en el que reivindicó
con toda la fuerza de su experiencia personal, “los valores olvidados o
conculcados del indígena venezolano, substrato mismo de nuestra nacionalidad”.
En 1969 ingresó como investigador de historia territorial en el
Ministerio de Relaciones Exteriores, de donde saldría en 1994, y con 25 años de
servicio, con el rango de Ministro Consejero. Daniel integró el cuarteto de expertos
en esta disciplina tan exigente, junto a Hermann González; S. J; Pablo Ojer
Celigueta y José del Rey Fajardo, S. J.
Barandiarán consideró a los historiadores de la territorialidad como
“psicoanalistas de la
Naciones ”. Dijo al respecto lo siguiente: “La autopsia de los
pueblos y de las naciones con el escalpelo de la historia, colma los huecos
negros del secreto y del misterio primigenios, huecos negros que degeneraron en
cascadas posteriores de leyendas, consejas, fábulas, rábulas, trovas y mitos
donde naufragó la verdad de la
Historia , entonces monopolio exclusivo de leguleyos y de
abogados disfrazados de historiadores”.
Lo conocí en la Dirección
de Fronteras del MRE en los años 80 y
desde entonces fui su amigo. Lo visité en su casa de Colinas de la Mariposa , “Nube de Agua”
y comí su yogurt y las ensaladas que preparaba con las verduras y vegetales que
cosechaba en su jardín, consecuente con su régimen vegetariano; en otras ocasiones
me visitó en el Instituto de Investigaciones Históricas P. Hermann González
Oropeza, S. J., de la
Universidad Católica Andrés Bello.
Daniel, o “el indio Daniel” como le gustaba que lo llamaran, dejó una
significativa obra escrita, con textos
fundamentales para la historia territorial de Venezuela. No hacía concesiones a
la mediocridad y de allí que en ocasiones, la hora de la crítica, “la cabra se
le iba para el monte”, decían sus colegas. Hablaba - y escribía - sin
cortapisas y más cuando se trataba de asuntos territoriales.
Dueño de una pluma privilegiada y de amplios conocimientos en diversas
disciplinas, fue autor de varios libros significativos, entre ellos: Introducción
a la Cosmovisión
de los indios Ye´Kuana-Makiritare (1979), en el que se detuvo en la filosofía y
ética de estos aborígenes, sus energías vitales, su interdependencia y su
jerarquía, entre otros asuntos.
El Laudo Español de 1865 sobre la Isla de Aves (1989), quizás el texto más completo
sobre el tema hasta la fecha, escrito con anterioridad al dictamen sobre el
status de las islas e islotes deshabitados en el nuevo Derecho del Mar. Dijo entonces
Daniel en el prólogo: “No basta con nuestra presencia en la Isla. Debemos y tenemos la
obligación de sacar provecho de los inmensos recursos marítimos de esos 80 mil kilómetros cuadrados que genera la
Isla. No hacerlo, sería condenarnos como el
eunuco bíblico que guardara, debajo de su cama, los talentos que su señor le
diera para su usufructo y para su rentabilidad”.
El Orinoco Amazónico de las Misiones Jesuíticas (1992). En esta
separata del libro Misiones Jesuíticas en la Orinoquia (T. II., Universidad
Católica del Táchira) afrontó el reto de “presentar el prolegómeno territorial–geográfico
que sirviera, como base de sustentamiento y de plataforma a la presencia y a la
acción de las Misiones Jesuíticas en el Orinoco considerado como Amazónico y
como columna vertebral de la vasta Provincia doble del Dorado de Quesada y de
Guayana de Berrío”.
Brasil nació en Tordesillas (1994) corresponde a la historia de los
Límites entre Venezuela y Brasil, destacando la pérdida de la vocación
amazónica estructural que tuvo la primigenia Venezuela. En Tordesillas “se
concibió y gestó un Brasil portugués; correspondió a la Provincia-Gobernación
de Guayana perder las dos terceras partes de su entraña territorial, como la
parte más afectada de la herencia castellana en América del Sur”. Lástima que
no pudo continuar el segundo tomo, correspondiente al período 1802-1859, año éste
cuando se firmó el Tratado de Límites entre Venezuela y Brasil.
Daniel quiso a su segunda patria y se identificó con su gente y su
territorio. Le hubiese gustado morir en Venezuela pero la enfermedad le jugó
una mala pasada.
Amigo: Usted le sirvió bien, con honestidad y entrega a Venezuela. Usted
no le falló y eso debe enorgullecerlo dondequiera que se encuentre.
Manuel Alberto Donís Ríos.
Instituto de Investigaciones Históricas P. Hermann González, S. J.
UCAB, Caracas, octubre de 2011. .
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