jueves, 23 de junio de 2011

Integridad territorial primero y amistad después

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Tomado de:

Por María  Teresa Belandria

22 Jun 2011

A propósito de la reactivación pública del reclamo territorial sobre las Islas Malvinas y la negativa de Gran Bretaña a discutir su soberanía sobre dichos espacios, vuelve la Presidencia de Argentina a internacionalizar su reclamo por las Islas, al tiempo que anuncia su candidatura a la reelección, con una campaña diplomática en los diferentes foros internacionales.

Este es un litigio bilateral que debe ser dirimido entre los Estados partes mediante un tratado de delimitación o eventualmente elevado a la consideración del Corte Internacional de Justicia de La Hay como lo han hecho Perú y Chile o Nicaragua y Costa Rica, siendo esa es la manera que los Estados aceptaron para la solución pacifica de las controversias en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y que es la garantía de que su resultado amén de ser acatado será respetado porque se reconoce la legitimidad del órgano que tomó la decisión.

Sin embargo, cuando se pretende ganar indulgencias y aliados en la región usando el discurso nacionalista, se corre el riesgo de aumentar la tensión en forma innecesaria pero muy conveniente en época electoral de la viuda que suma al luto la demanda territorial. En esta diatriba, nuestro gobierno en el pasado tomó partido cuando apoyó el esfuerzo bélico de Argentina en esa aventura de la dictadura para cohesionar al pueblo frente a un enemigo externo y más recientemente cuando nuestro Presidente se declaró Malvinense. Igualmente Venezuela ha apoyado la reclamación de Bolivia y su rescate de la salida al mar perdido durante la guerra del Pacífico.

Varias preguntas surgen a modo de reflexión habida cuenta del estruendoso silencio que en materia de delimitaciones y reclamaciones territoriales tiene el gobierno en los 12 años del Presidente Hugo Chávez con respecto a nuestro territorio.

¿Dónde está la declaración venezolanista en la Reclamación de los 150.000kms2, aproximadamente de la Guayana Esequiba y cuyo destino descansa en manos de buenos oficiantes de las Naciones Unidas desde 1982, sin que medie un acto de ratificación de soberanía, no exista ni siquiera una comunicación terrestre con el territorio en disputa y se permita por inacción que las autoridades guyanesas declaren que siendo “hermanos socialistas” ya no hay nada que delimitar?

¿Cuándo el gobierno instará a los Estados del Caribe Oriental: Granada, Dominica, Santa Lucía, Monserrat, San Vicente y San Cristóbal y Nieves, integrantes del CARICOM, beneficiarios de Petrocaribe y del Alba, y próximamente firmantes del acta de nacimiento de la CELAC, a reconocer la plena, total y absoluta soberanía de Venezuela sobre la Isla de Aves y en consecuencia retiren el petitorio en la Naciones Unidas donde no sólo ponen en tela de juicio la condición de isla, sino también las delimitaciones realizadas por Venezuela con República Dominicana y Puerto Rico con arreglo a los derechos que genera su mar territorial, zona contigua y plataforma continental?

Venezuela posee 916.490 kms2 de superficie de los cuales 2.816kms son costas y ellas nos relacionan con 16 países en el mar Caribe, las rutas de navegación aéreas y marítimas más importantes de Latinoamérica transitan nuestros dominios, y los blancos vitales (Refinerías, Zonas Industriales y sistemas de defensa) se encuentran expuestos precisamente la frontera marítima, así debemos patrullar eficientemente nuestros 555.000kms de Zona Económica Exclusiva, ejercer labores de vigilancia y resguardo en la zona contigua y proteger adecuadamente el mar territorial sin las perturbaciones derivadas del cuestionamiento de nuestros derechos.

En este contexto es mandatorio es recordar que, tenemos problemas de delimitación olvidados por la Cancillería y la Dirección de Fronteras (si es que aún existe) tanto en las áreas marinas y submarinas, como en las territoriales pendientes por resolver con Colombia y cuyo mecanismo de negociación adelantado a través de la CONEG resulto eficaz para preservar nuestros derechos y poner freno a las máximas pretensiones de esa nación en nuestra frontera occidental quedando pendiente aún la demarcación de una parte de la frontera terrestre. Que la frontera marítima aún espera por la delimitación con las islas que se niegan a reconocer nuestros derechos y que hacia el sureste el mapa sigue siendo una zona rayada que ha ido desapareciendo paulatinamente del lenguaje colectivo aún cuando el artículo 10 de la Constitución mantenga viva la reclamación.

Otras naciones sin lugar a dudas sabrán aprovechar las debilidades derivadas de la ausencia de una política seria, real y efectiva sobre el territorio. Que no sea motivo de sorpresa si en medio de negociaciones comerciales y en nombre de la “hermandad de los pueblos” terminan obteniendo acuerdos de delimitación que vulneren las posiciones venezolanas en la delimitación de las áreas marinas y submarinas al Norte de Castilletes en el Golfo de Venezuela, que tan dignamente patrullan a diario nuestros hombres de mar, navegando nuestros ríos, manejando unilateralmente las cuencas transfronterizas donde nace el Catatumbo, el Arauca y el Orinoco ante la imposibilidad manifiesta de ejercer adecuadamente su vigilancia y protección. La ya comentada salida hacia el pacifico para Venezuela nos obligaría a abrirle caminos al oriente a Colombia que le permitan por encima de la selva darse la mano con Brasil, expandir su zona de influencia hacia Guyana, Surinam y la Guayana Francesa y así incrementar su comercio con África y el BRIC. Nuestras fronteras dejarían de ser el lugar donde nace la Patria para ser el cementerio de los fracasos manejados al occidente y al oriente al norte y al sur por “amigos y aliados” solo para su beneficio.

El silencio oficial en torno al status de estas reclamaciones legítimas de Venezuela preocupa ya que por desconocimiento, inacción, alianzas extra regionales, amistad, ideología, o sencillamente ignorancia puede darse al traste con uno de los elementos esenciales a nuestra Nación: El Territorio.

Antes de rasgarse las vestiduras por los reclamos territoriales de otros países, aspiramos a que defienda la integridad territorial de Venezuela conforme lo mandan los artículos 10 y 11 de la Constitución Nacional, de lo contrario las improvisaciones y las equivocaciones se contarán en kilómetros y millas marinas, aquí o se actúa conforme al interés nacional o se mandan a hacer nuevos mapas. Eso sí asuman el costo y réstenle 550.000kms al Norte y 150.000kms al oriente ¿o no?.
María Teresa Belandria
@MaTeBe

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