Tomado de:
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/lauragil/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8803137.html
Por: Laura Gil | 3:56 p.m. | 27 de Enero del 2011
El Gobierno ha realizado esfuerzos por apartar a la política exterior que heredó de su alineamiento con los intereses de Estados Unidos. Pero a la recuperación de autonomía se le atravesó el conflicto del Medio Oriente.
A fines del año pasado, comenzó una ola de reconocimientos al Estado de Palestina en las Américas. Primero fueron Brasil y Argentina. Siguieron Bolivia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú y Uruguay. Se espera que pronto México y El Salvador se les unan. Costa Rica, Cuba, Nicaragua y Venezuela fueron los precursores varios años antes.
Desde 1988, cuando el Consejo Nacional Palestino proclamó el Estado de Palestina, sus autoridades se han esmerado en obtener declaraciones de reconocimiento. Suman hoy más de 110. Algunos países consideran que la declaración en sí crea al Estado como sujeto de derecho internacional. Pero muchos otros estiman que el reconocimiento valora una realidad, es decir, el Estado primero existe y luego se reconoce. En 1989, cuando Palestina depositó el instrumento de adhesión a las Convenciones de Ginebra, el gobierno suizo lo rechazó "debido a la incertidumbre sobre la existencia de un Estado de Palestina". Palestina, 20 años después, presentó la aceptación de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional para permitir la investigación de la incursión israelí en Gaza en diciembre del 2008. ¿Qué hará el fiscal Moreno?
No es ilógico preguntarse cómo podría ser Estado un espacio geográfico bajo ocupación, sin territorio definido y sin gobierno capaz de ejercer todas sus funciones. Por eso, tampoco fueron descabelladas las palabras de la canciller Holguín cuando afirmó que "una vez haya paz con Israel, se reconocerá a Palestina". Pero, aun si soportada por una de las teorías jurídicas del reconocimiento, ¿resulta esta la posición política acertada? Si el reconocimiento de Palestina, justo y merecido, no emana de la convicción, ¿puede surgir de una reflexión política? En poco, todos los Estados latinoamericanos, con excepción de Colombia, habrán reconocido a Palestina. O, una vez más, miramos a nuestra región desde la cerca y en compañía de los Estados Unidos, o mostramos que podemos ignorar a su gobierno y a sus legisladores (Resolución 1765 H. R.), cuando censuran el reconocimiento de Palestina. Sin reconocer a Palestina, ¿cómo podremos asumir la vocería de América Latina en el Consejo de Seguridad, como lo pretende el Presidente?
En el marco de la diversificación de las relaciones, el establecimiento de relaciones con Palestina de igual a igual nos acercaría a los países árabes y musulmanes, sin que ello lleve a un rompimiento de relaciones con Israel. Esto significa más mercados, más interlocutores, más inserción. Contribuiríamos con nuestro grano de arena para presionar a Israel en el proceso de paz. Los documentos revelados por Al-Jazeera y The Guardian destruyeron el tan trillado argumento de mostrar a los palestinos como maximalistas y poco cooperativos. Casi todos estaban dispuestos a entregar a cambio de la paz. Si un reconocimiento atemoriza, pensemos en alternativas. "Entre reconocimiento y no reconocimiento existen pasos intermedios", dijo François Miterrand. Irlanda anunció que ascenderá la delegación de Palestina a categoría de embajada. La prensa europea reportó que los gobiernos de Alemania, Austria, Francia, Dinamarca, España, Finlandia, Luxemburgo, Reino Unido y Suecia harán lo mismo.
Se encuentra ante el Consejo de Seguridad una resolución que condena la construcción de asentamientos en los territorios ocupados. Llegó con el apoyo de 122 países. No está claro si EE. UU. la vetará, pero Hillary Clinton ha enfatizado su inconveniencia. ¿De qué lado estaremos nosotros? La canciller Holguín sostiene que Colombia tiene vocación de liderazgo. He aquí una oportunidad de mostrarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario