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Tomado de:
Por: Augusto Taglioni
Publicada 09/04/2014 | 0 comentarios
Las Malvinas son una causa nacional y regional desde que
Néstor y Cristina Kirchner las volvieron a poner en la agenda de las
prioridades luego del proceso de desmalivinización de la década menemista y el
período del radical Fernando De la Rúa. El proceso de integración regional a partir
de la aparición de gobiernos progresistas en la región ayudó a que el reclamo
argentino sobre las islas cuente con una espalda más grande en los organismos
regionales e internacionales desde donde se le pide a Gran Bretaña
sencillamente que se siente a discutir.
Cristina Fernández de Kirchner abrió una discusión importante
en el último acto oficial por el aniversario número 32 del inicio de la guerra
de Malvinas. El debate es cuáles son los intereses que están detrás de las
Islas Malvinas.
Uno son los recursos, especialmente el del petróleo que las
potencias centrales necesitan apropiarse para tener un colchón desde donde
gestionar la crisis financiera internacional. ¿Cómo resuelven las crisis las
potencias de occidente? Sencillo. Usufructuando los recursos naturales de otros
y aprovechando a las empresas trasnacionales con sede en países de América del
Sur y África, girando dividendos a sus casas matrices.
Por su parte, la pesca y los alimentos propios de la fauna
del archipiélago apenas alcanza para el consumo interno de los isleños, con lo
cual, desde la lógica del imperio no hace una gran diferencia.
Por esto, toma más fuerza la denuncia realizada por la
presidente ligada a la utilización de las Islas Malvinas, Sándwich y Georgias
del Sur, como bases militares de la OTAN. ¿Qué es la OTAN y que rol juega en el
contexto internacional actual? En los papeles es una alianza militar
intergubernamental basada en el Tratado del Atlántico Norte firmado el 4 de
abril de 1949. La organización constituye un sistema de defensa colectiva en la
cual los estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus miembros si son
atacados por una facción externa. Profundicemos un poco más el análisis. Esta
alianza de los países de Europa Occidental y Estados Unidos, con sede en
Bruselas, Bélgica, era la red militar que le permitía a Estados Unidos
arrebatarles estados en plena guerra fría a la URSS. Tuvo protagonismo
esencial en la guerra en el Golfo de principios de la década del 90’ y en la
guerra de Yugoslavia en 1999.
Con la caída del muro de Berlín, la OTAN incorporó a varios
países de la Europa del este que antes estaban bajo la esfera soviética y que
eran parte del viejo Pacto de Varsovia de 1955 (Estonia, Eslovquia, Eslovenia,
Bulgaria, Hungría, Letonia, República Checa, Rumania, etc). Muchos de esos
países hoy sufren las consecuencias del ajuste brutal que la Unión Europea está
perpetrando sobre los más débiles de Europa.
Con los atentados a las torres gemelas y la posterior
invasión a Irak y Afganistán la OTAN complementó la presencia militar de las
Fuerzas Armadas norteamericanas pero tuvo que esperar algunos años más para
volver a tener el mismo protagonismo que durante la guerra fría, ya que, con
Estados Unidos como líder indiscutido del mundo, no hacía falta una red militar
que controle lo que ya podían controlar desde las decisiones que tomaban los
gobiernos que rendían honor al consenso de Washington.
¿Por qué la OTAN vuelve a tener protagonismo? Porque está en
riesgo el liderazgo mundial de Estados Unidos y las potencias de occidente. El
mundo multipolar generó nuevos protagonismos que se expresan en los países del
BRICS y en las naciones emergentes que componen el bloque sudamericano.
Este conjunto de países, ya no se somete a las decisiones del Fondo Monetario
Internacional y por eso, incomoda que Latinoamérica y el caribe concrete
acuerdos políticos, comerciales y militares con Rusia y China, principales
adversarios de Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Bretaña, potencias en
crisis por su insistencia por el capitalismo financiero.
En este contexto, y frente a la falta de países obedientes a
las potencias centrales, es que crece la importancia de la OTAN. Citemos
algunos ejemplos. A mediados del 2011, movilizaciones populares terminaron con
los gobiernos autoritarios de Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto, ambos,
aliados de la Casa Blanca y del imperio inglés. Inmediatamente después, la OTAN
invade Libia y asesina a Muammar Kadaffi. Libia, que no tenía los índices de
desigualdad de sus vecinos, fue copado por fuerzas militares que instalaron un
“gobierno de transición”, mataron a miles de civiles y destruyeron el
país del norte de África. A diferencia de los amigos de occidente, Kadafi fue
asesinado sin siquiera ser sometido a un juicio y los recursos del petróleo
fueron repartidos entre Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Este fue el
regreso con gloria del ejército de la OTAN. Siria, también fue escenario de la
alianza militar europea-norteamericana, aunque sin los resultados de Libia.
Un conflicto reciente es el de Ucrania. Estados Unidos y
Europa tentaron a Ucrania para que forme parte de la OTAN para poder construir
una red militar alrededor de Rusia, principal adversario mundial de los Estados
Unidos. La respuesta de Rusia no se hizo esperar y efectivizó la separación de
Crimea para formar parte de la Federación Rusa. El número de regiones que sigan
el camino de Crimea puede aumentar hasta la disolución misma de Ucrania.
¿Qué tiene que ver esto con las Islas Malvinas? Todo tiene
que ver con todo. Las potencias centrales están desesperadas por volver a
ubicarse en el centro de la escena. Las Malvinas son una base militar
compartida por Inglaterra y Estados Unidos. Desde allí tienen todo el acceso al
espionaje en América del Sur y África. Es una prueba constante de misiles de
largo alcance, y es parte de una red de bases militares que comprenden todo el
atlántico sur. Los imperios se niegan a caer, y por eso, no dejarán de hacer
ruido antes de que se les acabe el período histórico de liderazgo. Con esto no
decimos que Estados Unidos y Gran Bretaña dejarán de ser potencia mañana, sino
que, están dispuestos a todo para no ser superados por Rusia y China.
Las potencias gestionan la crisis en lugar de resolverlas,
necesitan los recursos de otros para sostenerse. La OTAN reaparece con la
misión de no ceder ni un centímetro en esta disputa por la hegemonía mundial, y
cuando los gobiernos no obedecen, aparecen los fierros.
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