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Tomado de:
Por: JAVIER SILVA
HERRERA |
En la región colombiana del Escudo Guayanés viven
aproximadamente 12.000 indígenas.
Foto: EFE
Es tan importante y estratégico como el Amazonas, pero está
amenazado por la minería.
Los científicos dicen que si el Amazonas es el pulmón
izquierdo del planeta, el Escudo Guayanés sería el derecho. Posee el 25 por
ciento de los bosques tropicales del mundo concentrados en seis países
(Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Guayana Francesa y Surinam) y una
interconexión de grandes ríos que van a parar al gigante Orinoco y que
transportan cerca del 15 por ciento de las aguas frescas del mundo.
El Escudo Guayanés, una zona de 270 millones de hectáreas
(casi 10 veces el territorio de todos nuestros parques nacionales), es un
paisaje de transición entre las sabanas y la selva amazónica, que regula la
estabilidad del clima mundial y acoge numerosas especies naturales. Se trata de
un lugar lejano, de difícil acceso, una característica geográfica que ha
dificultado su investigación, la presencia estatal y, de paso, ha abierto la
puerta para que sea explotado sin reglas. “Pero los servicios que producen
estos ecosistemas no están recibiendo incentivos ni compensaciones de forma
equilibrada”, explica Patrick Chesney (vea entrevista), coordinador general de
la iniciativa del Escudo Guayanés, del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (Pnud), un intento por hacer conciencia sobre este lugar en cada una
de las naciones a las que pertenece.
En Colombia, ese proyecto del Pnud para hacer conciencia, que
apoya el Instituto Alexánder von Humboldt, se despliega en la selva de Matavén,
entre Vichada y Guainía, en la frontera sur con Venezuela, donde viven unos
12.000 indígenas de las etnias piaroa, puinave, sikuani, curripacos y cubeos,
concentrados en la comunidad de Sarrapia, a dos horas en lancha de Puerto
Inírida (Guainía).
“Estamos hablando de una región, por lo menos en Colombia, de
más de 2 millones de hectáreas bajo la propiedad de estos pueblos indígenas,
que tiene muchas presiones externas derivadas de la minería, la exploración de
hidrocarburos y todo tipo de presiones por la tierra”, explica Brigitte
Baptiste, directora del Instituto Humboldt. Tal vez uno de los pocos proyectos
que apoyan su conservación en Colombia es la declaratoria de la Estrella
Fluvial del Inírida (algunos de sus terrenos hacen parte del Escudo) como un
humedal Ramsar, título que ubicaría, al menos a esta parte, como un ecosistema
de importancia mundial. El proceso, que ha surtido casi todos los pasos,
incluso la consulta previa con las comunidades, se encuentra en el Ministerio
de Ambiente.
El último en pronunciarse al respecto fue el Ministerio de
Minas, que se opone a la declaratoria porque frenaría algunos proyectos
extractivos. Sin embargo, este último concepto no es vinculante ni le pone veto
a lo que podría definir Juan Gabriel Uribe, ministro de Ambiente, quien anunció
que tiene pendiente un sobrevuelo por la zona, en compañía del presidente Juan
Manuel Santos, para tomar una decisión definitiva.
Otra amenaza para la zona es la deforestación, que libera
entre el 18 y el 25 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono que
llegan a la atmósfera y que producen el cambio climático global, y para lo que
se estudian proyectos productivos alternativos. Y es que las tierras de este
antiguo macizo son arenosas y poco fértiles, por lo que las comunidades
indígenas allí afincadas queman la vegetación para poder plantar sobre las
cenizas sus frutales, dulces piñas y yucas, básicas en su dieta.
El pescado es la otra fuente de alimentación y sustento de
los habitantes del Escudo, pues en los ríos viven 191 especies registradas de
peces de las que ocho son endémicas, y en su mayoría, ornamentales o de
acuario.
“Se exportan más de cien especies de peces ornamentales que
viajan desde las comunidades indígenas hasta los aeropuertos regionales y desde
allí a Miami (Estados Unidos), República Checa, Birmania y Japón, donde los
vuelven a vender como peces de acuario”, explicó Baptiste. Esta ecorregión
“también es riquísima en aves, más de 450 especies han sido reportadas”, añade,
y menciona, dentro de la biodiversidad del Escudo Guayanés, a mamíferos de los
Llanos y amazónicos, aves acuáticas y anfibios.
Los tepuyes o montañas de cumbre plana dominan el paisaje,
sobre todo en Venezuela, aunque los ríos tienen grandes rocas emergentes a lo
largo de todo su curso, con playas de fina arena blanca y bosques de baja
altura adaptados a vivir todo el año en inundación. Afortunadamente, la mano
del hombre y el turismo desenfrenado se han mantenido alejadas durante más de
un millar de años de este entorno, en el que los afluentes del Orinoco son las
estrellas de un espectáculo multicolor en el que confluyen aguas oscuras, ríos
de un fuerte amarillo y caños multicolores.
‘Es un escudo contra el
cambio climático’
Patrick Chesney es un experto en bosques, nacido en Nueva
Ámsterdam, una de las principales ciudades de la República de Guyana. Después
de haber crecido en medio de la naturaleza, hoy tiene claro que su misión como
coordinador general de la iniciativa del Escudo Guayanés, de la ONU, es lograr
a mediano plazo que esta porción de biodiversidad en Suramérica salga del
olvido. Hace unos días, en Colombia, visitó la porción de este bioma que le
corresponde al país.
¿Se ha subvalorado al
Escudo Guayanés?
Sí, toda la atención se la ha robado el Amazonas, que es muy
importante, pero esta zona, por su valor hídrico, paisajístico y por la
variedad de fauna y flora endémica o única que concentra, es igual de
importante. Todo se ha reducido a una falta de información y por eso debe
comenzar a conservarse.
¿Cuál es la zona menos impactada de todo el Escudo Guayanés?
La zona entre Brasil, Guyana y Surinam
¿Qué impresión se lleva del Escudo Guayanés en Colombia?
Que como en todos los países que lo resguardan, hay mucha
pobreza pero demasiada biocapacidad. Pero debo resaltar que los indígenas están
más organizados que en cualquier otro de los países que tienen terrenos en la zona.
¿En qué está basado el valor fundamental de la zona?
Para los países que quieran enfocar su desarrollo hacia una
economía verde o sostenible, este lugar es definitivo.
¿Cuál es en su opinión
el principal reto para Colombia frente a esta región natural?
Los indígenas. Están muy comprometidos con la protección del
bosque tropical, pero es conveniente que refuercen su organización para
afrontar las grandes amenazas a las que están expuestos, como la extracción del
coltán, el tungsteno y el oro.
¿Cuál es la importancia
para el país del Escudo Guayanés?
Para Colombia esta es una zona que se volverá clave para
luchar contra el cambio climático. Su preservación lo hará como un “escudo
contra ese fenómeno”.
¿Cree que una de las
opciones locales es cuidar el Escudo y pedir al mundo dinero por esa
preservación (Programa de reducción de emisiones de carbono causadas por la
deforestación y la degradación de los bosques, Redd)?
Aunque falta reglamentación para que eso sea posible, es una
alternativa válida y creo que sería la mejor opción para que las comunidades
obtengan ingresos.
¿Está de acuerdo con
que se creen allí zonas de reserva?
Prefiero una combinación entre conservación y explotación
pero con sostenibilidad. No podemos solo conservar, porque está en juego la
vida de los indígenas, cuya subsistencia depende de la selva.
¿Cómo se acuerda el
trabajo en los seis países, para que la promoción del área avance
coordinadamente?
Estamos trabajando con la Organización del Tratado de
Cooperación Amazónica (Otca), esta es la parte política del trabajo que busca
hacer visible la zona. Vamos bien, tenemos el apoyo de cinco países; falta
Venezuela.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
CON INFORMACIÓN DE EFE.
2005 La Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico
Simón Bolívar Primera Edición
Nota del editor del blog: Al
referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta
los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con
el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de
Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de
Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento
hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que
señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial mediante
el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968
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