viernes, 8 de febrero de 2013

La Amazonía atravesada por 100.000 km de carreteras y caminos


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Publicado el 07/02/2013Por Elizabet EscalaAmérica Latina, Medio Ambiente


La Amazonía contiene el bosque tropical más extenso del mundo con 6 millones de km2 repartidos entre Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Guyana, Venezuela, Surinam y Guyana Francesa; es la ecoregión con mayor biodiversidad del mundo y comprende la selva tropical de la cuenca del río más largo y caudaloso, con un recorrido de 6800 km, el Amazonas. Tal es su importancia que el 11 de noviembre de 2011 fue declarada una de las siete maravillas naturales del mundo.

Esta zona ha sido objeto de clareos y talas indiscriminadas desde los tiempos más antiguos y remotos, pero su destrucción masiva se ha disparado en los últimos 5 decenios, reduciendo su área hasta un total de 24 millones de hectáreas (240.000 km2, equivalente a la superficie del Reino Unido), como consecuencia de la deforestación. A nivel mundial, cada año se pierden 10.000 ha de selva primaria y, debido a esto, ya sólo cubren el 6% de la superficie terrestre.

Se estima que la desaparición total de las selvas primarias podría tener lugar en el año 2050, si se sigue con el actual ritmo de destrucción forestal. Organizaciones como Greenpeace han publicado sus respectivas estrategias para evitar que tal cosa tenga lugar. Las selvas primarias o bosques tropicales primarios son aquellas selvas maduras, que no han sido sustancialmente alteradas por la actividad humana. Solo existen en América del Sur y Central, Congo, Malasia e Indonesia.

Un estudio de Bioscience, en agosto de 2012, fundamenta que “es imposible pensar en la tala industrial sostenible y lucrativa de bosques tropicales primarios puesto que, las prácticas verdaderamente sostenibles, son imprácticas y completamente no rentables”. Barbara Zimmerman explica en mongabay.com que “los bosques tropicales primarios son fundamentales para resolver la crisis global de biodiversidad y cambio climático”.

Ejemplo de deforestación causado por la construcción de carreteras. Fuente: Mongabay News
Estas deforestaciones tienen lugar, inicialmente y en muchos casos, para la construcción de carreteras. Una vez la infraestructura está en su sitio tiene lugar la entrada de otros vectores de interés económico como las industrias extractivas (minería), la explotación de recursos energéticos (petróleo, gas, hidroeléctricas), la tala comercial y el aumento de tierras de cultivo de soja para carne de res brasileña y aceite de palma. Tal es la magnitud de estas actividades que han causado fragmentación, degradación y presión en el paisaje en lugares casi vírgenes y protegidos.

La historia de la deforestación
Para situar la presión humana, ambiental y económica que ha recibo esta zona en este último milenio hay que remontarse a la época del colonialismo donde, ya entrados en los siglos XVI y XVII, las tribus amazónicas se vieron forzadas a adaptarse a una vida nómada para protegerse de éste y, donde los granjeros nativos, debían talar y quemar bosques para obtener nuevas zonas agrícolas allí donde iban. Entre los años 1890-1920, surgió el apogeo de la industria del caucho en Manaos y para su transporte, desde Bolivia y Brasil hacia el puerto de Belem, se realizó la construcción del primer ferrocarril de 364 km de recorrido, de Madera a Mamoré. Fue apodado “el Ferrocarril de Diablo”, por la cantidad de muertes que ocasionó su construcción. Este tren fue desactivado en los años 30, hasta que en 1981 volvió a funcionar para fines turísticos. En los últimos años se han construido carreteras del Perú a Brasil con el plan de unir dos grandes cuencas marítimas, y otras carreteras de unión entre los diferentes países que componen la región amazónica, pero que cruzan por la misma Amazonía, alterando hábitats y poblaciones indígenas.

La invasión de carreteras en el Amazonas
Actualmente el pulmón de la tierra dispone de 96.500 km de caminos, dos tercios de los cuales son de tierra. La construcción de carreteras provoca tanto una deforestación directa por la apertura y tala de árboles, como indirecta debido al ingreso de otros actores que profundizan el proceso de deforestación, como es el caso de las explotaciones extractivas, energéticas y agrícolas industriales. La construcción de carreteras es uno de los 6 factores de degradación de las selvas primarias. De hecho, la deforestación también provoca una importante afectación a los hábitats, fragmentándolos en la mayoría de casos.

Para tener una idea de las construcciones de obra civil que existen entorno el paraje del Amazonas, se describen algunas a continuación:

- La BR-364: se inicia en Limeira-SP y une con Rodrigues Alves, en el extremo oeste con frontera a Perú. Tiene una extensión de 4.324,6 km. Realizada en los años 60. Un trecho del cual pasa por tierras amazónicas.

- La conocida rodovía transamazónica BR-230, llena de polvo y barro, avanza de forma paralela al Río y tiene 5.000 km de largo. Esta vía transoceánica, des de Brasil (Cabedelo) hasta Madre de Dios de Perú (Benjamín Constant), ha ido acompañada de grandes talas y minería, pero es una de las carreteras más solitarias junto con el Outback de Australia. Iniciada en los años 70, construir la mitad de esta carretera costó 2.800 millones de dólares. Su construcción finalizó en 2010 para canalizar las exportaciones entre el océano atlántico y el pacífico.

- BR-163: une Río Grande do Sul hasta Pará, pasa por el centro del país y es de las más extensas del país brasileño, con unos 1.700 km.

- BR-174: de Manus a Boa Vista, que enlaza Roraima y amazonas hasta Venezuela, con un trayecto de 974 km. Fue finalizada en 1998.

- BR-319: une Porto Velho con Manaus, de 900 km de largo.

- AM-010, de 883,8 km., enlaza Igarapé con Lajes.

- La ruta 10, de 774 km desde Bolivia, en el departamento de Sta. Cruz, hasta la frontera con Brasil que continúa por la ruta BR-070 hasta Brasilia.

- BR-317, de 516 km: une Boca do Acre, en el estado de la Amazonía, hasta Assis, pueblo fronterizo de Brasil- Perú-Bolivia.

- BR-210, de 411,7 km: cruza la Amazonía desde Amapá hasta la frontera colombiana, Vaupés. Es la rodovía perimetral del Norte, que atraviesa el territorio de los indígenas Yanomami, obligados a abandonar sus territorios con la invasión de trabajadores, geólogos, mineros, colonos con la intención de establecerse en ese lugar.

Algunas de ellas, como la BR-307, son carreteras no concluidas y atraviesan regiones habitadas por indios aislados. Aunque la lista mostrada de carreteras corresponde a Brasil y Bolivia, Ecuador es el que tiene la densidad más alta de carreteras, usadas para la exploración de petróleo.


Carreteras en el estado de Para en la Amazonía de Brasil. Fuente: sfgate.com
Actualmente, en Bolivia, un proyecto de “carretera ecológica” divide el bosque de TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isidoro Sécure), área importante para los grupos de indígenas y la conservación de la selva. El 10 de diciembre de este pasado año el periódico “la Razón” publicó que el Gobierno preveía dos alternativas de carretera ecológica para proteger este núcleo del TIPNIS: un viaducto aéreo de 16,7 km por encima de árboles de 50, 60 y 100 metros o un túnel subterráneo que no afectara a la reserva, pero sí que podría afectar a la estabilidad del suelo con la intensidad de lluvias. La fecha final de consulta en el informe final concluyó el 20 de diciembre, en el que la presidenta de la Central de Pueblos Indígenas calificó la propuesta de “una mentira” y que cualquier obra afectaría al medio ambiente y a la tierra.

El coste de ambas propuestas es superior al de la carretera que debía construir la empresa brasileña OAS, cuando en el 2008 se le adjudicó el proyecto y luego se anuló el contrato por la preocupación de Evo Morales, del incumplimiento de plazos establecidos de las obras.

La preocupación principal de este tramo es que, en el país no hay experiencia en construcción de carreteras con integración de medidas de mitigación de impacto ecológico, y menos en suelos tropicales como el del Amazonas. Cada km costaría unos 800 mil o un millón de dólares y el proyecto no cuenta con un diseño final, lo que podría suponer otro error humano de ataque contra la naturaleza sin saber cómo resolver. Aunque esta macro obra contaba con la aprobación del 82% de las comunidades indígenas, posteriormente en eldeber.com.bo se explica que el proceso careció de consenso y que no se informó adecuadamente a la población afectada.

Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada
Para conocer con más profundidad las actuaciones socio-económicas, ambientales y políticas que se dan lugar en esta región amazónica, existe el RAIGS (Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada), un espacio de intercambio y articulación de informaciones socioambientales georreferenciadas, al servicio y compromiso de promover los procesos que vinculan positivamente los derechos colectivos con la valoración, fortalecimiento y sostenibilidad de la diversidad socioambiental en la región amazónica. A diferencia de otros grupos existentes para la defensa de la Amazonía, se basa en un lenguaje cartográfico y visual, por su fuerza en la información real para ayudar a ofrecer herramientas a los distintos autores implicados para la toma de decisiones de forma clara, objetiva y veraz.

Gracias a esta RAIGS, el pasado 8 de diciembre, se dio a conocer que del total de 96.500 km de carreteras que pasan por la floresta tropical del Amazonas, el 71% están en Brasil, el 6,2 % en Perú y el 4,5 % en Bolivia. Ecuador es el país que dispone de densidad más alta de este tipo de infraestructura viaria, mientras que la Guyana Francesa es la que tiene menos presencia.

La importancia de la conservación
La zona Amazónica, uno de los pulmones de la Tierra, no solo cuenta con los 96,5 mil km de caminos y carreteras, sino también 1,6 millones de km2 de explotaciones mineras, 417 plantas hidroeléctricas, 240 mil km2 de deforestación y 1,1 millones de km2 de zonas de extracción de gas y petróleo, produciendo la reducción de hábitats y la extinción de especies del orden de 50.000 al año en zonas protegidas.

El calificativo de pulmón lo tiene bien merecido dado que, sin ser perturbado, mantiene un equilibrio climático entre los ingresos y salidas de CO2 y O2, y representa el 28% del oxígeno que consumen los seres vivos del planeta. Es un elemento de conservación de mucha agua, biodiversidad y diversidad cultural de los pueblos indígenas.

La Amazonía es reconocida hoy como una región que cumple un importante papel para la vida del planeta debido a su enorme biodiversidad, capacidad de absorción de carbono y su contribución al ciclo del agua, además de la gran riqueza cultural de los pueblos indígenas que la habitan. Hay una clara vinculación entre los procesos bioquímicos que se producen en ella y la supervivencia de todos los seres que habitamos la Tierra, ayudando a estabilizar el clima regional y mundial. Justamente por esto, por su riqueza, la Amazonía despierta el interés del capital extractivista y especulativo que ve la región, como una fuente inagotable de recursos.

Cada dos años tiene lugar los Foros Panamazónicos (FSPA) donde se encuentran pueblos indígenas, trabajadores del campo y organizaciones populares con el tema “por la unidad de los pueblos de la Amazonía para transformar el mundo”. A finales de noviembre de 2012 se realizó el VI Foro Panamazónico en Cobija. En él participaron Bolivia, Colombia, Brasil, Ecuador, Guyanas, Perú, Surinam, y Venezuela. La conclusión final de este foro fue la denuncia de la flexibilización de las leyes ambientales para favorecer a las empresas.

Es bien conocida la frase: “Las acciones de protección y conservación deben partir de los gobiernos que comparten el territorio y de la población afectada”.

Si se hace una breve recapitulación de lo expuesto y de la importancia que la Amazonía tiene en nuestra supervivencia, también nos podemos sentir parte de la población afectada y, por tanto, las acciones de protección y conservación, también deberían partir de nuestro esfuerzo y solidaridad frente a las agresiones que se realizan en el medio social, ambiental y político de esta región.

1994 Guayana Esequiba - Zona en Reclamación MARNR Servicio Autónomo de Geografía y Cartografía Nacional 3 Edición


Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.

Territorios estos sobre los cuales el Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:

“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”

Mapa que señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968

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