Tomado de:
http://www.portafolio.com.co/noticias/columnistas/el-poder-de-brasil
Mié 08 Dic 2010 - 11:54 pm (última actualización Jue 09 Dic 2010 - 12:34 am)
La elección de un candidato del Brasil, conduciría a fortalecer definitivamente el papel de su liderazgo regional.
“El presidente de Ecuador, Rafael Correa, confirmó este lunes que los tres candidatos a la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) serán: la ex ministra colombiana María Emma Mejía; el ministro venezolano de energía Alí Rodríguez y el principal asesor del Presidente de Brasil, Marco Aurelio García”. (PORTAFOLIO, diciembre 7 de 2010).
Si la lógica impera, ¿elegiría usted como grupo de países un candidato de cualquiera de las dos naciones que se enfrentaron de manera tan agria en el pasado reciente? Parecería que es una de esas situaciones que aparentan obvias: ‘blanco es, gallina lo pone y frito se come’.
Más allá de lo obvio, la elección de un candidato de Brasil conduciría a fortalecer definitivamente el papel de su liderazgo regional y convertiría a Unasur en interlocutor obligado de los grandes bloques económicos, como son la Unión Europea y Estados Unidos.
En lo económico y comercial, esto podría conducir a destrabar las negociaciones con esos países, con propuestas novedosas de integración y cooperación, y en las que participarían los miembros de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), a los que se sumarían Bolivia, Ecuador y Venezuela.
En lo político, se consolidaría el esquema en el que el diálogo entre los países de Suramérica y el resto de América, se equilibraría en la Organización de Estados Americanos (OEA) y la contribución a la resolución de conflictos y profundización en los temas de democracia, paz, fronteras, entre otras, en los países de Unasur sería evidente.
De otra parte, se podría profundizar el diálogo sobre los temas relativos al combate del flagelo universal de las drogas ilícitas, en los aspectos referidos al control de los precursores químicos, cooperación política, económica y de seguridad, así como el control de armas y la lucha contra el narcotráfico; es decir, volver a la aplicación del Principio de la Responsabilidad Compartida, consagrado en las Naciones Unidas, y romper con la visión unilateral de este problema por parte de los países desarrollados, por demás miope e irrelevante.
En desarrollo sostenible, el liderazgo sería incontestable. Los países de la Unasur son en lo objetivo los propietarios de la Amazonia y, por lo tanto, deben asumir su papel de líderes en las negociaciones de cooperación para la sostenibilidad del planeta. Lejos quedaría la tesis de las naciones desarrolladas de que la Amazonia es un ‘patrimonio de la humanidad’. La Amazonia es nuestra, la debemos conservar para bien del planeta, pero, en contrapartida, es la obligación del mundo contribuir y cooperar con nuestro desarrollo.
Finalmente, en integración de los pueblos, sería importante que se acelerara la libre circulación de personas, la integración social, el reconocimiento de títulos, la libertad de trabajo.
Es verdad, aunque no se crea en nada y se profese un escéptico agnosticismo, en Navidad uno se vuelve iluso. Incluso espera que cuando se hagan negociaciones con Brasil o cuando se juegue fútbol y se les vaya a convertir un gol, sean coherentes y no nos corran el arco. Seguramente la elección de un secretario general oriundo del gigante del sur, sería otra vez un triunfo conjunto de la diplomacia Santos-Chávez, que inteligentemente se neutralizan mutuamente.
“Para que nada nos separe, que no nos una nada”, diría Neruda.
Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
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