LUIS ÚBEDA
Tomado de cuba ahora http://www.cubahora.co.
Del 18 de Julio de 2008
La Amazonia es una rica fuente de biodiversidad y contiene alrededor de un cuarto de todas las especies terrestres. Con una longitud de 6 400 kilómetros, el río del mismo nombre deviene segundo más largo del mundo y representa una quinta parte de toda el agua fresca que desemboca en los océanos.
De ahí que gran parte del ciclo del carbono, que es crucial para la ecología del planeta y el clima, se produce en la Amazonia, que con toda razón ha recibido el calificativo de "Pulmón del Planeta".
MILLONARIO HÁBITAT
La Cuenca Amazónica hospeda a más de 30 millones de personas, distribuidas entre Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam. Asimismo, dos terceras partes de la población amazónica radican en Brasil, y más de la mitad en centros urbanos.
Sin embargo, cuesta discernir lo que está ocurriendo en la Amazonia, pues su realidad no se reduce exclusivamente a ese tupido manto valioso en biodiversidad y amenazada por la depredación humana, habitado desde tiempos inmemoriales por comunidades muy diversas y cuyas necesidades de desarrollo compiten con el destino de preservar este gran pulmón planetario.
¿POR QUÉ?
Hoy no es secreto que la región desempeña un papel crítico en la regulación del dióxido de carbono en la atmósfera, por lo que la deforestación provoca un impacto directo en el cambio climático. Pero hay más: amén de destruir árboles capaces de reciclar la atmósfera, su quema es responsable del 20% anual de las emisiones de gases con efecto invernadero.
Asimismo, se ha convertido en la segunda área más vulnerable de la Tierra después del Ártico, a tenor con informes especializados. La destrucción de la selva hace que se libere más CO² a la atmósfera, elevando las temperaturas y provocando (suerte de círculo vicioso), sequías en el propio Amazona. Y algo curioso: un solo arbusto autóctono contiene más especies de hormigas que toda Gran Bretaña. ¿Se da cuenta?
En 2001, la selva del Amazonas cubría más de 5 millones de km², el 87% de su extensión original, pero de acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Espacial brasileño (INPE), durante los últimos meses de 2007 se arrasaron 3 000 km² de selva... Aunque lamentablemente, la cifra podría superar los 7 000 kilómetros una vez analizadas las imágenes de alta resolución tomadas a principios de 2008. Localmente, los estados de Mato Grosso, Para y Rondonia son los más afectados. No olvidar que el aumento del precio de la soja (Brasil es uno de los líderes en la carrera de los biocombustibles) y los alimentos, ha acelerado el ritmo de deforestación.
Pero hay más. La ganadería también clasifica, junto con la soja y la tala ilegal, entre las principales causas de la deforestación, responsables del 70% del total. Con estos fines, los terratenientes queman y talan los bosques de la Amazonia.
En la actualidad, en la región se crían 55 millones de cabezas de ganado, cuando en 1990 eran 30 millones, mientras que el cultivo de soja pasó de 1,2 millones de hectáreas en 1985 a 6 millones en 2007. El principal motivo de este aumento en las exportaciones de carne y soja brasileña es el crecimiento de la demanda por parte de las economías asiáticas, particularmente de China. Por otro lado, se considera que lo que está acelerando la deforestación es el aumento de los precios de los alimentos y del valor de la moneda brasileña, el real.
Y otro factor no menos importante para la selva brasileña: la construcción de presas hidroeléctricas, como la que se planea establecer muy cerca de la frontera con Bolivia.
¿QUEMAR ALIMENTOS?
Brasil es el mayor productor mundial de etanol procedente de la caña de azúcar. Según su presidente, Luis Ignacio Lula da Silva, podría ser una alternativa a los combustibles fósiles, y asegura que la caña de azúcar no crece en territorio amazónico. Sin embargo, sus críticos afirman que el cultivo de la caña de azúcar es lo que desplaza a los ganaderos hacia el Amazonas e incrementa su deforestación, principalmente en sus márgenes sur y este.
De acuerdo con la nueva hoja de ruta acordada en Bali, definida por las Naciones Unidas, está prevista la asignación de 41 000 millones de dólares para reducir la deforestación brasileña en los próximos 30 años. Hay diversos proyectos para desarrollar la región de una forma sustentable, tales como pagar a las comunidades para no deforestar o financiando empresas respetuosas con el medio ambiente, entre otros.
Actualmente, Brasil cuenta con tecnología satelital para controlar la deforestación, con el que pueden detectar al instante la tala de árboles y enviar fuerzas policiales para arrestar a los responsables. Emplea sistemas de software Prodes y Deter, ambos controlados por el INPE, y desde sus pantallas se pueden monitorear pequeñas secciones de la selva en alta resolución, para detectar al instante cualquier tipo de tala..
También se han dictado multas para quienes plantan en territorios ilegalmente deforestados y se elevó el número de efectivos en el control de los puntos remotos de la jungla. No obstante, tan solo se ingresan entre el uno y el dos por ciento de las multas impuestas por crímenes ambientales…
VALE PREOCUPARSE
Greenpeace, que lidera la campaña ambientalista mundial, así como poderosas empresas alimenticias, acordaron no adquirir soja de tierra brasileña recientemente deforestada. No es aventurada la decisión: la prestigiosa revista Science, publicó recientemente que con los actuales proyectos de infraestructuras, para 2050 casi la mitad de la Amazonia habrá desaparecido.
A medida que aumenta la preocupación mundial sobre el calentamiento y el futuro del planeta, la atención se centra en la región amazónica, dada tres razones puntuales: El clima y la biodiversidad están muy vinculados a la Amazonia; desempeña un papel fundamental en el ciclo del carbono que ayuda a definir el clima del planeta; y su vegetación tropical consigue atrapar cerca de 200 mil millones de toneladas de carbono, de los cuales unos 70 mil millones son procesados por los árboles amazónicos.
Ahora bien: los científicos coinciden en que la Amazonia, ya sea por causa de una continua desertificación o de una deforestación acelerada, podría ocasionar un círculo vicioso en el comportamiento del clima. Y eso sería desastroso para el planeta. Entonces cabe preguntarse: ¿seguiremos violando a la ya violada Amazonia?
viernes, 18 de julio de 2008
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