http://www.jornada.unam.mx/2012/07/13/opinion/027a2pol
Tomado de:
Raúl Zibechi
El golpe de Estado en Paraguay puso en evidencia los cambios
en la relación de fuerzas en la región sudamericana. La respuesta de Brasil de
acelerar el ingreso pleno de Venezuela al Mercosur es un mensaje a Estados
Unidos. Cuando el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva le dijo a Hugo Chávez
tu victoria será nuestra victoria, estaba siendo fiel al libreto de la mayor y
más sólida alianza sudamericana, la alianza estratégica entre Brasil y
Venezuela.
Cuando Lula llegó al gobierno en 2003 se produjo un salto
cualitativo en las relaciones bilaterales. En 2005 se definió la Alianza
Estratégica Brasil-Venezuela y en 2007 comenzaron los encuentros presidenciales
trimestrales, que se prolongaron hasta 2010, para profundizar la alianza que
incluye la integración de infraestructura y la complementación productiva que
va más allá de las alianzas clásicas, incluyendo la otra alianza estratégica
que tiene Brasil en la región, con Argentina.
Uno de los principales resultados es un fuerte aumento del
comercio. De los 800 millones de dólares que intercambiaban en 2003 se pasó a 5
mil millones en 2011. Además estrecharon vínculos institucionales con asesorías
en políticas públicas, cursos de formación que incluyeron la instalación del
prestigioso centro de pensamiento e investigación IPEA (Instituto de
Investigaciones Económicas Aplicadas) y Embrapa (empresa estatal de
investigación agropecuaria) en Caracas.
La decisión de mayor peso estratégico fue la sustitución de
uno de los ejes de integración de la IIRSA (Iniciativa para la Integración
Regional Sudamericana), el Escudo Guyanés, por el Amazonia-Orinoco, donde se
implementan proyectos de desarrollo integral que son el paradigma brasileño de
cooperación sur-sur, como señala el IPEA. Entre las acciones definidas figura
la integración del sistema de transporte terrestre, fluvial y aéreo, la
integración energética eléctrica y la posible construcción del postergado
Gasoducto del Sur para interconectar Venezuela, Brasil y Argentina.
La finalidad consiste en establecer la interconexión de las
cuencas del Amazonas y el Orinoco y la formación de un espacio económico común
en el norte de Brasil y el sur de Venezuela, uno de importancia geoestratégica
según el relatorio del IPEA de mayo de 2011. El análisis destaca la cantidad y
calidad de los recursos que posee la región, entre los que incluye biodiversidad,
cuencas hidrográficas, energía y mineral de hierro, entre otros, que despierta
diversos intereses y enfrenta una creciente complejidad de actores.
Por último, el estudio apunta que el eje Amazonia-Orinoco
crea una nueva frontera de aproximación de Brasil con los países de la cuenca
del Caribe en un contexto en que la política externa para la integración
regional amplía su área de actuación de América del Sur hacia otras regiones de
América Latina y del Caribe. La nueva frontera aparece ligada a la creación de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, impulsada por Brasil en
el mismo periodo.
En un lenguaje indirecto los estrategas brasileños insinúan
las razones de fondo de esta alianza. Venezuela es la primera reserva de
petróleo del mundo, la tercera de bauxita, la cuarta de oro, la sexta de gas
natural y la décima reserva de hierro. En el estado brasileño de Roraima,
fronterizo con Venezuela, están las mayores reservas de oro, niobio y estaño
del mundo, además de importantes yacimientos de torio, cobalto, molibdeno,
diamantes y titanio, según el Inventario Mineral del Escudo Geológico de
Roraima, realizado por el Ministerio de Minas y Energía en 2003.
Concesiones para
la exploración y explotación de Uranio a
la empresa canadiense U308 Corp en La Guayana Esequiba
Pero lo más importante es que esa región alberga los mayores
yacimientos de uranio del mundo, compartidos por Brasil, Venezuela y la Guayana Esequiba, zona en disputa desde 1966 entre
Venezuela y la República Cooperativa de Guyana, ex Guayana Británica.
Desde 2009 empresas canadienses explotan yacimientos de uranio en esa región,
algo que no es visto con buenos ojos por Caracas y Brasilia.
La alianza estratégica tejida bajo el gobierno de Lula busca
darle mayor densidad económica, demográfica y política a una de las zonas de
mayor importancia geoestratégica del continente. En primer lugar, se trata de
una alianza integral, que aborda desde la integración productiva en
agroindustria, construcción civil, minerales y metalmecánica, que pasa por la
cooperación entre las zonas francas de Manaos y Puerto Ordaz, hasta la
infraestructura y la formación de cuadros.
Brasil está contribuyendo a promover el desarrollo industrial
de Venezuela para que disminuya su dependencia de las exportaciones de
petróleo, de las importaciones de 70 por ciento de los alimentos que consume y
de la mayor parte de los productos industrializados, a través de la
articulación de las cadenas productivas de ambos países.
En segundo lugar, fortalecer a Venezuela y ocupar la zona
fronteriza es una respuesta al Plan Colombia (o sea al Comando Sur), cuya zona
de expansión natural es precisamente la Amazonia y, de modo particular, la
cuenca de los ríos Orinoco y Amazonas, además de la región andina.
En tercer lugar, Venezuela tiene una fuerte relación
económica con China y se abastece de armamento ruso, pero ninguno de esos
vínculos es excluyente respecto de su alianza con Brasil. Las multinacionales
brasileñas de la construcción, como Odebrecht, realizan importantes obras en
Venezuela y a través de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) se trabaja en
proyectos de equipamiento militar.
Se acercan tiempos turbulentos. Una muestra son las
declaraciones de Evan Ellis, del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa,
adjunto al Pentágono, sobre las relaciones sino-venezolanas: “En la era de la
globalización, tener como consejeros a banqueros chinos es el equivalente de
tener consejeros militares de la Unión Soviética en Cuba y Nicaragua durante la
guerra fría” (Miami Herald, 9/7/12). ¿Será por eso que militares brasileños
celebran el ingreso de Venezuela al Mercosur, a la que consideran la primera
línea de defensa de Brasil? (Defesanet, 25/6/12).
1994
Guayana Esequiba - Zona en Reclamación MARNR Servicio Autónomo de
Geografía y Cartografía Nacional 3 Edición
Nota del
editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben
de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río
Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación
sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios
estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación
venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba
en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por
lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa
al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad
internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía
territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado
río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual
Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el
nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste
desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que señala el Espacio de Soberanía Marítima
Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto
Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968.
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