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Tomado de:
Elsa Cardozo
Lunes, 10 de octubre de 2011
La negación del pasado se ha ensañado con la Cancillería,
comenzando por la destrucción del camino andado para su profesionalización.
Súmense la eliminación de instancias de asesoramiento, la desvalorización de
consensos en las materias de mayor trascendencia y la inoperancia de los controles
legislativos, administrativos y judiciales.
Los errores en el manejo gubernamental de nuestro diferendo
territorial con Guyana y la estela que van dejando son parte del balance de una
política exterior en la que ha prevalecido el desdén hacia el país.
La llamada refundación de la república incluyó la negación de
la historia y logros de nuestra diplomacia, para reinterpretarla en una
narración de total y voluntaria sumisión a las potencias colonialistas e
imperialistas entre los siglos XIX y XX.
De modo que la confrontadora presencia internacional de la
revolución bolivariana, inspirada por el empeño en dividir el país y el mundo
en amigos y enemigos, se orientó a promover ejes y alianzas defensivas del
régimen refundador.
Se ha tratado, por y con todos los medios, de echar al olvido
que nuestra política exterior fue clave en el laborioso trecho civil de
construcción de Venezuela y su presencia en el mundo. Lo fue, en diversos
momentos, para su reconocimiento internacional como Estado, la solución de
gravosas reclamaciones internacionales, la definición y manejo de las
contenciones sobre nuestros límites terrestres y los acuerdos para la
proyección de los marítimos, la creación de mejores oportunidades para nuestra
industria petrolera y comercio exterior, el acercamiento sur-sur y la
concertación política latinoamericana ante situaciones y problemas críticos
comunes, incluida una sana aproximación al Caribe con Cuba y Guyana en agenda
y su acercamiento a Latinoamérica.
La negación del pasado se ha ensañado con la Cancillería,
comenzando por la destrucción del camino andado para su profesionalización.
Súmense la eliminación de instancias de asesoramiento, la desvalorización de
consensos en las materias de mayor trascendencia y la inoperancia de los controles
legislativos, administrativos y judiciales. La opacidad prevalece en las
decisiones y compromisos de una política que asumió los visos de cruzada en
procura de aliados incondicionales para el Gobierno. Así fue perdiéndose el
refinamiento jurídico y político necesario para atender con tino asuntos
delicados que el cristal de amigos y enemigos no ha hecho más que deformar y
complicar.
Lo constructivo de la integración, la cooperación y la
asistencia en las que a lo ya dicho se añade el desprecio por la economía
nacional, por el genuino sentido de la complementación de intereses y por la
franca solidaridad se ha diluido en una mezcla de iniciativas que han creado
una madeja de compromisos ineficientes, ilegítimos e inescrutables.
Al desdén por nuestra historia, diplomacia y aspiraciones se
suma el desprecio manifiesto hacia el derecho y la formalización institucional
de responsabilidades internacionales, no sólo en cuanto a los regímenes de
protección de los derechos humanos y la democracia a los que se descalifica
como artimañas liberales, burguesas e imperialistas. El alcance es aún mayor,
pues incorpora enorme incertidumbre en el conjunto de las relaciones con el
mundo por cuanto indica que todo se vale en nombre de la pervivencia del
gobierno refundador.
Es este, a grandes trazos, el cuadro del que el maltrato al
diferendo con Guyana es apenas una pequeña muestra.
Felizmente, ya comienzan a circular y confluir propuestas
democráticas constructivas, vindicadoras del conocimiento, responsabilidad y
respeto hacia Venezuela, que comienza por casa.
Nota del editor del blog: Al
referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta
los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con
el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de
Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana,
a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta
su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que señala el Espacio
de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto
Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968.
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