Imagen: padre ,Hermann González Oropeza, sj cortesía de El Ucabista
Tomado de:
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2010/02/treinta-anos-de-las-maestrias-de.html
Lunes, febrero 08, 2010
Mi amigo y tutor: el historiador Tomás Straka (Coodinador de las Maestrías de Historia de Iberoamérica y de Venezuela de la UCAB), me ha facilitado este texto que ahora pongo a la disposición de todos.
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009)*
Tomás Straka
Instituto de Investigaciones Históricas “Hermann González Oropeza, sj”
Universidad Católica Andrés Bello – Caracas
Una maestría “adulta”.
En enero de 1979 comenzaron las clases de la maestría de historia de las Américas en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Caracas. No fue el primer postgrado de historia en Venezuela, ni por mucho tiempo fue el más prestigioso –como mínimo, durante la década de 1980 y buena parte de la de 1990, compartió ese honor con los programas de la Universidad Santa María y de la Universidad Central de Venezuela, nacidos más o menos a un mismo tiempo, y muchas veces compartiendo sus mismos profesores- pero lo que representó entonces, y lo que sigue representando ahora, treinta años después, para los estudios históricos en Venezuela, merece ser estudiado con atención. Como esperamos demostrar en las siguientes páginas, muchas de las claves más significativas, de los logros, de los problemas, de los avances e incluso los retrocesos –que los ha habido- en la historiografía y en la enseñanza de la historia venezolanas del último cuarto del siglo XX, y ya de la primera década de XXI, se expresan nítidamente en el camino recorrido por este programa.
Más allá de un homenaje a los forjadores y un poco de ejercicio de la nostalgia, que naturalmente haremos; el objetivo de estas páginas es el de ensayar un balance de lo que el quehacer histórico venezolano ha sido durante este tiempo, visto desde uno de sus escenarios y con algunos de sus actores que en tres décadas han logrado un protagonismo notable. La Maestría de Historia de las Américas, y sus hermanos ucabistas, el Doctorado de Historia, establecido en 1985, y la Maestría de Historia de Venezuela, que arrancó en 1990, llegan a la “edad adulta” gozando de buena salud (lamentablemente no puede decirse lo mismo de otros programas similares iniciados por las mismas fechas) y con perspectivas razonablemente alentadoras para su porvenir.
Entre enero de 1979 y diciembre de 2009 se han presentado, en las dos maestrías, más de un centenar de trabajos de grado (setenta y dos en Historia de las Américas, y treinta y dos en Historia de Venezuela). Por eso, y acaso como una referencia que seguramente será de interés para los investigadores, al final de este texto se presenta el inventario de los mismos. El deseo es que empiecen a tener un uso más amplio que el de ocupar su espacio en los anaqueles de la universidad, destino lamentablemente común de tantos esfuerzos intelectuales en el país.
* Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda del Prof. Manuel Donís Ríos, Director del Doctorado de Historia y decano de los miembros del Instituto de Investigaciones Históricas “Hermann González Oropeza, sj”, quien nos dio orientaciones fundamentales para su desarrollo; de la Prof. Migdalia Lezama, que, generosamente, nos facilitó importantes datos sobre la historia de la Escuela de Educación de la UCAB; del Lic. Ángel Finocchiaro, de la Dirección de Recursos Humanos de la UCAB, que tuvo la amabilidad y la paciencia para buscar en sus archivos algunos datos que acá se presentan; sin el Prof. Zany Sandoval, de la Dirección General de Estudios de Postgrado, que puso su archivo y su prodigiosa memoria a nuestra disposición; sin la Prof. Lucía Raynero, que nos orientó en la biografía de Oscar Abdala; y sin la Prof. Esther Mobilia, que fue fundamental en la reconstrucción de la lista de los trabajos de grado defendidos desde la fundación del programa. A todos ellos, muchas gracias.
(CONTINUARÁ)
Martes, febrero 09, 2010
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009) (II)
Tomado de:
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2010/02/treinta-anos-de-las-maestrias-de.html
La historia en la UCAB.
Lo primero a destacar es que ni las maestrías, ni el doctorado, fueron fenómenos abruptos que tomaron por sorpresa a la UCAB. Una permanencia y, en balance, un éxito que suman tres décadas, indican otra cosa. Detrás de ellos hay toda una tradición de estudios históricos, que no es del todo conocida –incluso en los campus de la universidad- y que se remonta prácticamente a su fundación.
En efecto, tan temprano como en 1957 la UCAB –que había sido fundada en 1953- inicia su camino en la investigación histórica como actividad específica y sistemática, institucionalmente financiada y promovida. Ese año nace su centro de investigaciones, hoy elevado a Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), y desde 2001 bautizado con el nombre de uno de sus fundadores: “Hermann González Oropeza, sj”. Un poco antes, en 1952, la Universidad Central de Venezuela había hecho otro tanto con el Instituto de Antropología e Historia (hoy refundido con el Instituto de Estudios Hispanoamericanos). Ambas fundaciones marcan una inflexión entre lo que empezaría a ser la labor de los historiadores profesionales en Venezuela, en comparación con lo que había sido hasta entonces la de los historiadores vocacionales (muchos muy meritorios).
Con la creación de centros e institutos de investigación –en universidades o en otras instituciones: bibliotecas, ministerios, el Congreso, la Cancillería, la Academia Nacional de la Historia y algunas más- así como con el financiamiento de investigaciones para aquellos profesores universitarios que no formaran parte de estos centros, o con la promoción indirecta de las mismas por la vía de los trabajos de ascenso, nace el historiador profesional, es decir, el que puede obtener su sustento (por magro que fuera: nunca ha sido una ocupación muy pingüe) de la investigación. Esto no ha acabado con los historiadores vocacionales, que escriben en sus ratos libres y aprendieron el oficio de manera más o menos autodidacta; de hecho siguen produciendo mucho y, no pocas veces, cosas de alto valor; ni ha hecho que todos los licenciados en historia puedan dedicarse a investigar (la verdad es que muchos también terminan haciéndolo en sus ratos libres, ganándose el pan en otra cosa); pero sí ha generado un punto de inflexión importante, con un sector asociado a los centros de investigación y las universidades que, sin lugar a dudas, desde 1958 tiene el liderazgo en la disciplina y ha logrado darle un vuelco fundamental.
Por supuesto, esto fue posible por un proceso paralelo: el del nacimiento de un profesional específicamente formado para la investigación histórica. En Venezuela el antecedente más claro estuvo en el profesorado de historia y geografía que empieza a dictarse en el Instituto Pedagógico Nacional (hoy de Caracas) en 1936. Aunque no se trataba de un curso para formar historiadores profesionales, fue el primero, entonces de tres años, que tuvo por objetivo la formación de un profesional especializado en el área. De hecho, han sido numerosos los historiadores que obtuvieron su formación inicial en el Pedagógico de Caracas, así como en los otros pedagógicos que se fueron fundando en el resto del país a partir de 1959 (cuando nace el de Barquisimeto, donde en la actualidad se anima una intensa actividad de investigación histórica). En 1946, con la sección de historia de la Facultad de Filosofía y Letras (hoy de Humanidades y Educación) de la Universidad Central de Venezuela, se inicia el primer paso para la licenciatura de historia, consolidada cuando se eleva a Escuela de Historia en 1958. Otro tanto pasó con la sección de historia, creada en la Universidad de los Andes en 1955, que diez años después también se convertiría en escuela (1).
(1) Véase: Inés Quintero, “La historiografía” en: E. Pino Iturrieta, La cultura en Venezuela. Historia mínima, Caracas, Fundación de los trabajadores de Lagoven, 1996; Robinzon Meza y Yuleida Artigas Dugarte, Los estudios históricos en la Universidad de Los Andes (1832-1955), Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela/Cuadernos de Historiografía No.1, Mérida (Venezuela), 1998; AAVV, 60 aniversario del Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas, Caracas, UPEL, 2007; y María Elena González Deluca, Historia e historiadores de Venezuela en la segunda mitad del siglo XX, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2007.
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009) (III)
Tomado de:
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2010/02/treinta-anos-de-las-maestrias-de_10.html
Miércoles, febrero 10, 2010
En estas escuelas de historia, en alguna medida en los pedagógicos y en las escuelas universitarias de educación donde se forman los profesores de historia de secundaria, y que suelen estar pendientes de lo producido por los historiadores profesionales; y a partir de la década de 1970 en los postgrados de historia que, con los desniveles del caso, se ofrecen a lo largo del país (actualmente hay maestrías de historia, o de áreas correlacionadas, como su didáctica, en San Cristóbal, Mérida, Maracaibo, Coro, Barquisimeto, Carora, Valencia, Maracay, Caracas, Maturín y Nueva Esparta, ofrecidas por distintas universidades) se desarrolló, si nos atrevemos a triar la famosa categoría que Peter Burke acuñó para los Annales, una verdadera “revolución historiográfica”; “revolución” que no sólo revaluó críticamente todo lo escrito hasta el momento, sino que además emprendió el reto de una nueva escritura sobre el devenir venezolano. De una “nueva historia”, de aliento científico, muy vinculada al resto de las ciencias sociales, y cuyos principales promotores pueden ubicarse en la Escuela de Historia de la UCV de la década de 1960 –Germán Carrera Damas, por sobre todos; pero también Federico Brito Figueroa, Eduardo Arcila Farías, Miguel Acosta Saignes y algunos más-, . Si bien esta “nueva ciencia” no ha desplazado en la memoria histórica del venezolano común a lo que, un poco de manera despectiva, suele llamarse “historia tradicional”, sí ha promovido un cambio fundamental en la manera en la que la mayor parte de los historiadores –e incluso últimamente hasta la Academia Nacional de la Historia- entiende al país. Y eso, en uno tan transido por los historicismos y las leyendas como el nuestro, no es poca cosa.
Pues bien, ¿cómo se insertó la UCAB en este proceso?
Alrededor de 1955 dos jóvenes jesuitas interesados por la historia, los Reverendos Padres Hermann González Oropeza, sj (1922-1998) y Pablo Ojer Celigueta, sj (1923-1996) –el segundo dejaría los hábitos unos años después- empiezan a trabajar, más bien informalmente, la investigación histórica en la vieja sede de la UCAB de la Esquina de Jesuitas, en el centro de Caracas. En 1957 institucionalizan estos esfuerzos con la fundación de un centro de investigaciones, como se dijo, el actual IIH. Su inicial preocupación fue la historia territorial de Venezuela, dentro de la que harían a lo largo del siguiente medio siglo significativos aportes (2). De hecho, el Instituto fue por mucho tiempo asesor de la Cancillería en asuntos de delimitación y fronteras, sobre todo en los momentos más intensos del conflicto del Esequibo, donde jugaron un papel fundamental documentando la reclamación.
Teniendo como base la experiencia del Instituto, comenzó a expandirse la actividad investigativa de la UCAB. En la década de 1960 empiezan a fundarse otros centros de investigación. Por solo nombrar a los que directa o indirectamente se asociaron al IIH, tenemos al Centro de Investigaciones Literarias (1965), cuyo primer director fue Efraín Subero (1931-2007); el Centro de Lenguas Indígenas (1968), cuyo primer director fue Fray Cesáreo de Armellada (1908-1996); el Centro de Religiones Comparadas (1972), bajo la dirección de la destacada antropóloga austriaca Angelina Pollak-Eltz; y el Centro Venezolano de Historia Eclesiástica (1977), bajo la dirección del R.P. Hermann González Oropeza, sj3. Aunque en general sus aportes fueron notables, el itinerario de sus existencias llama la atención y, seguramente, habrá de ser objeto de estudios más adelante. Ninguno de ellos sigue funcionando, ya que fueron, en momentos y bajo criterios diversos, refundidos en otros institutos más amplios; o simplemente se desdibujaron en la medida que sus promotores se fueron a otros destinos. Por supuesto, esto no quiere decir que, vista en conjunto, la actividad investigativa de la UCAB sea en este momento menos vigorosa que hace treinta años: más bien al contrario, con una planta de investigadores bastante más grande (muchos de aquellos centros eran de a lo sumo uno o dos profesionales, en ocasiones, casi proyectos personales) y con proyectos de gran incidencia social.
(2) Sólo para citar algunos títulos emblemáticos de su obra: Pablo Ojer: Don Antonio de Berrío, gobernador del Dorado (Caracas, UCAB, 1960); La formación del Oriente venezolano (Caracas, UCAB, 1966); La década fundamental en la controversia de límites entre Venezuela y Colombia, 1881-1891 (Caracas, UCV, 1982); El Golfo de Venezuela : una síntesis histórica (Caracas, UCV, 1983); Problemas fronterízos con Colombia: : conferencias, debates (Caracas, UPEL, 1996). Hermann González Oropeza: Atlas de historia cartográfica de Venezuela (Caracas, 1983), Historia de las fronteras de Venezuela (con Manuel Donís; Caracas, Cuadernos Lagoven, 1989); y de los padres González Oropeza y Ojer en coautoría: La fundación de Maturín (1722) y la cartografía del Guarapiche (Caracas, UCAB, 1957). 3 Durante muchos años fue el profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Interdiocesano de Caracas. La UCAB, además, copatrocinó los tres grandes congresos de historia eclesiástica -1969. 1972 y 1977- realizados por estos años, que aún representan –con sus memorias- un esfuerzo académico inigualado en el área.
Imagen: padre Hermann González Oropeza, sj cortesía de El Ucabista
Publicado por Profeballa en 5:58 AM
Etiquetas: Bibliografía y publicaciones, Historia de Iberoamérica, Historia: concursos estudios publicaciones encuentros y seminarios, Historiadores
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Lunes, febrero 08, 2010
Mi amigo y tutor: el historiador Tomás Straka (Coodinador de las Maestrías de Historia de Iberoamérica y de Venezuela de la UCAB), me ha facilitado este texto que ahora pongo a la disposición de todos.
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009)*
Tomás Straka
Instituto de Investigaciones Históricas “Hermann González Oropeza, sj”
Universidad Católica Andrés Bello – Caracas
Una maestría “adulta”.
En enero de 1979 comenzaron las clases de la maestría de historia de las Américas en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Caracas. No fue el primer postgrado de historia en Venezuela, ni por mucho tiempo fue el más prestigioso –como mínimo, durante la década de 1980 y buena parte de la de 1990, compartió ese honor con los programas de la Universidad Santa María y de la Universidad Central de Venezuela, nacidos más o menos a un mismo tiempo, y muchas veces compartiendo sus mismos profesores- pero lo que representó entonces, y lo que sigue representando ahora, treinta años después, para los estudios históricos en Venezuela, merece ser estudiado con atención. Como esperamos demostrar en las siguientes páginas, muchas de las claves más significativas, de los logros, de los problemas, de los avances e incluso los retrocesos –que los ha habido- en la historiografía y en la enseñanza de la historia venezolanas del último cuarto del siglo XX, y ya de la primera década de XXI, se expresan nítidamente en el camino recorrido por este programa.
Más allá de un homenaje a los forjadores y un poco de ejercicio de la nostalgia, que naturalmente haremos; el objetivo de estas páginas es el de ensayar un balance de lo que el quehacer histórico venezolano ha sido durante este tiempo, visto desde uno de sus escenarios y con algunos de sus actores que en tres décadas han logrado un protagonismo notable. La Maestría de Historia de las Américas, y sus hermanos ucabistas, el Doctorado de Historia, establecido en 1985, y la Maestría de Historia de Venezuela, que arrancó en 1990, llegan a la “edad adulta” gozando de buena salud (lamentablemente no puede decirse lo mismo de otros programas similares iniciados por las mismas fechas) y con perspectivas razonablemente alentadoras para su porvenir.
Entre enero de 1979 y diciembre de 2009 se han presentado, en las dos maestrías, más de un centenar de trabajos de grado (setenta y dos en Historia de las Américas, y treinta y dos en Historia de Venezuela). Por eso, y acaso como una referencia que seguramente será de interés para los investigadores, al final de este texto se presenta el inventario de los mismos. El deseo es que empiecen a tener un uso más amplio que el de ocupar su espacio en los anaqueles de la universidad, destino lamentablemente común de tantos esfuerzos intelectuales en el país.
* Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda del Prof. Manuel Donís Ríos, Director del Doctorado de Historia y decano de los miembros del Instituto de Investigaciones Históricas “Hermann González Oropeza, sj”, quien nos dio orientaciones fundamentales para su desarrollo; de la Prof. Migdalia Lezama, que, generosamente, nos facilitó importantes datos sobre la historia de la Escuela de Educación de la UCAB; del Lic. Ángel Finocchiaro, de la Dirección de Recursos Humanos de la UCAB, que tuvo la amabilidad y la paciencia para buscar en sus archivos algunos datos que acá se presentan; sin el Prof. Zany Sandoval, de la Dirección General de Estudios de Postgrado, que puso su archivo y su prodigiosa memoria a nuestra disposición; sin la Prof. Lucía Raynero, que nos orientó en la biografía de Oscar Abdala; y sin la Prof. Esther Mobilia, que fue fundamental en la reconstrucción de la lista de los trabajos de grado defendidos desde la fundación del programa. A todos ellos, muchas gracias.
(CONTINUARÁ)
Martes, febrero 09, 2010
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009) (II)
Tomado de:
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2010/02/treinta-anos-de-las-maestrias-de.html
La historia en la UCAB.
Lo primero a destacar es que ni las maestrías, ni el doctorado, fueron fenómenos abruptos que tomaron por sorpresa a la UCAB. Una permanencia y, en balance, un éxito que suman tres décadas, indican otra cosa. Detrás de ellos hay toda una tradición de estudios históricos, que no es del todo conocida –incluso en los campus de la universidad- y que se remonta prácticamente a su fundación.
En efecto, tan temprano como en 1957 la UCAB –que había sido fundada en 1953- inicia su camino en la investigación histórica como actividad específica y sistemática, institucionalmente financiada y promovida. Ese año nace su centro de investigaciones, hoy elevado a Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), y desde 2001 bautizado con el nombre de uno de sus fundadores: “Hermann González Oropeza, sj”. Un poco antes, en 1952, la Universidad Central de Venezuela había hecho otro tanto con el Instituto de Antropología e Historia (hoy refundido con el Instituto de Estudios Hispanoamericanos). Ambas fundaciones marcan una inflexión entre lo que empezaría a ser la labor de los historiadores profesionales en Venezuela, en comparación con lo que había sido hasta entonces la de los historiadores vocacionales (muchos muy meritorios).
Con la creación de centros e institutos de investigación –en universidades o en otras instituciones: bibliotecas, ministerios, el Congreso, la Cancillería, la Academia Nacional de la Historia y algunas más- así como con el financiamiento de investigaciones para aquellos profesores universitarios que no formaran parte de estos centros, o con la promoción indirecta de las mismas por la vía de los trabajos de ascenso, nace el historiador profesional, es decir, el que puede obtener su sustento (por magro que fuera: nunca ha sido una ocupación muy pingüe) de la investigación. Esto no ha acabado con los historiadores vocacionales, que escriben en sus ratos libres y aprendieron el oficio de manera más o menos autodidacta; de hecho siguen produciendo mucho y, no pocas veces, cosas de alto valor; ni ha hecho que todos los licenciados en historia puedan dedicarse a investigar (la verdad es que muchos también terminan haciéndolo en sus ratos libres, ganándose el pan en otra cosa); pero sí ha generado un punto de inflexión importante, con un sector asociado a los centros de investigación y las universidades que, sin lugar a dudas, desde 1958 tiene el liderazgo en la disciplina y ha logrado darle un vuelco fundamental.
Por supuesto, esto fue posible por un proceso paralelo: el del nacimiento de un profesional específicamente formado para la investigación histórica. En Venezuela el antecedente más claro estuvo en el profesorado de historia y geografía que empieza a dictarse en el Instituto Pedagógico Nacional (hoy de Caracas) en 1936. Aunque no se trataba de un curso para formar historiadores profesionales, fue el primero, entonces de tres años, que tuvo por objetivo la formación de un profesional especializado en el área. De hecho, han sido numerosos los historiadores que obtuvieron su formación inicial en el Pedagógico de Caracas, así como en los otros pedagógicos que se fueron fundando en el resto del país a partir de 1959 (cuando nace el de Barquisimeto, donde en la actualidad se anima una intensa actividad de investigación histórica). En 1946, con la sección de historia de la Facultad de Filosofía y Letras (hoy de Humanidades y Educación) de la Universidad Central de Venezuela, se inicia el primer paso para la licenciatura de historia, consolidada cuando se eleva a Escuela de Historia en 1958. Otro tanto pasó con la sección de historia, creada en la Universidad de los Andes en 1955, que diez años después también se convertiría en escuela (1).
(1) Véase: Inés Quintero, “La historiografía” en: E. Pino Iturrieta, La cultura en Venezuela. Historia mínima, Caracas, Fundación de los trabajadores de Lagoven, 1996; Robinzon Meza y Yuleida Artigas Dugarte, Los estudios históricos en la Universidad de Los Andes (1832-1955), Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela/Cuadernos de Historiografía No.1, Mérida (Venezuela), 1998; AAVV, 60 aniversario del Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas, Caracas, UPEL, 2007; y María Elena González Deluca, Historia e historiadores de Venezuela en la segunda mitad del siglo XX, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2007.
TREINTA AÑOS DE LAS MAESTRÍAS DE HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (1979-2009) (III)
Tomado de:
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2010/02/treinta-anos-de-las-maestrias-de_10.html
Miércoles, febrero 10, 2010
En estas escuelas de historia, en alguna medida en los pedagógicos y en las escuelas universitarias de educación donde se forman los profesores de historia de secundaria, y que suelen estar pendientes de lo producido por los historiadores profesionales; y a partir de la década de 1970 en los postgrados de historia que, con los desniveles del caso, se ofrecen a lo largo del país (actualmente hay maestrías de historia, o de áreas correlacionadas, como su didáctica, en San Cristóbal, Mérida, Maracaibo, Coro, Barquisimeto, Carora, Valencia, Maracay, Caracas, Maturín y Nueva Esparta, ofrecidas por distintas universidades) se desarrolló, si nos atrevemos a triar la famosa categoría que Peter Burke acuñó para los Annales, una verdadera “revolución historiográfica”; “revolución” que no sólo revaluó críticamente todo lo escrito hasta el momento, sino que además emprendió el reto de una nueva escritura sobre el devenir venezolano. De una “nueva historia”, de aliento científico, muy vinculada al resto de las ciencias sociales, y cuyos principales promotores pueden ubicarse en la Escuela de Historia de la UCV de la década de 1960 –Germán Carrera Damas, por sobre todos; pero también Federico Brito Figueroa, Eduardo Arcila Farías, Miguel Acosta Saignes y algunos más-, . Si bien esta “nueva ciencia” no ha desplazado en la memoria histórica del venezolano común a lo que, un poco de manera despectiva, suele llamarse “historia tradicional”, sí ha promovido un cambio fundamental en la manera en la que la mayor parte de los historiadores –e incluso últimamente hasta la Academia Nacional de la Historia- entiende al país. Y eso, en uno tan transido por los historicismos y las leyendas como el nuestro, no es poca cosa.
Pues bien, ¿cómo se insertó la UCAB en este proceso?
Alrededor de 1955 dos jóvenes jesuitas interesados por la historia, los Reverendos Padres Hermann González Oropeza, sj (1922-1998) y Pablo Ojer Celigueta, sj (1923-1996) –el segundo dejaría los hábitos unos años después- empiezan a trabajar, más bien informalmente, la investigación histórica en la vieja sede de la UCAB de la Esquina de Jesuitas, en el centro de Caracas. En 1957 institucionalizan estos esfuerzos con la fundación de un centro de investigaciones, como se dijo, el actual IIH. Su inicial preocupación fue la historia territorial de Venezuela, dentro de la que harían a lo largo del siguiente medio siglo significativos aportes (2). De hecho, el Instituto fue por mucho tiempo asesor de la Cancillería en asuntos de delimitación y fronteras, sobre todo en los momentos más intensos del conflicto del Esequibo, donde jugaron un papel fundamental documentando la reclamación.
Teniendo como base la experiencia del Instituto, comenzó a expandirse la actividad investigativa de la UCAB. En la década de 1960 empiezan a fundarse otros centros de investigación. Por solo nombrar a los que directa o indirectamente se asociaron al IIH, tenemos al Centro de Investigaciones Literarias (1965), cuyo primer director fue Efraín Subero (1931-2007); el Centro de Lenguas Indígenas (1968), cuyo primer director fue Fray Cesáreo de Armellada (1908-1996); el Centro de Religiones Comparadas (1972), bajo la dirección de la destacada antropóloga austriaca Angelina Pollak-Eltz; y el Centro Venezolano de Historia Eclesiástica (1977), bajo la dirección del R.P. Hermann González Oropeza, sj3. Aunque en general sus aportes fueron notables, el itinerario de sus existencias llama la atención y, seguramente, habrá de ser objeto de estudios más adelante. Ninguno de ellos sigue funcionando, ya que fueron, en momentos y bajo criterios diversos, refundidos en otros institutos más amplios; o simplemente se desdibujaron en la medida que sus promotores se fueron a otros destinos. Por supuesto, esto no quiere decir que, vista en conjunto, la actividad investigativa de la UCAB sea en este momento menos vigorosa que hace treinta años: más bien al contrario, con una planta de investigadores bastante más grande (muchos de aquellos centros eran de a lo sumo uno o dos profesionales, en ocasiones, casi proyectos personales) y con proyectos de gran incidencia social.
(2) Sólo para citar algunos títulos emblemáticos de su obra: Pablo Ojer: Don Antonio de Berrío, gobernador del Dorado (Caracas, UCAB, 1960); La formación del Oriente venezolano (Caracas, UCAB, 1966); La década fundamental en la controversia de límites entre Venezuela y Colombia, 1881-1891 (Caracas, UCV, 1982); El Golfo de Venezuela : una síntesis histórica (Caracas, UCV, 1983); Problemas fronterízos con Colombia: : conferencias, debates (Caracas, UPEL, 1996). Hermann González Oropeza: Atlas de historia cartográfica de Venezuela (Caracas, 1983), Historia de las fronteras de Venezuela (con Manuel Donís; Caracas, Cuadernos Lagoven, 1989); y de los padres González Oropeza y Ojer en coautoría: La fundación de Maturín (1722) y la cartografía del Guarapiche (Caracas, UCAB, 1957). 3 Durante muchos años fue el profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Interdiocesano de Caracas. La UCAB, además, copatrocinó los tres grandes congresos de historia eclesiástica -1969. 1972 y 1977- realizados por estos años, que aún representan –con sus memorias- un esfuerzo académico inigualado en el área.
Imagen: padre Hermann González Oropeza, sj cortesía de El Ucabista
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