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Madrid, 10 octubre 2011
Brasil reconquista sus fronteras amazónicas
Tomado de:
Madrid, 10 octubre 2011
Por Luis Esteban G. Manrique
(Especial para InfoLatam).- Desde la península de Yucatán a
la Patagonia se encuentra la mayor extensión de bosques del planeta: 9,5
millones de kilómetros cuadrados, el 27% del total mundial. Desde 1980 su
extensión se ha reducido en un 25% y sigue haciéndolo a una tasa del 1% anual
como resultado del avance de la frontera agrícola, la tala ilegal, el
narcotráfico, la construcción de caminos, la minería, la explotación de
hidrocarburos y la colonización.
Ocho países -Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana,
Perú, Venezuela y Surinam- comparten el grueso de ese inmensa reserva de
biodiversidad, asentada sobre la mayor cuenca hidrológica del mundo: más de
siete millones de kilómetros cuadrados que contienen más de la mitad de los
bosques tropicales que subsisten en el mundo, cubriendo 4,9 millones de
kilómetros cuadrados, una superficie mayor que India, Pakistán, Bangladesh y
Sri Lanka juntas.
El Amazonas descarga el 20% del agua de todos los ríos que
fluyen a los océanos del mundo, un volumen mayor que el de los ocho ríos
siguientes: cuatro veces más que el caudal del río Congo, 10 veces el del
Mississipi y 60 veces el del Nilo. El Instituto de Investigación del Amazonas
(INPA), calcula que si todos sus bosques amazónicos desaparecieran, se
liberarían a la atmósfera 77.000 millones de toneladas de carbono. Otras
especies vegetales, como los pastos para el ganado, apenas secuestran un 7% de
esa cantidad de gases.
Sin embargo, pocas zonas del mundo están menos protegidas de
la depredación medioambiental y de la violencia que proliferan en zonas remotas
debido a la ausencia de autoridades públicas. En algunas zonas amazónicas
brasileñas, la tasa de homicidios es seis veces mayor que la de Río de Janeiro.
En Brasil, hasta el 80% de la extracción maderera en Brasil
puede ser ilegal. Desde los años sesenta, ha desaparecido un 17% de la floresta
amazónica brasileña, aunque después de haber alcanzado un pico de 27.000
kilómetros cuadrados en 2007, la deforestación cayó a 6.500 kms2 el año pasado.
Por cada árbol de caoba que se tala, por ejemplo, mueren
otros 27 árboles por la destrucción que provoca la caída de los gigantes
arbóreos, el ingreso de los tractores que se llevan los troncos y el laberinto
de senderos construidos para llegar a las carreteras, lo que erosiona los
suelos, abre el camino a los colonos y libera gases a la atmósfera.
Brasil, que tiene fronteras con todos los países
suramericanos, excepto Chile y Ecuador, ha asumido un rol de primera línea en
la contención de esas amenazas.
El crimen organizado se ha convertido en los últimos años en
una de las mayores amenazas a los ecosistemas amazónicos. Según el Foro
Ecológico Peruano, para sembrar una hectárea de coca, la mayor parte de la cual
se dedica a elaborar cocaína, se deforestan cuatro de bosque y estima que por
esa razón la deforestación en ese país en los últimos 10 años ha alcanzado las
2,5 millones de hectáreas. Y cada año esa cifra aumenta entre 200.000 y 300.000
hectáreas.
En la selva baja, la fertilidad en suelo deforestado no llega
a durar dos años porque al permanecer descubierto, es erosionado rápidamente
por las lluvias. El cultivo de coca es ideal en climas moderados con suelos
ricos en humus, pero también es resistente en suelos pobres. Pero no es cierto
que el arbusto sea semisilvestre porque necesita un importante apoyo agroquímico.
Las hectáreas de coca suelen ser de monocultivo y por ello
sufren de gran cantidad de plagas. Para protegerlas de la maleza invasora, los
cocaleros utilizan herbicidas y fertilizantes artificiales para combatir la
pobreza de nutrientes del suelo. Todas esas sustancias llegan al suelo y ríos
envenenado los recursos hidrobiológicos en medidas aún desconocidas.
El tercer factor contaminante son las pozas de maceración de
la pasta básica de cocaína, un verdadero vertedero de químicos como el ácido
sulfúrico que se arrojan en los ríos y el suelo. Para transformar media
hectárea de coca en clorhidrato de cocaína, se necesita aproximadamente una
tonelada de insumos químicos, entre ellos azufre, acetona y ácido clorhídrico.
Brasil, que tiene fronteras con todos los países
suramericanos, excepto Chile y Ecuador, ha asumido un rol de primera línea en
la contención de esas amenazas. Durante la mayor parte del siglo XX, Brasil ni
siquiera tuvo una política de integración con sus vecinos porque los gobiernos
militares y los sectores más conservadores percibían enemigos en todas sus
fronteras. Las carreteras, en su visión, no eran medios para aumentar el
comercio sino para hacer más accesible su territorio a potenciales enemigos.
Esa actitud displicente terminó en septiembre de 2005, con la
reunión en Manaos de los ministros de Asuntos Exteriores de los países
amazónicos para fundar la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica y
firmar un plan estratégico que hiciera compatibles la preservación de los recursos
naturales y la biodiversidad y el desarrollo económico de la región.
Ahora, tras ser nombrado ministro de Defensa por la
presidente Dilma Rousseff, Amorim ha ido un paso más allá
El canciller brasileño, Celso Amorim, subrayó la necesidad de
defender la soberanía de los Estados amazónicos, reiterando a los países
vecinos la oferta de compartir con ellos los datos obtenidos por sus sistemas
de vigilancia por satélite del Amazonas (Sivam y Sipam), que detectan
actividades depredadoras de madereros y narcotraficantes e infiltraciones de
guerrillas.
Ahora, tras ser nombrado ministro de Defensa por la
presidente Dilma Rousseff, Amorim ha ido un paso más allá, proponiendo en una
conferencia en Buenos Aires sobre la política de defensa de Brasil y su visión
regional que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) diseñe una estrategia
de “disuasión” para proteger sus riquezas naturales de amenazas
exteriores.
Luego de enumerar las riquezas suramericanas en
biodiversidad, alimentos y agua dulce, Amorim advirtió en la Escuela Nacional
de Defensa argentina que se debe evitar que la “actitud pacífica” de los
países suramericanos sea interpretada como “indefensión”, insistiendo que no es
“posible ni prudente” subestimar los riesgos que afrontará la región en las
próximas décadas.
Además de estar fabricando un submarino nuclear para proteger
sus yacimientos petroleros off-shore, Brasil ha propuesto la creación de una
agencia espacial suramericana con el fin de desarrollar tecnologías de
satélites, vitales para la vigilancia de la Amazonía. La compañía brasileña Embraer,
el cuarto mayor grande fabricante de aviones del mundo, anunció el pasado 8 de
septiembre un acuerdo con la israelí Elbit Systems para desarrollar y producir
en el país aviones no tripulados (Vant) que ya tienen un papel destacado en el
control de las fronteras amazónicas.
Brasil está negociando con sus vecinos la creación de un
“espacio común libre de conflictos”, el objetivo central de su nuevo Plano
Estratégico de Fronteiras, hecho público el pasado junio para coordinar los
esfuerzos regionales de contención del tráfico transfronterizo de armas, drogas
y personas. En julio, Brasilia comenzó a negociar con Bogotá un plan de
seguridad de su frontera común, amplió el existente con Paraguay y lanzó
operaciones policiales conjuntas con Bolivia, Perú y Paraguay, en cumplimiento
de sus recientes acuerdos de defensa con esos países.
Con Colombia, país con el que comparte 1.645 kilómetros de
frontera, Brasil quiere construir una “frontera reforzada” que permita la
integración social y económica de las poblaciones limítrofes e impida, al mismo
tiempo, que las guerrillas de las FARC y los grupos dedicados a la tala y a la
minería ilegales y al narcotráfico crucen la frontera para escapar de la
persecución de las fuerzas de seguridad.
En Paraguay, en julio la policía federal brasileña colaboró
con la agencia antinarcóticos paraguaya en la erradicación de 31 hectáreas de
plantaciones de marihuana en los departamentos de Amamabay, Canindeyú y
Concepción, fronterizos con el estado de Mato Grosso do Sul. Según el ministro
de Justicia brasileño, José Eduardo Cardozo, solo en julio las operaciones
policiales conjuntas con los países vecinos condujeron a la confiscación de
media tonelada de cocaína y 10,5 toneladas de cannabis, 233 veces y 64%,
respectivamente, que el mismo mes de 2010.
También en julio, la agencia antidrogas peruana, Didandro,
lanzó una operación conjunta con la policía brasileña para localizar y destruir
plantaciones y laboratorios de cocaína a lo largo del río Amazonas y sus
tributarios en Caballococha, una zona fronteriza con Brasil en el departamento
de Loreto. La Dinandro aportó 300 efectivos apoyados por helicópteros y lanchas
rápidas mientras que la policía brasileña estableció un cordón de seguridad
para evitar que los traficantes huyeran hacia Leticia en Colombia o Tabatinga
en Brasil.
Se trató de la primera operación conjunta fruto del acuerdo
de cooperación firmado el año pasado entre Lima y Brasilia. La UNODC ha
registrado un aumento del 20% de cultivos clandestinos de coca desde 2009 en la
zona del bajo Amazonas, donde operan bandas peruanas, colombianas y brasileñas.
Desde agosto, además, los Vant brasileños sobrevuelan los espacios aéreos de
las zonas fronterizas de Perú y Bolivia con Brasil y el de la triple frontera
entre Bolivia, Brasil y Paraguay para detectar vuelos sospechosos.
Nota del editor del blog: Al
referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta
los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con
el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de
Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana,
a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta
su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que señala el Espacio
de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto
Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968.
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