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Tomado de:
Por Gonzalo Molina Osio - 5/03/2014
Cito las palabras del Dr. Edgar Oblitas en su libro “Historia
secreta de la guerra del Pacífico: “Es digno de destacar que el Brasil y Chile
en los momentos cruciales de desventura para Bolivia, siempre mueven sus
tentáculos como convocados por un conjuro que los atrae mutuamente para
asfixiarla”.
Estos días el Ing. Gonzalo Rico y el Dr. Gastón Cornejo
denuncian la construcción de las megas represas de Jirau y San Antonio en la selva
amazónica del Estado de Rondonia en el río Madera de Brasil, atribuyendo a
estas, la causa de las feroces inundaciones en el Beni, Gastón Cornejo
dice “desde el 2007 yo escribo a rabiar sobre este tema… han transcurrido
más de 10 años de negligencia estatal”.
El problema es cierto y creemos que esto va más allá.
La real historia por la que atravesaron estos territorios, se encuentra en una
publicación de “La Nación Camba” que resumimos: “El objetivo del Tratado de
Madrid (1750) era definir los “límites” físicos y territoriales entre ambos
reinos. Este Tratado fue firmado por el idiota de Don Fernando VI, cuya
subordinación incondicional ante su mujer portuguesa, Doña Bárbara de Braganza
que mediante una inteligente huelga de “piernas cruzadas” acaba el conflicto
entre ambos reinos cediendo la mitad del continente sudamericano en beneficio
de Portugal. Las sábanas reales quedaron de testigos y los mapas
portugueses consolidaron en el papel y luego en la práctica ésta indescifrable
prueba de amor Real”
De la Colonia a la Independencia fueron trasferidos a Brasil,
Bolivia y Perú para quedar finalmente en territorio brasileño gran parte de
nuestra amazonia y para el logro de estos objetivos, los periódicos brasileños
hablan de “caballos y mujeres”. Walter Auad describe que “los expresidentes
José Sarney y Fernando Collor de Mello resuelven guardar “el sigilo eterno” de
los archivos oficiales que determinan límites con Bolivia” y fueron realizados
en algunos sectores únicamente por delegaciones brasileñas. Los bolivianos unas
veces se retiran sin las firmas y en otras no asisten. Quedan pendientes de
definir límites como los de la Isla Suárez que actualmente ambos reclaman como
suya, también la ferrovía inconclusa en Cachuela Esperanza y la no construcción
del ferrocarril Aiquile - Santa Cruz aduciendo modificaciones al tratado.
Se utilizan desde entonces, una serie de normas que pudieran
ser sujetas de revisión porque no guardan la jerarquía diplomática
utilizada universalmente y otorgan el mismo valor a conversaciones,
arreglos, acuerdos, negociaciones, protocolos, propuestas de canje y compra de
territorios bolivianos, tratados, obsequios, sobornos, condecoraciones, modus
vivendi y uti possidetis. No hubo sin embargo ningún planteamiento de revisión
a tratados por parte del gobierno boliviano.
Walter Auad en su obra “Brasil-Bolivia” relata que la
periodista Eliane Cantanhede en el diario Folha de S. Paulo (junio 18 -
2011) menciona “la compra del Acre ofreciendo sobornos al gobierno de
Bolivia en la época” (1903).
En 1998 reclamamos desde el Senado la depredación del medio
ambiente por los incendios y quemas que realizan en la zona amazónica de
Brasil con las cenizas y humos que contaminan anualmente nuestro territorio.
Estos y otros antecedentes que no caben en una columna,
merecen un profundo estudio, las inundaciones, las cenizas, los humos y la
regularización de fronteras serán problemas cíclicos a menos que nuestras
autoridades también acepten codificar una parte de nuestra historia.
El cerco al Pacífico ocupa el espacio del cerco al
Atlántico. Lo cedido a Chile fue de 120.000 Km2 en el Litoral de Atacama
y a Brasil 490.430 Km2, en la Amazonia cuando en 1853 el Presidente Belzu abría
a los barcos del mundo la navegabilidad de los ríos bolivianos afluentes del
Amazonas y sostenía el derecho de navegar en ellos hasta el Atlántico.
Terminamos concluyendo que Brasil nos mira de arriba, nos
subestima, se expande y aprovecha de nuestra salida por la petenera en temas
que necesariamente deben ser resueltos ahora. La diplomacia permite hacer todo,
menos improvisar.
El autor es exsenador de la Republica
gomolina2003@yahoo.com
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