miércoles, 26 de diciembre de 2012

Extracto de la comunicación de Perry Allen, quien representó a Venezuela como uno de los tres secretarios del Tribunal Arbitral de París 1899. Al Embajador de Venezuela en México Dr. Pulido Méndez, el 19 de Marzo de 1951.

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Tribunal Arbitral de París 1899. Colección  La Fundación  de la Guayana Esequiba 

Tomado de:


Marzo de 1951

Excelentísimo Sr. M. A. Pulido Méndez
Embajador de Venezuela
México

Distinguido y fino amigo.

Accediendo al deseo expresado por usted de que yo reprodujera (….) un memorándum escrito por su socio el Licenciado Severo Mallet Prevost, para que se publicara después de la  muerte de este, (…) me complazco en cumplir con lo que  prometí (…).

En el mes de diciembre del año de 1899, siendo yo Secretario del Magistrado John M. Harlan,  de la Corte Suprema de de los Estados Unidos, hubo una discusión acalorada en los periódicos norteamericanos sobre la controversia entre el Gobierno de Venezuela y el de la Gran Bretaña, referente a los linderos limítrofes entre Venezuela y la Guyana Británica, especialmente por que el Gobierno Británico insistía   obstinadamente en lo que él reclamaba como límites de la Guyana Británica debía de tenerse por territorio británico, a pesar de las protestas del Gobierno de Venezuela, rechazando aquel toda oferta de  someter  la cuestión a un Tribunal de Arbitraje.

El Gobierno de los Estados Unidos había tomado cartas en el asunto, apoyando a Venezuela, e hizo lo posible para que el Gobierno Británico accediera al deseo del de  Venezuela, de que se sometiera la cuestión a un arbitraje, pero sin que la Gran Bretaña le hiciera caso, hasta que el Presidente Cleveland (…) basándose en la Doctrina Monroe, mando un mensaje al Congreso Norteamericano, en que decía que (…)  lo único que podía hacer el Gobierno  Estados Unidos en esas circunstancias era…resistir con toda la fuerza a su alcance a cualquier usurpación que la perjudicara.

El Tribunal de Arbitraje se reunió en París   en 1899, y fueron nombrados tres secretarios del mismo, un francés, un inglés, y otro (el infrascrito)  como secretario por parte de Venezuela.

Tanto el gobierno de de los Estados Unidos como el de Venezuela entendía que la cuetion presentada al Tribunal de Arbitraje, tendría que ser fallida de acuerdo con los hechos comprobados y las leyes aplicables al caso, y es fácil comprender la sorpresa de Mallet-Prevost según lo relata él mismo en su memorándum publicado después de su muerte, por su socio el juez Schoenrich,  en que se refería a una comida a la que asistió,  sentado   al lado del árbitro británico Lord Russell, en la Embajada americana en Londres antes de trasladarse a París, para la celebración de la sección preliminar del Tribunal   Arbitraje en el mes de  enero  1899.

Copio sus propias palabras tomadas de ese  memorándum cuya copia tengo a la vista:

“…me senté al lado  de Lord Russell, y en el curso de la      Conversación me atreví a expresar   la opinión de que          los arbitrajes  internacionales deben de basar sus decisiones exclusivamente en terreno legal.  Lord Russell me replico inmediatamente “…difiero completamente de su opinión. Creo que los arbitrajes internacionales deben de orientarse por vías más amplias y que deben de tomar en consideración las cuestiones de política internacional…”

Para mí,  el modo indicado por Lord Russell para resolver la controversia entre la Gran Bretaña y Venezuela hubiera figurado en el convenio de arbitraje como regla de conducta, ni el Gobierno de Venezuela, ni el de los Estados Unidos lo habrían aceptado.

Lo que pasó  después    ha hecho resaltar la falta de una regla precisa de conducta  consignada por escrito en el protocolo para el gobierno de los árbitros y la “farsa” en realidad representada por el fallo que se dicto.

Sir Richard Webster  abrió el debate en parís, y recuerdo que me llamó la atención el hecho de que a cada rato el que hablaba fue interrumpido por el “arbitro ingles Lord Russell”, (…) tendiente a causar en los oyentes la impresión de que él era uno de los abogados de parte de  la Gran Bretaña y no uno de los jueces del Tribunal de Arbitraje.  Esto me parece de mucha importancia pues todo el mundo sabe que en los juicios entre  particulares,  los jueces están sujetos a recusación si  aparece  (…) que no pueden ser jueces imparciales. Y por razones semejantes, si en un tribunal de arbitraje (…) ese juez es súbdito o ciudadano de una de las partes litigantes, y como tal, por obstinación o por patriotismo no puede concebir que su propio país deje de tener razón en la controversia, en ese caso debiere de existir  un derecho de parte de la otra nación de recusarlo, ¿si no es recusable y se estimara que en todo caso debe de emitir su fallo a favor de su propio país, no resulta que es en realidad juez y parte? Lo que no puede tolerarse en esos juicios entre particulares. Si los  árbitros de cada gobierno creen que su deber  les impone la obligación de fallar siempre a favor del suyo, ¿no es evidente que para ganar la partida (…) alguno de ellos haga una conquista de un tercer arbitro en discordia?, y si eso es así, ¿ habrá duda de que tales arbitrajes son manera de “farsa”? (…).

En fin (…) terminados los debates (…) los dos árbitros ingleses se fueron a Londres llevándose con ellos el Presidente ruso del Tribunal F. de Martens (…).

Recuerdo bien el  día señalado por el Tribunal de Arbitraje para dar el fallo para dar su fallo. El Presidente de Martens (…) dijo (…) que en el presente arbitraje todos los árbitros estaban de acuerdo y por lo tanto que la controversia habia sido decidida por el voto  “unánime” de ellos: dándose a entender que no había hallado ninguna diferencia de opinión entre ellos, por lo que debía estimarse que el fallo era en todo un justo, legal y equitativo, y debía de ser satisfactorio para todas las partes interesadas (…) fallo que por su injusticia causo consternación, no solo entre los abogados de Venezuela sino de parte de su gobierno y el de los Estados Unidos.  

Recuerdo que el ex presidente Harrison  (…) decía después,   (…) que se lamentaba  (…) haber dedicado dos de los mejores años de su vida a un asunto que había vuelto a ser una mera farsa, agregando  que la línea limítrofe fijada por el Tribunal de Arbitraje no tenía sentido común  que no concordaba en absoluto con las pruebas presentadas, no conforme a derecho; que no fijaba una línea basada  en linderos limítrofes naturales, como se acostumbraba entre naciones, tales como ríos y serranías, sino que la línea se había trazado de tal manera que todos los terrenos en que se suponía podría haber depósitos de auríferos fueron adjudicados a Inglaterra, y que las ciénagas y demás tierras pantanosas e inservibles se había asignado   a Venezuela  (…).

Es obvio que este arbitraje resulto una ilusión y un engaño tanto para Venezuela como para los Estados Unidos.

Me parece que la Gran Bretaña desde hace siglos ha estado acostumbrada adueñarse de todo lo que se le antojaba, y podía tomarlo debido a su poderío naval y militar, y las naciones pequeñas carentes de fuerza para resistirla, han tenido que sufrir el despojo de sus tierras sin poder defenderse. Francamente, cada vez que me pongo a reflexionar sobre el vergonzoso despojo de 1899 de parte del territorio legítimamente perteneciente a Venezuela, me siento hervir la sangre, aunque ya han trascurrido más de cincuenta años después que sucedió.     

Pero ahora la Gran Bretaña, debilitada  por dos guerras mundiales, y estando actualmente bajo la amenaza de otra, aun más terrible, tal vez   en lugar de de poder ya “imponer su voluntad”  sobre un país pequeño ( como decía el Presidente Cleveland en su aludido mensaje al Congreso Americano en 1895), podría llegar a depender de la ayuda del petróleo de Venezuela, como de  un  elemento importantísimo de y aun decisivo.

La devolución a Venezuela de la parte de su  territorio que le ha sido  arrebatado por la Gran Bretaña, representaría para ésta un valor insignificante comparado con el bienestar y seguridad del Reino, y si estalla la tercera guerra mundial   (…) los ingleses (…) tendrían  que depender del petróleo de Venezuela (…).

Si esta situación viniera a presentarse, me magino que la gran Bretaña estaría dispuesta a favorecer, a titulo de compensación por la ayuda de los inmensos recursos petroleros de Venezuela, devolverle la parte de su territorio de que tan descaradamente fue despojada en el año de 1899. Pero no haciéndolo y viniendo a presentarse la situación aludida, podría la Gran Bretaña  justamente esperar que los venezolanos, sintiéndose tan resentidos y ultrajados como están, estarían dispuestos a presentarle a Inglaterra tal servicio (…).  

¿Por qué esperar pues hasta ver si la Gran Bretaña vaya tener que afrontarse a una situación apurada que le obligue a suplicar a los venezolanos que pongan todos sus recursos petroleros a la disposición de los ingleses para la salvación de su país? ¿ por qué no aprovechar   la presente situación para hacerles voluntariamente un gesto amistoso tendiente hacerles olvidar    sus resentimientos, y convertirlos en buenos amigos para el futuro, ofreciendo expropio motu  y sin exigirles una compensación, la devolución de aquella parte del de su territorio, que les fue tan  injustamente arrebatada y rectificando el punto de partida de la línea limítrofe para que comience desde la Boca del Moruco, en donde habría comenzado si el fallo del Tribunal Arbitral hubiera sido rendido de conformidad con los hechos comprobados y con arreglo a la Ley? Este acto voluntario, seria calurosamente aplaudido no solo por Venezuela, sino por el pueblo de todo este hemisferio.

¿Por qué  no hacerlo ahora mismo y no dejar de hacerlo hasta estar obligado a pedir socorro a Venezuela, ya que podría ser tarde?

Loa ingleses se jactan de que en las contiendas de todas clases que se verifican en su país, los contrincantes siempre pueden contar con  “Fair  Play” (actitud correcta según la regla de la materia). ¿Pretenderían  seriamente que hubo “Fair  Play” en el arbitraje del año de 1899? ¿Por qué no reconocer ahora, que los venezolanos han tenido razón en hacer sus amargas quejas durante más de cincuenta años y demostrar con ese gesto  que los ingleses no se han apartado de su principio de conducta conocida por el de “Fair  Play”, devolviéndoles lo que en toda su conciencia es suyo?

Perry Allen

Y añadimos
“…se pude embaucar a un cierto número de personas todo el tiempo, ya a todo el mundo durante algún tiempo, pero no es posible embaucar siempre a todo el mundo…”

Abraham Lincoln


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Comunicación del 04 de octubre de 1899 del Dr. José María Rojas Agente ante el Tribunal Arbitral de Paris al MRE de Venezuela




60º Aniversario de la publicación del Memorándum de Mallet Prevost (Guayana Esequiba). Parte I

 

El Memorándum de Severo Mallet-Prevost por el doctor Otto Schoenrich. Parte I

 

Memorándum dejado al Juez Schoenrich, para no ser Publicado, sino a su Juicio, Después de su Muerte. Parte II




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