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Tomado de:
05-Feb 05:02 pm|Simón Alberto Consalvi
Los venezolanos no podemos ni debemos ser ajenos ni cerrar
los ojos, y menos en una etapa en la cual predomina el hermetismo oficial en
las negociaciones con otros países
Colonialismo, Siglo XXI | El Nacional
El primer campanazo lo dio la FAO, la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, conjuntamente con el
FIDA, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, fundado en los años
setenta por iniciativa, entre otros países, de Venezuela. (Sí, de Venezuela, en
los tiempos en que nuestra política exterior estuvo a la vanguardia de los
países en desarrollo). Alarmados por las masivas adquisiciones de tierras en
África y otros continentes por Estados poderosos o capitales extranjeros, ambos
organismos encargaron al Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el
Desarrollo un estudio en profundidad sobre un inesperado fenómeno que amenazaba
a millones de seres humanos con ser despojados de sus recursos naturales, la
tierra y el agua, en otras palabras, de la fuente de sus propios alimentos.
Como si regresaran, con otros nombres y otras tácticas, los oscuros tiempos del
colonialismo imperial.
A partir del estudio, la cuestión dejó de ser tabú, y forma
parte del debate internacional. Los venezolanos no podemos ni debemos ser
ajenos ni cerrar los ojos, y menos en una etapa en la cual predomina el
hermetismo oficial en las negociaciones con otros países. El hecho de que
naveguemos en la oscuridad, no nos exime ni podemos cruzarnos de brazos. La
adquisición masiva de tierras en África, América Latina y el sudeste asiático
por parte de Estados o corporaciones multinacionales forma parte de las
estrategias frente a la crisis alimentaria, la volatilidad de los precios, los
fenómenos naturales de sequías o de tormentas y, en algunas naciones poderosas
como China, de la creciente demanda de sus habitantes.
El informe de la FAO investigó la tenencia de la tierra en 17
países de América Latina y el Caribe, y son México, Costa Rica, Guatemala,
Nicaragua, Panamá, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador,
Paraguay, Perú, Uruguay, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y Guyana. No
figura Venezuela, y no conozco la razón. (Imagino que no fue permitido, porque "estamos
en revolución", y la santa palabra basta).
Otro estudio (de los tantos que se pueden consultar en
Internet) lo llevó a cabo la Coalición Internacional de Tierras, que reúne a 40
organizaciones.
Sus campanazos se oyen en todo el mundo. En éste se advierte
que, aparte de la producción de alimentos, la adquisición de tierras tiene
también otros propósitos. De los 71 millones de hectáreas negociadas, anotan,
22% fue para la minería, el turismo, la industria, bosques, y biocombustibles.
De modo que el fenómeno, al incluir las minas, por ejemplo, adquiere
connotaciones de orden más complejo.
Según se lee en los papeles de la FAO, dos fueron los países
latinoamericanos más seducidos por los nuevos conquistadores: Brasil y
Argentina.
Paradójicamente, países de avanzada, no desprovistos de
políticos avizores ni de instituciones que los defiendan.
Además de Estados y corporaciones, personajes, como el
magnate de los medios Ted Turner, y actores, como Sylvester Stallone o Tommy
Lee Jones, figuran entre los poseedores de tierras en Argentina.
Esto ilustra la diversidad de la clientela, pero la inquietud
la desataron países como China, Corea del Sur y Arabia Saudita. Si las campanas
sonaron un poco tardíamente, las respuestas no esperaron.
En Brasil, en 2010, el presidente Lula da Silva tomó medidas
para controlar la adquisición de tierras por agentes extranjeros. Ninguno puede
tener más de 5.000 hectáreas, según la región, y en total no pueden superar 25%
del territorio. Quizás 25% del territorio de un país en manos extranjeras sea
exagerado, pero la diversidad, o sea, el hecho de que individualmente sólo se
pueden adquirir 5.000 hectáreas (y dependiendo de la región), explica la
generosidad de Brasil.
La reacción de Argentina, bajo la presidencia de Cristina
Fernández de Kirchner, fue más estricta. En diciembre de 2011, el Congreso Gobierno
y oposición limitó las compras de tierras por parte de Estados, corporaciones
o individuos extranjeros a un máximo de 15% del territorio. Se sabe que es uno
de los países con mejores tierras para la explotación agrícola, con abundancia
de aguas. Evidentemente, tierras muy atractivas para los conquistadores. Según
la FAO, ya 10% del territorio está en manos extranjeras. La legislación no los
afecta, pero limita sus planes de expansión. El mensaje es claro: "Compren
alimentos, pero no tierras".
En discusión está, además de las adquisiciones de tierras, la
cuestión de los alquileres o de otras metáforas que podrían tener efectos
análogos. Un consejero de la FAO advierte: "Los gobiernos de la región
deben encontrar formas de asegurar que los procesos de concentración y
extranjerización de tierras no tengan efectos negativos sobre la seguridad
alimentaria". Pidiendo perdón por la imprudencia, pregunto: ¿Qué sucede en
Venezuela? Según cable de Efe, publicado por El Universal el viernes 27 de
enero 2012, "China apoyará desarrollo de 600.000 hectáreas
agrícolas". ¿En qué consistirá este "apoyo"? ¿O estamos frente a
una utilización poco ortodoxa del lenguaje?
1994 Guayana Esequiba - Zona en Reclamación MARNR Servicio Autónomo de Geografía y Cartografía Nacional 3 Edición
Nota
del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se
deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del
río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación
sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios
estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación
venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba
en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por
lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa
al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad
internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía
territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado
río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual
Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el
nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste
desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que señala el
Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del
09 de Julio de 1968.
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