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Por Oscar Garay | 28/02/2014 | 23:30
En PERFIL del último sábado, Jaime Duran Barba escribe que
“Galtieri tuvo el apoyo unánime de todos los partidos cuando intentó recuperar
las Malvinas y el repudio unánime cuando fracasó”. Me permito presentar un
punto de vista diferente.
Juan B. Yofre relata en 1982 Los documentos secretos de
Malvinas que el 2 de abril Rogelio Frigerio, uno de los máximos referentes del
Movimiento de Integración y Desarrollo, dice ante amigos que “la invasión iba a
ser tomada como un acto de piratería que la comunidad internacional no podía
consentir”, y que Raúl Alfonsín, en un encuentro privado de la línea Renovación
y Cambio de la UCR había manifestado su oposición.
Ambas posturas son confirmadas por Cardoso, Kirschbaum, Van
der Kooy en Malvinas. La trama secreta y la de Frigerio ratificada por Oscar
Camilión en Memorias Políticas.
En un capítulo titulado “La luz roja del desarrollismo. La
soledad argentina....”, Yofre refiere al documento publicado por el MID el 23
de abril de 1982 en La Razón con la firma de Arturo Frondizi y Rogelio
Frigerio, donde “se planteaban serios interrogantes sobre lo que se estaba
viviendo”.
“Un shock de realismo entre tanto ensueño”, reflexiona el autor.
“Un shock de realismo entre tanto ensueño”, reflexiona el autor.
Dicho documento se ajustaba a los conceptos que habían
escuchado los amigos de Frigerio días antes. “Es falso que cuando hay un
conflicto internacional haya que callar las discrepancias con el gobierno que
puso en movimiento esa acción”. Demás esta señalar el coraje de la publicación
en esos momentos.
El documento exhorta a la dictadura a reflexionar
preguntándose “¿Se evaluó la relación de fuerzas internacionales, no solo las
militares, sino las políticas y diplomáticas? ¿Se evaluaron las consecuencias
económico-sociales del conflicto, no sólo en costo operativo sino en orden a
las represalias y medidas de diversos países? ¿Se consideró el efecto
debilitante en la posición del país, en la crisis económica en la que ya nos
encontrábamos? ¿Se reflexionó sobre los riesgos de romper la coherencia entre
la posición estratégica del país en el campo occidental y la táctica respecto
del conflicto particular que nos involucra?”.
Clarín, el 25 de abril, en nota firmada por Ricardo
Kirschbaum, publicó que el MID “planteó agudos interrogantes sobre todos los
flancos de la operación, dejando en claro que, para el desarrollismo, se actuó
con gruesas imprevisiones políticas y diplomáticas, aludiendo también a la
contradicción existente entre la soberanía territorial que se recupera y la
soberanía económica que se ha perdido desde 1976”.
Este documento fue una advertencia que, más allá de lo
militar y diplomático, apuntó al corazón de la política económica del Proceso.
Hugo Gambini, en Frondizi. El estadista acorralado, opina
que, entre la censura de guerra y el triunfalismo del pueblo, “estas
advertencias cayeron en el olvido y todo terminó como sabemos.”
Cardoso, Kischbaum y Van der Kooy dejan claro que el
comunicado del MID del 23 de abril fue “el primer documento crítico de un
partido político argentino sobre el operativo del 2 de abril”.
Con respecto a Alfonsín; Vicente Palermo y Marcos Novaro (La
dictadura militar 1976-1983) advierten que luego de una ambigua postura inicial
“ajustó poco a poco su actitud a un diagnóstico que predecía un enfrentamiento
bélico inevitable y la derrota militar argentina”.
Queda evidenciado, con respaldo documental y bibliográfico
que Frondizi, Frigerio y el MID tuvieron una posición pública de gran valentía
cuestionando duramente la decisión política de invadir las islas, pronosticando
la derrota militar y la subsecuente crisis económica, postura que con perfil
notoriamente más bajo tuvo asimismo Raúl Alfonsín.
*Director del Centro de Estudios para el Desarrollo. Socio
del Club Político Argentino.
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