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Tomado de:
Las recurrentes amenazas del oficialismo de retirarse de la organización
continental disfrazan el control que, junto a sus aliados, ejerce Venezuela
sobre esa institución
Ángel Bermúdez22 de marzo 2014 - 05:58 pm
En mayo de 2007, cuando su gobierno temía ser sancionado
internacionalmente debido al cierre de RCTV, el presidente Hugo Chávez amenazó
con retirarse de la Organización de Estados Americanos. “Si la OEA llega a
condenar a Venezuela, pues Venezuela se retirará de la OEA. Cuba se retiró y no
se ha muerto”, dijo el mandatario durante una cumbre de la Alianza Bolivariana
para las Américas y agregó: “Esos organismos están deslegitimados”.
Siete años más tarde, el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro,
reiteró el rechazo. “¡Fuera la OEA de acá! Por ahora y para siempre”, fue la
frase con la que el pasado 5 de marzo expresó su repudio a la solicitud de
Panamá de una reunión de la institución continental para discutir sobre la
situación venezolana.
Paradójicamente, Venezuela no necesita abandonar la OEA pues
con mecanismos como el Alba y Petrocaribe ha logrado establecer una nueva
mayoría que hace virtualmente imposible que esa organización acuerde alguna
sanción contra el gobierno de Maduro.
Las votaciones de los días 6 y 21 de marzo, destinadas a
decidir si las sesiones en las que se abordaría la crisis venezolana serían
públicas o privadas, demuestran que el chavismo asumió el control de la OEA
gracias a la diplomacia petrolera.
En ambas ocasiones, la objeción del gobierno venezolano a que las reuniones fueran públicas obtuvo el respaldo de los 14 países socios de Petrocaribe, de los cuales cinco están también en el Alba, mecanismo que aportó además los votos de Ecuador y Bolivia. Maduro contó además en ambas ocasiones con el respaldo de tres países de Mercosur: Argentina, Brasil y Uruguay, cuyas exportaciones a Venezuela han crecido de forma exponencial desde la llegada del chavismo al poder.
De acuerdo con cifras de Pdvsa, Petrocaribe cubre en promedio
40% del consumo energético de los estados miembros de Centroamérica y el
Caribe, en condiciones muy favorables. Desde su creación, este mecanismo fue
visto como parte de una estrategia de acercamiento a los países del Caribe
anglófono, región considerada clave porque allí se encuentran muchos de los
aliados de Guyana, país con el cual Venezuela tiene pendiente una reclamación
por el Esequibo, y porque muchos de esos estados cuestionan los 135.000 km2 de
áreas marinas y submarinas que la posesión de Isla de Aves le otorga a
Venezuela.
Por años, muchos analistas venezolanos han criticado la
utilidad de Petrocaribe al ver que Caracas no ha logrado sumar nuevos apoyos
entre las naciones beneficiadas en estos dos temas. Para Maduro, en cambio, la
utilidad diplomática de Petrocaribe quedó demostrada en esas dos reuniones de
la OEA.
La sesión del 21 de marzo, sin embargo, mostró un avance
también de las posturas favorables a la oposición venezolana. México, Colombia,
Honduras y Guatemala, naciones que se habían abstenido el 6 de marzo, apoyaron
la propuesta de que la sesión fuera pública.
El Salvador fue el único país que habiéndose abstenido en la
primera reunión cambió su posición para favorecer al gobierno de Maduro, lo que
resulta explicable en virtud de que el Frente Farabundo Martí, aliado del
chavismo desde hace muchos años, se ha reforzado en el poder con la reciente
victoria del exguerrillero Salvador Sánchez Cerén en las elecciones
presidenciales.
Desde el punto de vista del comportamiento de los integrantes
de otras organizaciones regionales, merece la pena destacar que los socios de
la Alianza del Pacífico (constituida por Colombia, Perú, Chile, México y
próximamente Costa Rica) votaron a favor de que el encuentro fuera público.
En cuanto a la Unión de Naciones Suramericanas, que la
próxima semana enviará una misión de cancilleres a Caracas, la mayoría de sus
miembros se inclinó a favor del gobierno de Maduro: 7 de los 11 socios de esa
organización (excluyendo a Venezuela) apoyaron que la reunión del 21 de marzo
fuera privada, mientras que otros 4 respaldaron que fuera pública.
Vistos los resultados generales de las votaciones en la OEA,
es evidente que la estrategia del chavismo de coartar a través del petróleo a
los países del Caribe ha resultado útil para Maduro. Queda por ver si llegará a
serlo también para defender los intereses de Venezuela en la reclamación del
territorio Esequibo frente a Guyana o la soberanía que tiene el país sobre
aguas del Caribe, derivada de la posesión de Isla de Aves.
2005 La Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico
Simón Bolívar Primera Edición
Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República
Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de
territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de
Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de
febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de
Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento
hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que
señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial mediante
el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968
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