http://www.elmercurio.com/blogs/2013/02/23/9513/los-habitantes-de-malvinas-falkland-tienen-derechos.aspx
Tomado de:
Sábado 23 de febrero de 2013
"Legítimas pueden ser las aspiraciones soberanas de
Argentina sobre las islas. Pero es ilegítimo, torpe y contraproducente emplear
la fuerza y el aislamiento para imponerles dominio..."
Para el canciller Timmerman, de Argentina, "no existen
los Falkland islanders " (isleños de las Falkland) ni su derecho a
celebrar un referéndum, como si este dependiera de Argentina y de Naciones
Unidas, y como si las islas estuviesen despobladas.
El desenlace de la consulta a los habitantes de las Malvinas
para continuar como territorio de ultramar de Gran Bretaña es predecible. El
grueso de la población preferirá mantener el actual estatuto y no la
jurisdicción de Argentina. Llevan hasta 10 generaciones en las islas y gozan de
la mayor autonomía, salvo en defensa y relaciones internacionales, por
sobrevivencia encargadas al Reino Unido. Y están muy bien: conviven en paz y
con plenas libertades económicas y políticas; cuentan con una cultura propia;
disponen de una Asamblea Legislativa, judicatura, organización interna y Estado
de Derecho; no hay colas para la bencina, inflación ni dólar blue , y no faltan
productos en almacenes y restoranes; la economía crece sostenidamente; su renta
per cápita supera a la de los países latinoamericanos y tienen un futuro
promisorio gracias a su esfuerzo, al turismo, la pesca y la ganadería.
El pueblo de las Malvinas ha demostrado un temple
excepcional: resistió a la invasión y al intento de anexión por la fuerza de
Argentina y, desde siempre, a un clima adverso y a las medidas aislacionistas
impulsadas por gobiernos transandinos, en especial por los militares y los presidentes
Néstor y Cristina Kirchner.
Legítimas pueden ser las aspiraciones soberanas de Argentina
sobre las islas. Pero es ilegítimo, torpe y contraproducente emplear la fuerza
y el aislamiento para imponerles dominio. En vez de aprovechar la cercanía geográfica
para atraer a los isleños -como lo intentaron el Presidente Menem y el
canciller Di Tella-, se ha preferido por Argentina aislarlos y hacerles la vida
más difícil.
El debate sobre Malvinas impacta a chilenos y a las
relaciones con Argentina y con Gran Bretaña. Chile, sin optar entre uno y otro
país, debe velar por sus propios intereses y favorecer la negociación entre
ellos. Cerca del 10% de la población de las islas es de origen chileno y sus
habitantes tienen vínculos ancestrales y mutuamente beneficiosos con Chile:
hasta hace algunos años su conectividad marítima, el aprovisionamiento y la
reparación de sus naves pesqueras dependían de servicios prestados desde Punta
Arenas. El DS 123 de 2004, otras resoluciones y amagos desde Argentina impiden o
dificultan esas prestaciones.
Por más de un siglo, Chile reconoció la soberanía británica
de las Malvinas manteniendo cónsules hasta 1950. Luego, por pragmatismo y
solidaridad, apoyamos los derechos de Argentina. Este respaldo no puede
comprometer el libre comercio de bienes y servicios, un principio permanente de
política exterior chilena, ni limitar el libre tránsito marítimo y aéreo,
garantizados por tratados y por el derecho del mar.
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