Tomado de:
http://www.eluniversal.com/2010/08/22/opi_art_el-santo_2007905.shtml
Cuidado con otro tratado de límites como el del militar Juan Vicente Gómez
GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL
Domingo 22 de agosto de 2010 12:00 AM
Lo que tenía que pasar, pasó. Chávez fue a la emboscada de Santa Marta al degüello; desde Pérez Jiménez no sufríamos una vergüenza tal con los colombianos. Bueno, ambos son militares y esa es su triste historia en Venezuela: mucho verbo y mucho territorio perdido, entre otras cosas. Sólo los gobiernos civiles han conservado íntegro el país que recibieron.
En medio de este gobierno que es la confirmación científica del lema de Marx, "la historia primero es tragedia, luego es comedia", el novelón por fascículos de cada día debe dar paso de vez en cuando a lo más grave de este proceso, esencialmente militar: la cada vez más probable crisis internacional que signifique desgracias permanentes e irreversibles, perder la Guajira o la esperanza de la Guayana Esequiba.
Repasemos los últimos acontecimientos con Colombia. Ante una denuncia del ya agónico gobierno de Uribe, muy documentada, Chávez hizo lo que hubiera hecho cualquier gobierno venezolano, civil o militar, rompió relaciones. Más allá de la veracidad de la denuncia colombiana, -total, no hacía falta para saber de la libertad de que gozan los hijos del gran revolucionario Marulanda en nuestro territorio-, ante acusaciones tan graves Venezuela sólo podía reconocer o romper relaciones.
El libreto estaba escrito desde el principio, pero por Colombia: en pocos días Venezuela y Colombia volverían a su rutina de agredirse desde lejos y sonreírse en el cara a cara. Pero ni en el mejor de los escenarios los colombianos podían prever las concesiones de Chávez desde el mismísimo lecho de muerte del Libertador. Pagos de deuda ya, negocios para los contratistas colombianos (para que les hagan competencia a los brasileños, Venezuela es una piñata). Próximo paso: discusión de límites en el Golfo de Venezuela, en el momento de mayor debilidad internacional de Venezuela en medio siglo salvo por el invaluable apoyo de Bolivia, Siria y Zimbabwe.
Colombia tiene un plan, Venezuela coge rabietas. El presidente de Colombia es, además, dueño y señor de los medios de comunicación de su país; el nuestro, los tiene en contra: tiene una década vejándolos y persiguiéndolos. Colombia está unida en torno a su gobierno, para Chávez no hay diálogo posible con más de medio país. Cuidado con otro tratado de límites como el del militar Juan Vicente Gómez. Por Colombia lo negoció un señor Santos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario