lunes, 9 de noviembre de 2009

Investigadores proponen nuevas áreas de conservación para el estado Bolívar















Tomado de:
http://cienciaguayana.blogspot.com/2009/11/investigadores-proponen-nuevas-areas-de.html



Así lo acordaron más de 30 instituciones científicas y organizaciones ambientalistas de Colombia y Venezuela reunidas con el objetivo de priorizar zonas para la conservación de la biodiversidad en la cuenca del río Orinoco



Evelyn Guzmán Bigott
La diversidad y endemismo de los ecosistemas de la Orinoquia guayanesa, presentes en el estado Bolívar, quedó demostrada en el reciente taller binacional realizado en la ciudad de Bogotá, donde se dieron cita más de 30 instituciones científicas y organizaciones ambientalistas de Colombia y Venezuela, con el objetivo de proponer áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad y su uso sostenible en la cuenca del río Orinoco.


Este taller fue una iniciativa de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, por Venezuela, y la Fundación Omacha, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, además del Instituto Humboldt (IAvH), por Colombia, con el apoyo de la Fundación Palmarito.


Carlos Lasso, coordinador del programa de Biología de la Conservación y Uso de la Biodiversidad del IAvH, explicó que el taller permitió identificar 19 áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad de esta cuenca, de las cuales cuatro áreas están ubicadas en el estado Bolívar, a saber:
En áreas de humedales, los corredores ribereños del bajo Orinoco y Delta superior:
1. Zona de confluencia de los ríos Caura (desde raudales de 5 mil) y Orinoco (entre las confluencias del Rio Zuata y Rio Mapire).
2. Isla de Mamo, paisaje Las Galderas que incluye las riberas del Orinoco aguas abajo de Ciudad Bolívar y aguas arriba de Ciudad Guayana.
3. Corredor Bajo Orinoco-Delta Sur desde la isla aguas abajo de Los Castillos de Guayana hasta su desembocadura en el Océano, incluyendo la zona de influencia del norte de Imataca.
En tierra firme:
4. La Sierra de Maigualida-Río Cuchivero que incluye las tierras al norte de la Maigualida, vertiente noroeste de la altiplanicie de Icutú, en la serranía de Guamapí de la sierra, donde se encuentran las cabeceras del río Cuchivero.


RAZONES PARA SU CONSERVACIÓN
Según detalló Lasso, el criterio para escoger estas áreas como prioritarias se basaron en razones de índole biológico “por las riquezas, endemismos, la presencia de especies amenazadas con valor de uso (pesquero-consumo, ornamental, deportivo, sanitario, piscicultura, cacería, zoocría, comercio ilegal, subsistencia, cultural)”.


Asimismo, por ser áreas importantes desde el punto de vista ecológico, debido a su funcionalidad como “vías de dispersión de especies, migración, reproducción, refugio, entre otras, y por ser áreas no protegidas previamente dentro de los sistemas nacionales de áreas protegidas, y que pueden complementar las preexistentes como corredores de conservación”.


MAPAS TEMÁTICOS
Entre los resultados del taller, destacó la creación de 82 mapas temáticos sobre biodiversidad, con un promedio de 13 mapas por cada grupo (flora y vegetación, insectos, peces y crustáceos, anfibios y reptiles, aves y por último mamíferos).


De igual forma, el taller permitió evaluar las amenazas que se ciernen sobre las 19 áreas seleccionadas, entre ellas: deforestación, densidad poblacional, bloques de explotación de hidrocarburos (exploración, producción y transporte), minería, hidroeléctricas, represas y diques, infraestructura vial (ferrovías, vías terrestres, hidrovías), sobreexplotación directa del recurso y extracción selectiva (sobrepesca, cacería por retaliación, productos forestales y no forestales, etc.); contaminación de los cuerpos de agua (agroquímicos, mercurio, etc.); cambio climático; especies introducidas; monocultivos (agroindustria-biocombustibles); cultivos ilícitos; turismo sin planificación y eventos naturales catastróficos.


“Se integró toda esta información en un portafolio concertado de conservación que permita gestionar eficientemente, recursos financieros, articular acciones y disminuir la duplicación de esfuerzos para conservar y aprovechar sosteniblemente los recursos naturales de una cuenca que convoca y aporta a la integración de dos pueblos hermanos”.


Aclaró Lasso que este ejercicio no es vinculante desde el punto de vista administrativo o político, aunque fueron convocados los representantes del Ministerio de Ambiente, Ministerio de Agricultura y del Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INIA-Apure), “pero desafortunadamente no pudieron ajustar sus agendas”.


No obstante, dijo que los resultados del taller “se están enviando y distribuyendo a los tomadores de decisiones y gestores de la biodiversidad para su conocimiento y consideración”. Asimismo, añadió que la información generada relativa a las áreas propuestas y a la biodiversidad “ya está en manos de todos los participantes e interesados en el tema con el objetivo de socializarlo al interior de sus instituciones y puedan articular acciones de investigación, conservación y búsqueda de fondos, basados en los conocimientos y recomendaciones del taller”.


Dijo que las próximas acciones estarán dirigidas hacia el análisis de amenazas y oportunidades de cada una de las 19 áreas prioritarias para la conservación de la cuenca del Orinoco, para lo cual el Instituto Humboldt de Colombia se encuentra gestionando los recursos necesarios para el segundo taller binacional a realizarse en 2010.


Isla de Mamo
Esta isla se ubica frente al poblado ribereño de Las Galderas, kilómetro 55 de la autopista, e incluye las riberas del Orinoco aguas abajo de Ciudad Bolívar y aguas arriba de Ciudad Guayana. Los estudios realizados por la Uneg en ella dan cuenta de una diversidad de especies, tanto flora, fauna, aves migratorias, aves endémicas del Orinoco, que evidencian su importancia y requieren un monitoreo constante. Esta isla presenta la mayor área de planicie de inundación de este tramo del bajo Orinoco, en la que se encuentra la laguna más grande, conocida como Laguna de Mamo. Estos estudios evidencian el interés de las comunidades ribereñas de participar en proyectos de ecoturismo fluvial, restauración de bosques inundables y producción piscícola.


SU EXACTO VALOR BIOLÓGICO
Por Venezuela, asistieron los investigadores Reina Gonto y Ángel Fernández del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Arnaldo Ferrer, Josefa Señaris y Miguel Perera de la Fundación La Salle Ciencias Naturales, Antonio Machado del Instituto de Zoología Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Miguel Lentino de la Fundación Phelps y Judith Rosales y Donald Tophorn de las universidades nacionales experimentales de Guayana (Uneg) y Los Llanos (Unellez), respectivamente.


Judith Rosales, bióloga con doctorado en Geografía de la Universidad de Birmingham (Inglaterra) y profesora e investigadora de la Uneg, dijo que con este proyecto binacional buscan resaltar la importancia de la Orinoquia, mostrando su exacto valor biológico e importancia a nivel internacional, regional y nacional porque a su juicio, ha estado “relegada” de las estrategias de conservación tanto de su biodiversidad como de sus importantes recursos hídricos.


“Las políticas nacionales de manejo de recursos hídricos continentales deben considerar que la cantidad y calidad de dichos recursos dependen de las relaciones hidrodinámicas, que evolutivamente se han establecido en los ecosistemas naturales de una cuenca”.


Explicó Rosales que el incremento poblacional y el cambio en el uso de la tierra y transformación de los ecosistemas tanto terrestres como acuáticos afectan la cantidad y calidad de los recursos hídricos continentales.


“Es importante recordar que, del agua dulce aprovechable del planeta, básicamente encontrada en los ríos, la Amazonía y la Orinoquia, son las más importantes a nivel global, sosteniendo el 15% de las reservas hídricas del mundo, una cifra que estratégicamente debe dominar la agenda geopolítica de nuestros países hermanos en Suramérica”.


Confluencia Caura-Orinoco
Esta área comprendida entre los ríos Zuata y Mapire, hasta los raudales de La Mura en el río Caura, tiene una gran importancia como nodo de conservación de humedales. Los estudios han demostrado que en ella convergen sistemas de aguas ricas en nutrientes del Orinoco y sistemas oligotróficos (pobres en nutrientes) de aguas como el Caura y el Mapire. Además de contar con una alta diversidad de especies de bosques inundables típicas de cada uno de estos sistemas, en áreas que drenan cuencas relativamente poco perturbadas, cuya conservación asegura maximizar la diversidad tanto de componentes como de funciones de los humedales del bajo Orinoco.


RESERVA DE AGUA DULCE
Enfatizó la investigadora de la Uneg que en un planeta cada vez más impactado por los efectos de cambios climáticos globales, y con una población en pleno crecimiento, “reservas de agua dulce del planeta tan importantes como las de la Orinoquia, son de importancia primordial para el futuro de nuestros países y los esfuerzos de investigación y conservación deben llevarnos a trabajar mancomunadamente”.


Destacó que de los grandes ríos que drenan sus aguas al océano, el Orinoco es el tercero que más agua descarga al océano a nivel global, pero además es el segundo río más importante del mundo en términos de su descarga específica. “La cantidad de litro de agua por segundo, que drena el Orinoco por kilómetro cuadrado, es equivalente a la cantidad que drena el Amazonas, por eso se destaca en términos de eficiencia hídrica, y eso es un hecho que hay que valorar”.


Por lo anterior, Rosales insistió en que los proyectos de desarrollo que se adelanten en la Orinoquia, “incorporen y consideren los aspectos ambientales, ecológicos y sociales en las cuentas de los proyectos, desde su diseño hasta la operación del mismo, considerando la valoración y contabilidad ambiental en la producción, la cual se incrementa con el mantenimiento de los servicios ambientales y se disminuye con el deterioro ambiental”.


Con relación a la factibilidad de muchos proyectos, sitio de obras, entre otros aspectos, Rosales dijo que la decisión debe estar basada en suficiente conocimiento que evite costos innecesarios a futuro. “Los programas de monitoreo de la información sobre composición, dinámica y procesos en los ecosistemas es básica para evaluar la eficiencia de las medidas de protección ambiental, necesarias para sostener la salud de la Orinoquia”.


Corredor del bajo Orinoco-Delta Sur
Esta área se ubica desde la isla que marca el inicio del delta superior aguas abajo de Los Castillos de Guayana, hasta su desembocadura en el Océano incluyendo la zona de influencia del norte de Imataca. En ella se encuentra uno de los mayores humedales de Suramérica, con bosques de pantano, islas deltaicas y praderas aún por descubrir. Se caracteriza por ser un ecosistema dominado por grandes brazos de ríos, caños menores, playas arenosas y abundantes formaciones boscosas de manglar, albergando éste último la mayor diversidad de anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Más de un tercio de todas las especies de peces conocidas para la cuenca del Orinoco (incluye tanto especies dulceacuícolas como de aguas salobres) están presentes en el Delta, lo que determina que ésta sea un área extremadamente importante para la conservación de la ictiofauna en general.


HUMEDALES CONTINENTALES
Para Rosales, quien participó en el grupo de expertos que analizó flora y vegetación, la inclusión de estas cuatro áreas de conservación ubicadas al norte del estado Bolívar, es una oportunidad para dar a conocer la potencialidad de estos ecosistemas que no cuentan con el respaldo de una figura de protección especial.


“Ello ocurre con los humedales continentales de gran importancia ecológica no sólo en términos de su biodiversidad, sino por sus servicios ecosistémicos en el metabolismo de los materiales orgánicos e inorgánicos, que llegan a los cauces de agua”. En este sentido, Rosales resaltó que si bien Venezuela destaca en Suramérica por el hecho de contar con figuras jurídicas de conservación en áreas de gran importancia dentro de la Orinoquia, los corredores principales del río, no cuentan con ninguna, “la única que existe está en su delta y representa sólo parte de este territorio. Entre los tributarios, el delta interno del Orinoco con las extensas planicies inundables del río Apure, a pesar de no tener un alto número de especies endémicas, tiene una importancia vital en cuanto al funcionamiento de los humedales (lagunas, esteros), en términos de los servicios ecológicos que ellos prestan”.


Añadió que para toda la región Guayana, incluyendo el estado Amazonas, destacan el corredor ribereño del río Ventuari, así como el corredor del medio Orinoco y la triple confluencia de los ríos Atabapo e Inírida (Colombia), cuyos esfuerzos en conservación pueden ser compartidos entre comunidades e investigadores de ambos países.


Sierra Maigualida-Río Cuchivero
La Sierra Maigualida, uno de los 40 monumentos naturales que existen en Venezuela, es una formación montañosa que abarca 7 mil kilómetros cuadrados y constituye el límite entre los estados Amazonas y Bolívar. Este sector, aparte de destacarse por su valor endémico en cuanto a flora y fauna es de una invaluable riqueza e historia cultural y representa el límite norte del territorio de la etnia Hoti y antiguo asiento de la etnia Eñepa, los que hoy día se han distribuido al medio Cuchivero y otras zonas vecinas. (Foto cortesía Luís Pérez)


ÁREAS DE CONSERVACIÓN EN BOLÍVAR
La escogencia de cuatro ecosistemas del estado Bolívar dentro de las 19 áreas prioritarias de conservación para la cuenca del Orinoco, no fue una sorpresa para quien coordina la línea de investigación sobre Ecohidrología y Manejo de Cuencas Hidrográficas del Centro de Investigaciones Ecológicas de la Uneg.


Rosales está convencida que tal decisión es consecuencia de más de 20 años de investigación llevada a cabo por diversas instituciones, entre las que destacan Fundación La Salle, Uneg, Jardín Botánico del Orinoco, Grupo de Investigaciones Ornitológicas, UCV, Fundación Phelps, Ivic e instituciones colaboradoras internacionales como el Programa Ecos-Nord y el Observatorio Hybam de Francia, que apoyan los proyectos recientes de la segunda fase del estudio sobre el Corredor Ribereño del Bajo Orinoco que desarrolla la Uneg desde 2002.


Investigaciones que según dijo, han contado con el soporte del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Fonacit, Fundacite Bolívar y Locti, instituciones a quienes Judith Rosales llama la atención “por la gran inversión que es necesaria mantener e incrementar para el sostenimiento de los programas de investigación, las redes y el apoyo a la participación y capacitación de las comunidades en el estudio y sostenimiento de estos ecosistemas”.

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