martes, 3 de junio de 2014

Impugnar La Haya, una jugada peligrosa


http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/05/31/impugnar-la-haya-una-jugada-peligrosa/

Tomado de:

31 de mayo de 2014

Historiador y politólogo, Instituto de Estudios Internacionales, U. Arturo Prat.

Hace algunos días en la casa de gobierno de Chile, la Presidenta Bachelet citó a los anteriores mandatarios para discutir sobre las acciones que debiera seguir la Cancillería chilena, tras la reciente demanda presentada por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) el pasado 15 de abril. En aquella cita, Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera coincidieron en una sola posición: recomendaron al gobierno de Bachelet solicitar se impugne la competencia de La Haya ante la memoria presentada por Bolivia, la que a su juicio carece de argumentos y de sustento jurídico. Para ejecutar dicha impugnación, Chile tiene dos mecanismos. Uno de ellos es presentar sus aprensiones antes del 15 de julio, tres meses después de hecha la presentación boliviana, o bien, hacerla a través de la entrega de su contramemoria, cuya fecha límite sería el 15 de febrero de 2015.

¿Puede Chile pedir la incompetencia del tribunal internacional? Claramente, pero los argumentos jurídicos deben ser tan sólidos que deben lograr derrumbar los planteamientos jurídicos esbozados por el país vecino, tarea que no parece para nada sencilla. Dentro del historial de impugnaciones que le han hecho a la CIJ, estás han sido más bien menores, y en la mayoría de los casos las partes litigantes han tenido que esperar su pronunciamiento. Aun así, este mecanismo está siendo evaluado por el gobierno chileno, lo que podría ser un error en la manera de enfrentar la demanda boliviana. Es decir, si el tribunal rechaza las excepciones preliminares que den cuenta de la incompetencia de la CIJ, el Canciller Heraldo Muñoz quedaría en una incómoda posición, situación que podría traer al imaginario político lo ocurrido recientemente con el Perú y claramente podría ser considerado como un nuevo triunfo de la diplomacia boliviana.

El proceso de modernización de nuestra Cancillería no ha sido tal, imponiéndose una visión más bien conservadora por sobre una línea más activa internacionalmente y eso influye directamente en la forma de relacionarse con los países vecinos.

Esta idea no deja de parecer curiosa, pues en Chile se valoró que el país del norte acudiera a instancias supranacionales para zanjar temas que están pendientes entre ambas naciones, pero esta posición se ha ido debilitando con el correr de las semanas, sembrando dudas de si realmente existe manejo político desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Si a eso le sumamos que nuevamente el Canciller ha estado ausente de las reuniones que por estos días llevan a cabo los cancilleres de Unasur, la propuesta de fortalecer la integración regional sigue siendo más bien ambigua. Lo lógico habría sido proponer una mesa tripartita para descongelar el ambiente y resolver por vía diplomática las diferencias políticas entre Chile y Bolivia, entendiendo que Perú resulta clave en este juego político.

Pero la línea política se ha dejado a un lado y hoy los problemas históricos se están dirimiendo jurídicamente. Se advierte una Cancillería rezagada en términos de profesionalización de sus representantes, en comparación con Brasil, Perú o la propia Bolivia. Es decir, el proceso de modernización de nuestra Cancillería no ha sido tal, imponiéndose una visión más bien conservadora por sobre una línea más activa internacionalmente y eso influye directamente en la forma de relacionarse con los países vecinos. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile debe mejorar su manera de proyectar la política internacional, pasar de una política de gobierno a otra de Estado, vincularse con asesores que tengan experiencia en los problemas regionales y con ello poder realizar lecturas políticas más finas.

No es posible que la agenda del Canciller Muñoz esté por sobre el programa de gobierno y que los temas de integración, por simbólicos que parezcan, se estén impulsando más por la propia Presidenta que del mismo Ministro. Hoy hay temas pendientes con los países vecinos que el exitismo económico no será capaz de resolver y se requiere configurar una alta política para que los roces y los revanchismos desaparezcan y se construyan agendas del futuro pensadas en mayores espacios de armonía regional.

El desafío es mayor, pero mientras se tenga una visión de la política internacional de acuerdo al gobierno de turno y no como una mirada de Estado, las tensiones con los países con los cuales limitamos serán permanentes. Por ahora no se advierte un giro en esta dirección y tendremos debate en material internacional por más tiempo del presupuestado.
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