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Tomado de:
ANA LUCINA GARCIA MALDONADO.
(FRAGMENTO DEL TRABAJO SOBRE FRANCISCO DE MIRANDA
EN LA CORTE DE CATALINA DE
RUSIA).
Preparativos del Viaje.-
El 24 de Octubre de 1785, José II, Rey de Hungría y de Bohemia, en nombre del
Santo Imperio Germánico, le otorga
do un Pasaporte para viajar a Constantinopla en estos
términos:
“Al Señor de Miranda,
caballero español, todo cuanto requiera para efectuar su viaje prontamente,
incluyendo salvoconducto, seguridad pública, guías del país,
provisiones, vehículos, navíos, caballerías y otros medios necesarios,
para realizar el proyectado viaje. Todo
lo cual mucho agradecería a Su Gracia Cesárea Real y Apostólica Majestad”.
Se piensa que este Pasaporte tan especial, otorgado en nombre
del Emperador José II, en Viena, solo se podía referir a un miembro de la nobleza, pues era imposible imaginar que hubiese sido concedido a un simple
particular y fue la motivación que determinó al Internuncio Imperial en Constantinopla, dar a Francisco de Miranda
oficialmente el Titulo de Conde, en el Pasaporte que le otorga en la capital
del Imperio Otomano, para viajar a Rusia.
Miranda ha pasado ocho semanas de extraordinarias vivencias
en la Estambul Otomana, lugar en donde los diplomáticos estaban completamente
aislados del mundo musulmán, el venezolano logra descubrir esta ciudad, casi desconocida para los
europeos. En “Colombeia” se encuentran
descripciones precisas de: mezquitas y
serrallos, fortalezas y mercados de esclavos, históricos vestigios de la
Constantinopla Bizantina, la magnificencia de la Catedral de Santa Sofía, la
pompa desplegada por el Sultán Abdul – Hamid I,
la Biblioteca de Rachid Paschâ .
Asimismo la
reconstrucción del poderío
naval del imperio al lado del Balneario BuyuK – Dere, donde encuentra
acaudalados negociantes, residentes en
Turquía, quienes lo acogieron cordialmente en la intimidad de sus
suntuosas residencias.
El 13 de Septiembre de 1786 se embarca en el Velero Imperial
“Cesar Augusto” con dirección a Kherson,
puerto de 40.000 habitantes recientemente fundado por el Príncipe Potionkin
, solo 4 años antes, al término de la
primera guerra Rusa- Turca, en tierras de la pequeña Tartaria, ahora convertido
en la puerta meridional de la Rusia de Catalina II.
La Península de Crimea.-
A l llegar a la
Península de Crimea y pisar suelo ruso el 6 de octubre, es conducido por
las autoridades a un “lazareto” para
estar en cuarentena obligatoria impuesta a todo viajero procedente de Turquía,
se impedida que la viruela negra y otras epidemias se propagasen en el país,
como había ocurrido en años anteriores, ocasionando millares de víctimas.
Durante los 33 días
de aislamiento retira de su
portafolio de color verde, que siempre llevaba consigo, donde
guarda las Cartas
de Recomendación del Embajador
Ruso en Constantinopla, Jacov Ivanovich Bulgakov, para enviársela al Gobernador de Kherson, Príncipe Viazemski, “ a quien le ha causado
excelente impresión por sus finos modales y vastos conocimientos de los más
variados dominios del saber humano”, además de otras misivas para el General
Ranimiski y para el Cónsul Imperial en Kherson,
señor Van Schooten.
Enviadas estas Cartas, los destinatarios se apresuran a
visitarle, le hacen llegar abundantes provisiones, así como también una mesa y
sillas, durante su precario encierro.
El Kanato de Crimea, Estado de los Tártaros de Crimea
desde 1441 a 1783, durante este
tiempo el territorio de Crimea fue
gobernado por Kanes musulmanes aliados o
vasallos del Imperio Otomano.
La anexión rusa se
realizó luego de finalizar la Primera
Guerra Ruso – Turca la cual duró desde
1768 hasta 1774. En 1783 se lleva a cabo
la conquista de la Crimea con la brillante intervención del Mariscal de Campo
Gregorio Potiomkin, quien recibe el agradecimiento de la Zarina Catalina al concederle el Titulo de
Su Alteza Serenísima, Príncipe de la Tauride,
Gobernador General de las Nuevas Posesiones, Jefe del Almirantazgo y la
Flota del Mar Negro, Presidente del
Consejo Superior de Guerra jerarquía con la que
opera con una autoridad absoluta en asuntos militares. El Príncipe un año después de sus
victorias, en 1784, emprende una serie de fundaciones y construcciones dentro de las cuales se
encuentran la Flota Imperial Rusa del
Mar Negro y las ciudades de Kherson, Nikolaiev, Sebastepol y Jekaterinoslav.
En 1787, cuando
Miranda llega a esas tierras, el Principe Potiomkin, desde su Cuartel General de Krementchung a un
centenar de vertsas de Kherson se ocupaba de
organizar la logística del triunfal viaje de Catalina de Rusia a la Crimea, para
conocer sus nuevas posiciones y por tal motivo visitaría la ciudad de
Kherson, coincidiendo con la llegada de
nuestro compatriota.
El 9 de Noviembre, por
fin Miranda se ve en tierra rusa, el Gobernador de Kherson, Príncipe Viazemski, cuya esposa es de
ascendencia española, le ofrece al
ilustre viajero alojamiento en su casa.
Miranda frecuenta la nobleza regional, los salones del Principe Dolgoruki, del
Coronel Nejlindow, del Comandante de la
Ciudad, Korsakov. Estos altos
funcionarios esperaban la llegada de su Alteza el Principe Gregorio Mijailovich
Potiomkin, Gobernador de las regiones recientemente conquistadas por Rusia y
virtual Co – Regente del Imperio.
Por decisión de la Emperatriz, la histórica Península de Crimea ha recobrado su antiguo
nombre de Tauride, como era conocida desde la más remota antigüedad, porque era
ocupada por los Tauros, que le dejaron su nombre, colonizada luego por la
Grecia Arcaica, sus personajes legendarios inspiraron a grandes dramaturgos griegos de la época clásica, tal
como lo describe el geógrafo Estabón,
cuya obra lleva Miranda en su equipaje.
El 5 de Diciembre, día de Santa Catalina y cumpleaños de la
Emperatriz, hubo celebración en su
honor. En su “Diario” Miranda apunta: “Los brindis fueron, primero por la
Emperatriz, el segundo por los Grandes
Duques y la real familia rusa, cada oficial general de los presentes, oficiales
del ejército por clases y damas militares “Catalinas”.
Conoce a un italiano, el oficial Boggio, piamontés, que
sirvió al Kan de Crimea y al Edecán del Teniente General Samoiloff, sobrino del
Príncipe Potiomkin, que acaba de llegar de Petersburgo, para preparar el alojamiento a su jefe, quien informa sobre la partida de la Emperatriz hacia la Crimea
estaba prevista para el día 2 de febrero según el calendario Juliano que rige
en la Rusia ortodoxa, el cual tiene una diferencia de 11 días de
atraso al Calendario Gregoriano, que
rige en occidente.
El criollo hace vida de sociedad, observa las costumbres regionales, la música, el tiempo frio, constantemente nublado, las partidas de “lotto” que celebra con las damas, el modo como se visten los militares de forma impecable,
como se honra a los generales según el
método de los romanos, dando a estos el
nombre de las acciones militares, así, a
Orlov, “Chesmeano”, a Dolgoruky,”
Crimeano”.
Usa el “trusky” que es el transporte público, visita el
“Jardín de la Emperatriz”, a Catalina le
gustaban mucho y el Príncipe, para complacerla,
había hecho plantar jardines en
las cercanías de cada una de las casas
preparadas para alojarla en las distintas ciudades que visitaría.
El Diario del 13 de Diciembre dice: “El joven Korsakov y yo
tomamos el coche, pues helaba y hacia un frio terrible, para visitar un parque
a 2 vertsas”, regresa a casa en coche
del Coronel Korsakov, “hace un frio del
demonio”, comenta.
Ese Diciembre hay mucha nieve, viento y frio, “me ha parecido
prudente quedarme en casa escribiendo y leyendo “La Historia de Rusia” por
Voltaire y “Memorias del General Mastein sobre Rusia”.
Miranda Conoce al Príncipe
Potiomkin y es Invitado a Recorrer Península de La Crimea en la Carroza
Real.
Miranda piensa continuar su viaje personal, ha comprado
una “Kibita”, la ha mandado preparar, pero el crudo invierno lo obliga a
aplazar su proyectado periplo hacia la Crimea,
aun cuando le han sido otorgados Pasaporte y Órdenes para el mismo, por el Teniente General y Comandante en Jefe,
señor Tekely.
El 28 de Diciembre en horas de la mañana, entabla amistad con Suvòrov, el famoso estratega militar ruso quien acaba
de llegar como parte de la comitiva principesca, departe gratamente con él, sobre el
arte militar. Esa misma tarde, dice:” al ponerse el sol sentimos la artillería que arreciaba al arribo del
Príncipe Potionkin”, el “Diario”
anota: “Todo el género militar se fue al encuentro, a mí me dejaron con las
damas, en cuya compañía según nuestra
partida de “lotto”.
Conoce dos días
después al Príncipe, contribuyó en buen grado a este acercamiento el Edecán
del Príncipe Imperial, de origen napolitano,
De Ribas, quien hablaba español y
establece una gran amistad y acercamiento con el criollo, que durará durante
todo el tiempo que permanece en Rusia.
Según escribe el Príncipe Nassau – Singer en sus Memorias:
“Conocimos en Kherson a un hispanoamericano, el Señor Miranda, hombre de
extraordinaria personalidad e inteligencia, que fue muy del agrado del Príncipe
Potionkin”.
El 31 de Diciembre, Miranda recibe la visita del Edecán del
Príncipe, invitándolo a Palacio, Miranda apunta: “me preguntó por mi patria, el
lugar donde había nacido y oí un
concierto en su compañía”.
El 1 de Enero lo manda a buscar con su Edecán, lo invita a
cenar colocándolo a su lado, conversan largamente sobre política. Asimismo
ocurre la noche posterior. El 4
en la noche, Miranda le dice: “Mi ánimo es de partir al día siguiente, si Su
Alteza, me lo permite”, el Príncipe le respondió “que mejor haría en venir con
él, en su propio coche, en que tendrá un
asiento, pues ninguno podría servir mejor
“cicerone” que él, que conocía La Crimea a palmos y que estaría de
vuelta dentro de 10 a 12 días”.
El 5 de Enero el Edecán le dice que: “me buscaba de parte del
príncipe para avisarme que estuviese
presto para esa noche, que después de cenar, marchamos”, a las 10 de la
noche fue la partida. En el coche iban el Príncipe Potiomkin, el Príncipe de
Nasseau, el Señor Kiselov, Capitán de Guardias y Miranda.
Al pasar por un rio
congelado le dice el Príncipe, que eso
no acontecía en su país, seguramente, y
que esto sería nuevo para él”. Tan nuevo e inesperado como era ese recorrido a conocer la Provincia de La Crimea invitado
y en compañía del hombre más importante
de Rusia que va a supervisar los
preparativos del viaje de la Emperatriz Catalina.
Para Potiomkin, un viajero de calidad, procedente de la
capital otomana, recomendado por su Embajador Boulgakof y el Internuncio
Imperial, era un personaje importante para conocer noticias frescas del
ambiente que reinaba en Constantinopla, en momentos en que la gran Emperatriz
realizaba un viaje a la Península Tártara de Crimea, recientemente
anexada. Además podía conocer datos
fidedignos de los colonos españoles en América, donde comerciantes rusos tenían
factorías a lo largo del Pacifico y Shelejof,
había fundado un poblado ruso en la Isla de Kodiak, en las proximidades
de Alaska y pensaban desplazarse hasta California. Años antes, Catalina dio la
orden de armar y enviar a la zona del Pacifico una flotilla al mando del Capitán Mulovski, “para defender
el derecho nuestro a las tierras
descubiertas por navegantes rusos”. Había 4 navíos de línea y 4 fragatas
custodiando estas posesiones.
Miranda tenía fama de hombre de mucha influencia en las
Colonias Españolas, capaz de liberarlas o de causar grandes
dolores de cabeza a la Corte de Madrid. Así lo decían los Embajadores
rusos en Madrid, Paris y Londres. El
gobierno español perseguía a Miranda por toda Europa.
Para el Príncipe Potionkin era un verdadero hallazgo, por
ello le hace la invitación para que lo acompañe en su propia carroza, a
recorrer oficialmente la Península de Crimea, donde él va a supervisar los
preparativos para recibir y alojar adecuadamente a la Emperatriz Catalina, en la próxima primavera.
El príncipe departe con Miranda en francés, acerca de sus
campañas militares, analiza la política de las grandes potencias en Europa, le cuenta la Historia de
Rusia. El venezolano le comunica sus impresiones
sobre los Estados Unidos y sus vivencias con los
Libertadores Washington, Jefferson, Adams, Franklin y todos los personajes con
que se ha relacionado en aquel país.
También hablan de Inglaterra, Prusia y
otros lugares y celebridades que ha
conocido, le señala de las fabulosas riquezas existentes en las Colonias
Españolas a las que tendría acceso la potencia que tuviera la sagacidad de
brindar ayuda a los criollos en la guerra de independencia.
Un mes y siete días dura el
recorrido por la Península de Crimea, hospedándose en las residencias
reales preparadas para sus huéspedes, en cada ciudad han sido recibidos con salvas de artillería e
iluminación a la turca, es decir con
juegos artificiales.
Regresan al Cuartel General de Krementchung, Miranda quiere
partir en su viaje particular, el Príncipe Potiomkin lo invita para Kiev,
donde estará instalada la Corte de Catalina, hasta la primavera
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