domingo, 24 de agosto de 2008

Venezuela: 509 años de un nombre afortunado. Rafael Marrón González

Correo del Caroní del domingo, 24 de agosto de 2008

Hoy 24 de agosto de 2008 se cumplen 509 años del vocativo que germinó al norte de la América del Sur como soberbio sustantivo de una nación que daría al mundo, trescientos doce años después, la telúrica fragua para dignificar, en eclosión de libertad, el gentilicio surgido aquel soleado jueves 24 de agosto de 1499 en el que el veneciano Amerigo Vespucci, acodado en la borda del puente de la nave observando los miserables palafitos de los aborígenes onotos, enclavados en las tranquilas aguas del lago de Maracaibo, que significa “cascabel” en lengua Caribe, y que en aquel entonces bautizaron, a la usanza española, San Bartolomé, por ser el día de este santo, recordó en voz alta a la Serenísima Venecia (que en realidad está construida sobre tres islas y no sobre palafitos) y así se lo comentó a sus compañeros Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, que celebraron la ocurrencia; ¡sí, una Venecia aborigen!, Venecizuela diría alguno de los tres. Y, desde Madrid, el 18 de julio de 1500, le escribe Vespucio a Lorenzo de Pier Francesco de Médici, hijo de Lorenzo el Magnífico: “...pagum aut villam super aquas, ut Venetiae...”, (“...y encontramos una población que tenía sus casas construidas en el agua como en Venecia...”), y continúa: “...con mucho arte, y maravillados de tal cosa, acordamos verlas, y al llegar a sus casas quisieron impedir que entráramos en ellas. Probaron como cortaban las espadas y se conformaron con dejarnos entrar, y encontramos que tenían colmadas las casas con finísimo algodón, y las vigas de sus casas eran también de brasil (madera fina que dio nombre al vecino país), y les quitamos mucho algodón y brasil, volviendo luego a nuestros navíos”. Vespucio confiesa la rapiña y el homicidio pero no menciona el singular topónimo de tan hermosa estructura, no dice “pequeña Venecia” ni Venezuela, sino que “observó una villa sobre las aguas como en Venecia”, lo que insisto es un error, porque las casas en Venecia no están construidas en el agua sino sobre tres islas surcadas en todas direcciones por canales.

Alonso de Ojeda no dio importancia al nombre
Alonso de Ojeda no menciona el incidente ni el apelativo en sus cartas y narraciones. Y aunque se insiste en la discusión de si fue Ojeda y no Vespucio el de la reminiscencia veneciana, hay que tomar en cuenta que los españoles nombraban a punta de parecido con su cultura, todo lo que descubrían, tierras, gente, flora y fauna, por lo tanto un español no iba a relacionar ese descubrimiento con una ciudad tan ajena a su idiosincrasia como Venecia. Por eso Alonso de Ojeda no hace el menor caso a la cita de Vespucio y no la comenta en sus anotaciones.

Pero Juan de la Cosa sí
Fue el piloto Juan de la Cosa el que tomó el nombre en serio, y ya en España, en aquel verano de junio del 1500, traza el mapa que lo lanzaría a la fama como el primer cartógrafo de su época, en él dibuja con preciosismo la ruta de los tres primeros viajes de Colón y el de Alonso de Ojeda, y en la entrada del Golfo de Coquivacoa, que significa “amanecer con viento fuerte” en lengua caribe, escribe Veneçuela, designando la zona del golfo entre las penínsulas de Paraguaná y la Guajira, al que habían arribado y “...reconocieron lo interior de él y descubrieron... el lago y puerto de San Bartolomé... donde cogieron algunas indias de notable belleza y disposición...”, una de las cuales llegaría a España y con el nombre de Isabel sería la mujer de Alonso de Ojeda, primer enlace oficial entre simiente castellana y vientre solar.

Enciso el difusor
En 1519, Martín Fernández de Enciso editó una obra titulada “Suma de Geografía”, en la que relata: “....encima de una peña grande y llana, está un lugar de casas de indios llamada Venezuela”. Tergiversación aparte, la obra de Enciso sirvió a Carlos I (I de España y V de Alemania) para recordar el nombre con el que designará el territorio de ultramar que entregaría a los banqueros alemanes Welzer para su conquista y poblamiento, en compensación por sus deudas, el 27 de marzo de 1528, y surge así la flamante Gobernación de Venezuela, territorio comprendido “...del Cabo de La Vela y Golfo de Venezuela y el Cabo de San Román y otras tierras, hasta el Cabo de Macarapana...”, incluyendo el vasto espacio que contenía el latido de Caracas, Valencia, Coro, Barquisimeto y Trujillo, fantasía alemana reducida a siete años, de los 30 pretendidos, a la que apenas podemos históricamente adjudicarle la fundación de Coro, aunque disputada con Juan de Ampíes, y del núcleo que daría origen a Maracaibo, la incorporación del oriente a la zona de influencia de la Gobernación de Venezuela y, sobre todos, sus infatigables exploraciones, que aunque tenían una finalidad crematística, contribuyeron a la revelación geográfica del territorio.

Venezuela comienza su andar de nación
Y así de la mano de Juan de La Cosa, Enciso y Carlos I, el nombre de Venezuela, que identificó inicialmente el golfo, comienza su pasión inteligente de sustantivar el gentilicio de una porción del planeta que en 1531 tuvo consagración papal cuando Clemente VII en una bula del 21 de junio crea el Obispado de Coro. Y aunque fue Veneçiuela en su primera alborada, y en la voz alemana de Felipe Hutten, en 1538, era “Venesola”, y en la codicia del pirata Walter Raleigh, “guateral” para nosotros, en su fantasioso libro “El descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de Guayana”, editado en 1596, era “Vensuello”, durante el siglo XVI y el XVII Venezuela se impone como nombre para designar como Gobernación o Provincia, el territorio de límites aleatorios que colindaba con el país de Curiana, nombre caquetío del espacio geográfico desde la costa occidental del actual estado Falcón hasta la península de Paria y la Nueva Andalucía, por el oriente, hasta el Cabo de La Vela por el occidente, y posteriormente, a partir de 1777, para designar las provincias unificadas en la Capitanía General que será patria venezolana el 5 de julio de 1811.

Venezuela germina en gentilicio.
Venecia, la Serenísima perla del Adriático, reflejada por la nostalgia italiana en unos ignotos palafitos aborígenes, dio nombre a dos millones cien mil veintiséis kilómetros cuadrados de territorio con vocación de país, que fueron reducidos por la terrofagia imperial y vecinal, durante cinco siglos, a 916.445 km2, y cuyo mapa, con 7.363 kilómetros de perímetro, presenta una longitud, de Norte a Sur de 1.271 kilómetros, desde el cabo de San Román hasta el Salto Huá, en el río Maturacá, en la frontera con Brasil; y 1.493 kilómetros de Este a Oeste, desde la confluencia de los ríos Barima y Mururuma en la frontera con Guyana hasta el nacimiento del Río Intermedio en la frontera con Colombia, lo que contribuye a facilitar la integración y cohesión interna; 3.813 kilómetros de costa marítima caribe y atlántica; 1.800 kilómetros de frontera con Brasil, 2.050 con Colombia y 700 con Guyana, con quien mantiene una reclamación por 159.500 kilómetros cuadrados de territorio birlados en el espúreo Laudo de París. Y además posee 98.500 km2 de Plataforma Continental, 762.000 km2 de mar territorial, y 314 islas, islotes y cayos que generan soberanía venezolana que llegan por el norte hasta la isla de Aves que brinda a Venezuela espacio aéreo hasta limitar con Puerto Rico, plataforma continental y entre ochenta y cien mil kilómetros, aproximadamente, de mar territorial y su correspondiente zona de exclusividad económica marítima. Este inmenso territorio está articulado a una amplia línea de costa, que alcanza en el mar Caribe una fachada marítima de 2.394 km de longitud, desde Castilletes al promontorio de Paria, de forma irregular y constituida por numerosos golfos y bahías entre los que destacan los golfos de Venezuela, Triste y Cariaco, y más de 314 islas, cayos e islotes. A su vez, cuenta con 2.580 km de riberas continentales en el océano Atlántico, desde el promontorio de Paria hasta el río Esequibo (a los que hay que sumar 280 km de la Costa Atlántica de la Zona Esequiba en reclamación), incluyendo el golfo de Paria, la isla de Patos, lago de Maracaibo, la fachada litoral del delta del Orinoco e islas adyacentes, donde destacan las bajas costas selváticas, cenagosas y cubiertas de manglares. La antigua extensión de 912.050 km2 provino de planimetrear el plano de Agustín Codazzi. Sin embargo la cifra de 916.445 aún es aproximada, porque todavía no está mapeado el 30% del país y falta demarcar con precisión los límites con Brasil y Colombia. La privilegiada ubicación de Venezuela en el continente americano - al norte de América del Sur, aunque está a igual distancia de los extremos norte y sur de América -frente al mar de las Antillas y al océano Atlántico, le permite una relación directa con los centros de mayor desarrollo económico del mundo. Es el único país suramericano que posee litorales abiertos al mar Caribe y al océano Atlántico. Venezuela es, a un mismo tiempo, un país caribeño, atlántico, andino y amazónico. Espacio mayestático para decantar la venezolanidad en responsabilidad militante para su defensa de algunos vecinos de insaciable voracidad terrófaga.

Límites de Venezuela
Venezuela limita al Norte y N.E. con el mar Caribe y el Océano Atlántico en donde se hallan las Antillas Neerlandesas (Aruba, Bonaire y Curazao), Trinidad y Tobago, Granada, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, Martinica, Guadalupe, Dominica, Montserrat, Saint Kitts Nevis, Anguilla, islas Vírgenes estadounidenses y británicas. Es imperativo resaltar que Venezuela no limita por el Norte solamente con “el mar de Las Antillas o mar Caribe” y el océano Atlántico, sino con naciones insulares políticamente constituidas como las señaladas y, por el efecto territorial de la Isla de Aves, limita por el norte también con República Dominicana y Puerto Rico. Al Este con la República Cooperativa de Guyana, al Sur y S.E. con Brasil y al Oeste y S.O. con Colombia.

Venezuela no es despectivo de Venecia
Mucho se ha escrito sobre la característica despectiva del nombre de Venezuela relacionando su terminación con casos como mujerzuela, al respecto Ángel Rosenblat realizó un pormenorizado estudio y escribió un ensayo en el que expresa: “Es general entre nosotros la creencia de que el nombre de Venezuela es despectivo y que la comparación entre una pobre aldea indígena y la floreciente ciudad de Venecia no podía ser más que una burla. Piensan sin duda en derivados como mujerzuela, autorzuelo, escritorzuelo. Todo diminutivo puede llegar a ser un despectivo. También lo son mujercita, escritorcito, autorcito, mediquito. Por su carácter afectivo, el diminutivo se presta a cada paso para valores encomiásticos o despectivos. En realidad el sufijo -uelo, -uela no es originalmente despectivo en castellano, ni en latín, de donde viene. Tenemos por tradición latina, abuelo, pañuelo, hijuelo. Y de formación castellana, sin el menor matiz desvalorativo, abejuela, hojuela, plazuela, rapazuelo, chicuelo, portezuela, aldehuela, castañuela, hoyuelo y muchísimos más. Desde la más remota Edad Media, ese sufijo aparece además en una serie de nombres de lugar (Orihuela, Azuela, Boñuelos, Hornachuelos, etc.), de los cuales nos interesa destacar los siguientes: Pozuelos (sobre pozo), Valenzuela (sobre Valencia) y Palenzuela (sobre Palencia). En el Nuevo Mundo, Colón, para dar nombre a la isla de Haití, que había llamado primero la Isabela, recurre, según Pedro Mártir, a un diminutivo de este tipo, pero en latín: Hispaniola o sea Hispania pequeña (hispanuela). Es la que se llamó la Española. Venezuela sobre Venecia, (mejor dicho Venezuela sobre Veneçia, con la cedilla antigua que sonaba como la ts y reproducía la z del italiano Venezia) es exactamente de la misma clase y representa una nostalgia de la Europa lejana. De ningún modo es un despectivo. Es más bien designación afectuosa”.

Venezuela se encuentra en el hemisferio Norte y en plena zona intertropical, más cerca del Ecuador que del trópico de Cáncer. La parte continental se extiende desde los 0º 39’ de latitud norte en su punto más meridional, que es el nacimiento del río Ararí o Castaño, y los 12º 12’ de latitud norte en el cabo San Román, península de Paraguaná. En cuanto a su longitud, Venezuela se ubica en el hemisferio occidental, entre los 59º 48’, en la confluencia de los ríos Barima y Mururuma, y los 73º 25’, en el nacimiento del río Intermedio, Estado Zulia. La extensión hacia el Oriente deberá ampliarse, cuando se reconozcan los justos derechos que Venezuela reclama para llegar de nuevo hasta su frontera en el río Esequibo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabe usted de donde viene el nombre de PARIA?

Anónimo dijo...

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