sábado, 2 de junio de 2012

La primera maestra de Canaima


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Sábado, 02 de Junio de 2012

FOTO WILLIAM URDANETA
Se llama Valentina Ramírez. Aprendió sobre eso de la educación de Fray Cesáreo de Armellada, el célebre autor del diccionario pemón, y estos conocimientos le sirvieron para convertirse en la primera docente de esa comunidad.

Con la entrevista a Valentina Ramírez, comienza un seriado de diez conversaciones con varios personajes que han dejado su impronta en el parque nacional Canaima, a propósito de la conmemoración, el próximo 12 de junio, de sus 50 años.

Natalie García

Foto William Urdaneta

Ramírez desea que en este 50 aniversario de Canaima la localidad sea tomada en cuenta Valentina Ramírez nació en Wonkén, en la Gran Sabana. Desde pequeña fue criada por los capuchinos. Tras terminar la primaria, el famoso religioso Fray Cesáreo de Armellada, autor del diccionario pemón y uno de los máximos estudiosos de la cultura aborigen en la región, le consiguió un cupo en Caracas para estudiar con las Siervitas de Jesús.

Es allí cuando la vida de esta mujer dio un vuelco y empezó a formarse primero como bachiller y después en educadora. Al principio fue duro. La primera noche que estuvo en Caracas lloró porque se enfrentó a un mundo desconocido totalmente para ella.

“Siempre le cuento a los muchachos que cuando llegué la primera vez a Caracas nunca había comido con tenedores y me daba susto. Estaba acostumbrada a comer con decencia pero sin cubiertos. Yo temblaba en ese momento. Las muchachas me miraban porque era indígena. Después me adapté y siempre fueron especiales”, rememora.

Luego de la graduación, Ramírez estuvo un año trabajando en un colegio privado en la capital del país. De allí fue llevada a Wonkén, su comunidad natal. Pasó en la zona 3 años y después la transfirieron a Canaima.

Cuando llegó a la escuela básica se convirtió en la primera maestra indígena en el sector. A partir de su llegada, en 1982, el Ministerio de Educación ordenó que las educadoras en la comunidad fuesen nativas. Fue así como Ramírez inauguró ese listado de profesores bilingües (castellano y pemón) que han enriquecido la cultura local.

Esta educadora, jubilada desde 2004, sentó raíces fuertes en Canaima. Allí se casó con Roberto Simon, quien era el chef del reconocido y desaparecido campamento Hoturvensa, tuvo seis hijos y montó una bodega donde ahora trabaja, a la par que da clases de catequesis y participa en las actividades del consejo comunal.

Con motivo de los 50 años del Parque Nacional Canaima, Correo del Caroní la entrevistó para saber sus impresiones entre ese pueblo que conoció y el de ahora, para indagar sobre sus deseos y lo que piensa sobre el futuro.

- ¿Cómo era la Canaima de antes?
- Canaima de antes era, no como ahora con tanta gente, era mejor, el río estaba más sano, no había tanta quema, habían menos casas.

Aquí no había nada, estaba la escuela y unas pocas casas. Esto era monte.

Antes éramos poca gente y vivían del turismo pero todo se ha acabado. Los conuqueros se han ido lejos porque no pueden sembrar aquí y los que quieren tener conuco no saben la técnica de los abuelos y queman sin prevención.

- ¿Por qué se ha perdido la tradición indígena y los conocimientos ancestrales?

- Porque llegó la civilización, vamos a decirlo así, y el indígena ha visto un progreso para él pero es como si perdiéramos todo el sentido, la conciencia de cuidar lo que tenemos.

Además, los jóvenes de ahora no son como antes. Cuando yo llegué, los guías, casi todos, hablaban pemón, pero ahora se han preocupado por hablar el inglés. Casi no hablan pemón o muy pocos.

Mis hijos aprendieron pemón pero hablan poco, es porque siempre hablé castellano y una vez que aprendí lo dejé de hablar, y no porque no me lo sé. No hay enseñanza ahora de los padres, la mayoría trabaja ahora en turismo y no hay quien enseñe a los hijos. Ya no saben hacer salsa indígena (kumachi), no saben quemar conuco porque nunca han vivido eso. Lastimosamente esa parte se ha perdido.

ANHELOS
- ¿Cree que en unos años Canaima pierda su esencia indígena?

- Si desde ahora no ponemos esa conciencia de enseñar a nuestros hijos, lo vamos a perder todo.

- ¿Qué le gustaría para los 50 años del parque nacional?

- Pido al gobierno y todas las instituciones de arriba que vean la necesidad que hay en este pueblo. Tenemos Inparques que necesitan materiales y preparar a esos muchachos.

A veces queman y los funcionarios de Inparques no actúan por falta de material. Yo pido un poco de conciencia para quienes vienen a ver si mejoramos esto. Pido conciencia para los indígenas para que no quemen tanto, ya casi no queda sabana.

- Siendo Canaima un destino de fama mundial, ¿es una ironía que tenga tantas necesidades y problemas?

- Por eso le pido a todo funcionario que llegue y a quienes vienen a hacer películas, fotografías, que aporten algo, un granito para el parque, para mantenerlo porque es para todos y nos falta muchas cosas

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