Mapa Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela con la Zona en Reclamación - La Guayana Esequiba
Venezuela, el Esequibo, el Golfo y Nicolás Maduro: La novela de los límites sin fin
por Blog de Banderas
Cada vez me convenzo más de que tuíter es un
universo paralelo donde los más disfuncionales del planeta nos damos cita para
discutir, pelear, criticar y arreglar el mundo. Y una prueba clara de mi
afirmación es que fue justamente allí donde me he encontrado con algunos
de los personajes más extraños de mis años en este mundo… Diego González de Fronteras, el Duque Conde de Olivares que me
acompañó a Andorra y, ahora, el buen señor Aryeh Ze´ev Ben Abraham
Capella. Bueno, no sé qué tan bueno sea pero así se llama – o al menos eso
dice él -. ¿Pero quién es el tal @aryehcapella? Lo único que sé es que vive en Bogotá, es judío pero ateo
al mismo tiempo, tiene piercings en los piercings y a su vez tiene más
piercings en los piercings y tiene una diarrea mental crónica y profunda… A tal
punto que el 99% de la veces no tengo ni idea de qué me está hablando. En
cualquier caso, es uno de estos personajes divertidísimos que siempre
enriquecen una conversación – así uno no esté de acuerdo con él -.
Pues bien, nuestro amigo
judío-venezolano-perforado-disfuncional nos envió hoy una entrada que habla
sobre límites, Colombia, Venezuela, Maduro, Chávez, historia colonial británica
en Sudamérica y otras cuestiones geopolíticas que nos deberían interesar no
sólo a los que nacimos cerca a los Andes sino también a todos los amantes de
las disfuncionalidades que este mundo tiene para ofrecernos. Y como en el
Blog de Banderas sólo censuramos a los curazoleños que nos insultan por hablar
mal de su isla, hoy vamos con Aryeh y su entrada titulada: Venezuela, el
Esequibo, el Golfo y Nicolás Maduro: La novela de los límites sin
fin. Pero una sola aclaración antes de empezar: las posiciones expresadas
en la siguiente entrada comprometen únicamente a su autor y no al buen
mapache y su Blog de Banderas. Si está en desacuerdo con alguna de las
afirmaciones aquí expresadas, por favor deje su comentario abajo y hágalo con
el mayor de los respetos… Porque aunque yo no crea mucho en la democracia,
sí creo en la posibilidad que tiene cualquier persona de defender lo que piensa
CON ARGUMENTOS, no insultando a los demás. Habiendo dicho esto, los dejo con
Aryeh y su texto de hoy. Disfruten:
Saludos a todos los seguidores de este cumbanchero blog
propiedad del Lord Mapache, y que es suyo y nuestro. Bien, después de esta
entrada tan acartonada, pasemos directamente a recomendar que para la lectura
de hoy, se acomode lo mejor que pueda, tenga a la mano la bebida de su
predilección (Nota del Blog de Banderas: Preferiblemente un café, este blog se
lee mejor con el sabor de un buen café en el paladar… hagan caso), y se sirva
acompañarme en un tema que es de candente y preocupante actualidad en un país
como Guyana del que, aún a pesar de ser quasi-vecinos, poco aparece en nuestros
radares… y de carambola resulta estar en el tapete en Colombia. Un tema
que hiere profundas susceptibilidades después del episodio de la pérdida de
mar territorial ante Nicaragua y la respuesta peregrina colombiana de que “El fallo se
acata pero no se ejecuta”. Acompáñeme por favor a descubrir el problema de los
Límites Nacionales Venezolanos definidos a la brava, unilateralmente y por
decreto.
Recordemos que, aunque en fútbol la Conmebol tiene diez
países miembros, Sudamérica tiene diecinueve divisiones políticas: doce países
independientes (trece si se cuenta a Trinidad y Tobago que es incluido en
muchas fuentes) y seis dependencias o colonias (según se mire); cinco islas o
archipiélagos (Aruba, Bonaire, Curaçao, Malvinas/Falklands y Georgias y
Sándwich del Sur), y
uno continental (Guayana
Francesa,
Departamento de Ultramar Francés). Ahora bien: si en la práctica, Brasil, el
coloso de nuestro continente, es un mundo aparte para la mayoría de
sudamericanos, en el caso de los territorios englobados bajo el nombre de “Guayanas” es como si hablásemos de una
galaxia lejanísima. Y hay varias razones que explican esto.
Las principal y primordial es geográfica. El territorio del Escudo Guayanés es una tierra que se caracteriza por
su abundancia y exuberancia natural, surcada por muchísimos ríos y que es uno
de los grandes pulmones del mundo: el propio nombre Guayana proviene del
vocablo arahuaco Guiana y significa literalmente “la tierra de mucha agua”,
como nuestro Mapache nos enseñó en esta entrada – y si no la han leído se me van ya
a hacerlo, caramba -. Esta característica hace que la integración territorial
hacia el interior del continente sea entre imposible y nula aún en nuestra
época y que los colonizadores españoles y portugueses hayan puesto sus ojos en
territorios de más fácil acceso, dejando un poco al garete lo que sucediera por
esas tierras. Por el contrario, holandeses, ingleses y franceses sí encontraron
una oportunidad y un interés allí, y fieles a su estilo, se asentaron en la
costa creando bases comerciales (o colonias penales, en el caso francés) más que
intentos de colonización total.
Esta llegada tardía de los nuevos vecinos ponía muy nerviosas
a las autoridades coloniales españolas, y es por ello que hacia 1777 establecen
mediante tratado (es decir, de iure) los límites entre el territorio
Español y el territorio Holandés el río Esequibo. Posteriormente, hacia 1814 primero,
y más formalmente en 1831, Gran Bretaña toma control y establece la colonia de Guayana Británica sobre los territorios de Demerara, Berbice y Esequibo, y a diferencia de los españoles,
empieza una política de envío de colonos para poder reclamar más territorios en
la margen izquierda del Esequibo aprovechando precisamente que la joven
República de Venezuela, inmersa en el caos de la organización como país durante
el siglo XIX, poco podía realmente hacer en la zona.
La República de Venezuela siempre ha defendido la idea de que
su territorio es el mismo que tenía la Capitanía
General de Venezuela
de la época Colonial. En la práctica eso ha significado que lleva una buena
parte de su vida republicana sosteniendo dos litigios complicadísimos, uno con
el Reino Unido primero y posteriormente con la República de Guyana, y otro
con Colombia. La estrategia de defensa usada históricamente por los vecinos es
una pintoresca mezcla de declaraciones, actos de fuerza y diplomacia. Los
Independentistas (lo siento, los términos PATRIA y PATRIOTA me causan
urticaria) encabezados por Simón Bolívar decidieron mediante decreto del 20 de
noviembre de 1817 incluir una octava estrella en la bandera de Venezuela para
simbolizar a la provincia de Guyana como parte integrante de la naciente
República. Recuerden que en la versión de la bandera de 1817 se aceptó
poner estrellas en la franja amarilla: una por cada provincia de las que
suscribieron el acta de Independencia (y éste es el origen de las estrellas del
pabellón venezolano: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y
Trujillo fueron esas siete provincias originales). Este decreto, no
obstante, no fue ejecutado y las banderas posteriores (Bandera Federal de 1859;
Bandera Federal de 1863; Bandera de 1905, Bandera de 1930, Bandera de 1954)
mantienen el número de siete estrellas, aunque cambiándolas de color (Azul a
blanco) y de situación (De la franja amarilla a la azul). No es sino con el
decreto de 9 de marzo de 2006 que la inclusión de
la octava estrella
por fin se cristaliza, con todo el simbolismo político que ello conlleva. Y sí.
Durante la mayor parte del siglo XIX, aparte de este amago simbólico en los
símbolos del país y de una lenta y poco efectiva negociación de límites
iniciada en 1844 como respuesta a un trazado unilateral efectuado en 1835, no se hizo NADA
realmente efectivo para resolver el problema. Nada efectivo por el lado
venezolano, se entiende, porque los Británicos, cuyo objetivo era la bobadita
de establecer la frontera en la margen misma del río Orinoco, siguieron enviando colonos para
hacer presencia efectiva en las tierras en disputa.
Hacia 1897 las partes se ponen mas serias. Llegan al
compromiso, expresado por el Tratado Arbitral de Washington D.C. de resolver el
problema limítrofe mediante un arbitraje internacional. Ese arbitraje, cuya
decisión final se da en el Laudo Arbitral
de París de 1899,
favorece a Gran Bretaña. Y, la verdad, es que como en muchos partidos de
fútbol, el arbitraje fue, para decirlo suavemente, dudoso. Me explico: El
Tribunal del Arbitraje, compuesto por cinco miembros, tendría que haber estado
constituido por dos representantes de Venezuela, dos representantes de Reino
Unido y un quinto miembro como parte neutral, para garantizar que en todo
momento ambas partes tuvieran equidad e igualdad. Sin embargo, Venezuela — Cof,
cof, cof, por exigencia de Reino Unido, Cof, cof, cof —, tuvo que aceptar que
su representación quedara en manos de Estados Unidos (un país que no fue
colonia británica ni aliado de Gran Bretaña ni nada, ¿no?), y el congreso de
este país eligió a los juristas estadounidenses Melville Weston Fuller, Severo Mallet Prevost y Davis Josianh Brewer. El Reino Unido fue representado por
los juristas Charles Baron
Rusell y Sir Richard
Henn-Collins. El
quinto miembro, quien fungiría como parte imparcial (COF COF COF), fue
designado por los cuatro miembros anteriores resultando elegido el ruso, Fiódor Martens, catedrático de las universidades
británicas de Cambridge y Edimburgo y miembro permanente del Consejo del
Ministerio de Relaciones Exteriores del Imperio ruso.
¿Resulta quizá sorprendente que POR UNANIMIDAD el fallo fuera
favorable a los británicos?
Venezuela, desde luego, protesta. Pero su protesta es al
resultado final del fallo únicamente, y comete el error de no denunciar el
Laudo. Y por una simple razón: Debilidad. En la misma época en que en Colombia
se desarrollaba la Guerra de los Mil Días, Venezuela atravesaba una crisis muy
parecida debido a las revoluciones protagonizadas por Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Empobrecido (el petróleo sólo
empezaría a jugar un papel importante con la Primera Guerra Mundial),
debilitado y en caos, el país no podría hacerle frente a una invasión Británica
en la cual la Pérfida Albión podría tomar en un golpe de mano la
boca del rio Orinoco. Por ello acepta lo inevitable. Es Juan Vicente Gómez el
que tiene que firmar en 1932 un tratado que define al Monte Roraima como triple frontera entre Venezuela,
Guayana Británica y Brasil.
Parecía el fin de la cuestión. Pero el diablo es puerco.
El chanchullo del tribunal “Imparcial” de 1897-99 habría
quedado desconocido para siempre si no es porque al fallecer Severo Mallet
Prevost en 1948, su abogado hace público un documento en el que cuentan toda la
maniobra, con pelos y señales. Con esto a la vista, Venezuela eleva su reclamo
ante la ONU y, sorprendentemente vista la política británica, Guyana y Gran
Bretaña aceptan la posición reclamante venezolana y firman un acuerdo en
Ginebra el 17 de febrero de 1966. Esto no es, ni mucho menos, el fin amistoso
del conflicto: tan solo significa que la contraparte acepta que la comisión de
arbitraje no actuó en justicia y hay derecho a reclamar. Pero nada más.
La historia de este conflicto ha seguido sin solución hasta
el dia de hoy, teniendo de por medio situaciones sumamente graves como el supuesto
intento de Invasión de Marcos Pérez
Jiménez en los años
cincuenta, la Rebelión de Rupununi de 1969 – en la cual un grupo de
indígenas intentaron segregar territorio Guyanés e integrarse en Venezuela,
siendo al final repelidos por la Fuerza de Defensa de Guyana en un incidente
que pudo significar una guerra -, el protocolo de
Negociación de 1970,
el intento de negociación directa de 1983 o el incidente fronterizo
de 2007.
Pero, la situación que ha aparecido desde 2011 y que se ha
cristalizado con el decreto presidencial 1.787 – click aquí para
leer el decreto en pdf – que ha entrado en vigencia el día 27 de mayo pasado no solamente
crea un punto de quiebre gigantesco en todo este contencioso, sino que de
carambola crea un serio problema fronterizo en el igualmente irresoluto
conflicto limítrofe del Golfo de Venezuela / Golfo de
Coquivacoa.
Y ahí es cuando Colombia entra al baile.
El difunto Comandante Chávez, dentro de su ideario enmarcado
en ese pensamiento incomprensible para muchos conocido como Socialismo del Siglo XXI, decidió que el ordenamiento Venezolano
nacido con posterioridad al derrocamiento de Pérez Jiménez (Conocido como
Cuarta República o Puntofijismo) era la causa de todos los males
venezolanos. Era necesario un completo cambio hasta el punto de, prácticamente,
refundar el país. Hubo cambio de todo: rediseño de bandera y escudo, cambio de
instituciones, reordenamiento territorial… y todo esto basado en una nueva
constitución. Esta
nueva constitución trae un artículo, el número 10, que es el origen de nuestro
actual problema:
“El territorio y demás espacios geográficos de la República
son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la
transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones
resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.”
¿Qué significa en la práctica lo que resalté?
Básicamente, que de manera unilateral, Venezuela va a fijar
sus límites según su leal saber y entender. Basta con empezar a considerar que
X tratado de límites presenta algún tipo de vicio que lo convierta en nulo y
listo: Venezuela decide cual será el tratado de sus límites. Es decir:
aprendieron los vecinos tan bien el estilo tradicional británico de reclamar
territorios con sólo haberlo padecido, que ahora decidieron también usarlo
en sus relaciones.
Y en estos tiempos de crisis económica en que Nicolás Maduro
va de tumbo en tumbo, un elemento ha venido a enrarecer el diferendo del
Esequibo. Guyana decidió ofrecer la exploración petrolífera de un bloque
conocido como Roraima de manera secreta en 2011 ubicado justo en aguas
territoriales de la zona en reclamación. Desde el momento en que trascendió,
además de que las prospecciones dieron como resultado un importante
descubrimiento de hidrocarburos, Venezuela, con el decreto anteriormente citado
y de manera unilateral, reorganizó las zonas marítimas (tanto las
inobjetables como las que están en diferendo) al crear las Zonas Operativas de
Defensa Integral Marítima e Insular (Zodimain). Un nombre bastante rimbombante
para indicar ESTO:
“Fachada Atlántica de Venezuela” creada por Nicolás Maduro
según el decreto presidencial 1.787 (Fuente)
En efecto. A golpe de decreto, el gobierno de Maduro se ha
adjudicado como parte del territorio la zona marítima correspondiente a la
franja de territorio en reclamación. Como dicen en España: con dos cojones. Al
mejor estilo Imperialista de país-grande-aplasta- a -país-chico.
Guayana está prácticamente en alerta de guerra ante esto.
Y bien, los lectores colombianos dirán: “Bueno, sí, muy
bonito el paseo histórico, el mapa, la situación, los memes, las fotos,
cheverísimo. Pero, ¿a nosotros qué nos importa esto al final del día, siendo
que este problema está del otro lado de las fronteras nuestras con los vecinos?
Pues bien. ¿Recuerdan que nosotros tenemos un problema con
las aguas del Golfo (De Venezuela según los vecinos, de Coquivacoa según
nosotros) que en 1987 estuvo a estico no más de causar una guerra cuando el incidente de la Corbeta Caldas? ¿Y se acuerdan que les dije que el
tal decreto presidencial 1.787 ha reorganizado las zonas marítimas, Todas las
Zonas Marítimas? ¿Sí?
Pues leamos el artículo 1, numeral 4 del famoso decreto:
¿Notaron algo interesante? ¿no?
Va de nuevo:
Exactamente. A pesar que la delimitación arranca con Castilletes (Guajira), que es el punto norte de la
frontera entre Colombia y Venezuela, la definición de la ZODMAIN sólo hace
alusión a dos tratados en firme: Con Países Bajos y con República Dominicana,
pese a que sí especifica de manera muy clara que Los Monjes es territorio
venezolano.
¿Ya cayeron en el detalle?
Básicamente, de un Plumazo, el gobierno de Maduro no sólo
decide que las aguas territoriales de la zona en disputa con Guyana son
territorio venezolano sin consultarlo con nadie, también decide unilateralmente
cuál ha de ser la frontera marítima con Colombia de la misma manera impositiva
y unilateral.
Miremos las posiciones enfrentadas:
De un plumazo, Venezuela decide imponer su tesis de
prolongación de la frontera terrestre, una tesis que ha sido rechazada por
Colombia desde 1969. De un plumazo Venezuela decide cuáles serán las nuevas
zonas en las cuales la Armada de la República Bolivariana de
Venezuela podrá patrullar con sus Fragatas Lupo, sus patrulleros oceánicos
clase Guaiquerí, sus submarinos tipo 209 y sus patrulleros clase Constitución
mientras la Aviación Militar Bolivariana lo hará con los Sukhoi Su-30MK2
Flanker-G, F-16 Fighting Falcon y Hongdu K-8VV.
Igual que en el asunto con Guyana, el petroleo también es un
argumento importante aquí: se estima que existen 500.000 millones de barriles
de petróleo en la totalidad del Golfo, mientras las reservas venezolanas son
del orden de 270.000 millones. Y claro, las primeras no se pueden explotar
plenamente debido al litigio. Sin ninguna duda un manjar muy interesante para
cualquiera. Y más con los problemas actuales que enfrenta el gobierno de
Maduro.
La reacción de la Cancillería colombiana ha sido simplemente
emitir una muy tardía nota de protesta, a casi un mes desde la entrada en vigor
de este decreto. La duda es, ¿cuál sera el paso siguiente para Colombia? Aún no
se sabe. Este tema está más delicado que nunca a raíz del asunto de la pérdida
de mar territorial con Nicaragua. Como lo dijimos antes, en 1987 casi hay una
guerra cuando la Corbeta Caldas ingresó a aguas en disputa. En esa ocasión se
llegó a dar la orden por parte de Venezuela de hundir a la nave colombiana,
aunque la intervención de la OEA evitó en último segundo el cumplimiento de
laorden. ¿Qué pasaría si la flota venezolana ingresa a la misma zona del
incidente del 87, ahora que unilateralmente las han declarado territorio
venezolano?
Terminemos aquí. El Lord Mapache, que ya lo había vivido,
desde finales de mayo y sin saberlo podría tener nuevamente una Colombia
diferente, más pequeña, más triste, más indignada. Una Colombia cercenada,
cortada, amputada, disminuida… una Colombia desconocida para él, con el
agravante de que esta vez es merced a un Presidente atrabiliario, que ha
ayudado a conducir al territorio donde yo nací, Venezuela, a la peor bancarrota
moral y económica de toda su historia, y que ante los mínimos de popularidad y
su ineptitud como estadista parece echar mano de la carta patriotera del
conflicto con los vecinos.
Por mi parte, sólo espero dos cosas: una, que Colombia y
Guyana no caigan en ningún tipo de provocaciones con resultados terribles; y
dos, que Venezuela por fin pueda arreglar sus limites… su economía, su
polarización social y en general toda su actual crisis y vuelva a ser ese país
amable que nunca debió dejar de ser.
Y hasta aquí llegamos por hoy. Sé que es un tema espinoso… y
es que la relación entre Colombia y Venezuela siempre lo ha sido. Lo único que
diré es que, independientemente de posiciones políticas o de gustos
presidenciales, yo también espero que no sólo Venezuela sino todos nuestros
países – Colombia también tiene uno que otro problemita por ahí sin resolver –
podamos solucionar las crisis y polarizaciones que tanto nos apartan del ideal
de país que muchos queremos. Espero que hayan disfrutado la entrada de Aryeh y
nos vemos en una próxima oportunidad. ¡Adiós pues!
2005 La
Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico Simón Bolívar Primera Edición
Nota del
editor del blog:
Al referenciarse a la República Cooperativa de
Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al
oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en
Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Territorios estos sobre los cuales el Gobierno
Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos
sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966
al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como
territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río
Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente
sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la
margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la
Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos
soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea
del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el
Océano Atlántico...”
LA GUAYANA ESEQUIBA
http://laguayanaesequiba.blogspot.com/2008/01/la-guayana-esequiba.html
Terminología sobre cómo referenciar la
Zona en Reclamación-Guayana Esequiba.
Mapa que señala el
Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09
de Julio de 1968
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