martes, 4 de octubre de 2011

Gonzalo Himiob Santomé: El Esequibo es mío, es tuyo, es nuestro

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Octubre 2, 2011 10:45 amPublicado en: Opinión, Titulares

 Gonzalo Himiob Santomé: 

Tanto nadar para morir en la orilla! ¡Tanto despotricar contra el imperialismo y tanto hablar pazguatadas sobre el compromiso de nuestras FAN con la defensa de nuestra integridad territorial, ante una imaginaria y falsaria invasión norteamericana, para venir a ceder parte del Esequibo –o Esequivo, puede escribirse de las dos maneras- a Guyana, antigua colonia del imperio británico y actual títere de los intereses de Inglaterra en el Caribe!

La cosa no es de poca gravedad, tanto por lo que supone en términos prácticos como por lo que representa en términos simbólicos, y “simbólicos” –apelo ahora a la connotación  rupestre y de ausencia testicular, que a veces le asignamos al término en nuestra tierra- parecieran ser nuestros gobernantes y nuestros militares, que están dejando que Guyana haga y deshaga con nuestro territorio, y con nuestros intereses lo que le da la gana, sin que nadie termine de ponerle el cascabel al gato, y sin que nuestros “patriotas revolucionarios” en el poder digan más que sandeces debiluchas y escuetas sobre el hecho.

¿Qué está pasando? Pues que nuestra soberanía, esa que tanto cacarea el poder cuando le conviene -como cuando no quiere acatar las decisiones de instancias internacionales, por ejemplo- está siendo vilmente dañada por las pretensiones ilícitas de Guyana, de extender su mar territorial de 200 millas a 350 millas, supuestamente previa consulta –valga en esto leer las acertadas críticas de Sadio Garavini- en 2008 y 2010 a todas las naciones limítrofes, entre las que cuentan a Barbados, Suriname y Trinidad y Tobago, sin mencionar siquiera a Venezuela, que sencillamente, como ocurrió en aquél nefasto Laudo de París de 1899, ni siquiera contó, ni tuvo voz o voto en nada.

¿Cómo nos afecta esto? De muchas maneras, la primera y más grave de ellas tiene que ver con el desconocimiento, a cargo de Guyana, de la inaplicabilidad fáctica y jurídica del Laudo Arbitral de París de 1899 ya comentado, y de su sustitución, para la resolución de la controversia territorial, por el Pacto de Ginebra de 1966, acuerdo que le dio a la zona al oeste del Río Esequibo la cualidad de “Zona en Reclamación”, y al que todas las partes involucradas deben atenerse, les guste o no a los guyaneses o a los británicos que aún actúan detrás de ellos.

Y vamos más allá: La extensión del mar territorial solicitada por Guyana, de acuerdo a su decir consultada con sus panitas del Caribe –excluida por supuesto Venezuela- nos priva de salida hacia el Atlántico desde el delta del Orinoco, y somete al control de los guyaneses y de quienes mueven sus hilos, toda la biodiversidad y todos los recursos naturales y energéticos, que terminen bajo su jurisdicción territorial, si es que se aprueba su pedido. No sólo nos quieren quitar territorio y aguas, nos quieren quitar todo lo que en ellos se encuentre.

No soy diplomático así que lo digo con todas sus letras: Ya nos habían engañado en una oportunidad, y ahora pretenden hacer lo mismo. Antes a Guyana la apoyaba nuestra debilidad histórica frente al poderoso Imperio Británico, del que eran colonia. Ahora les sirve la mojigata y pusilánime postura, o mejor dicho, la falta de ésta o de actuación decidida y frontal, de un gobierno que ahora no piensa más que en perpetuarse, en enfermedades terminales, en absurdos bilongos, y en última instancia, en ver cómo mantiene sus votos en la Caricom. Y es que detrás de este lance no hay sólo aprovechamiento de épicas y criminales negligencias patrias, está además en juego la hegemonía de Venezuela en la Caricom, en la que Chávez ha puesto, para mal, mayor interés que el que ha puesto en defender nuestra integridad territorial.

Esta es una de las primeras muestras (ya nos ha tocado ver lo que pasa con nuestras reservas internacionales y con nuestro oro, hipotecados a países como China y Rusia) de lo que cuesta, que no de lo que vale, eso de andar comprando por ahí irresponsablemente lealtades políticas -que nunca son tales, por cierto, pues cada nación vela por sus propios intereses- a nivel internacional. Si damos por cierto lo que expresa la Cancillería Guyanesa, las naciones “hermanas” del Caribe, nos están jugando una muy mala pasada y todavía hay quien, en el gobierno, se sorprende de ello pues se ha creído a pie juntillas eso de que Venezuela es ahora una “potencia internacional”, sólo porque insiste el poder en importar a realazos una ideología que a nadie convence, o porque hemos gastado más de lo que debíamos en cachivaches bélicos, que cuando no se desarman de lo malos que son sólo impresionan a los muy cortos de mente.

Sin embargo, hay algo más denso, y en mi criterio más grave, y tiene que ver con el significado simbólico de lo que nos está pasando. Se está desmoronando el castillo de naipes, y no hay ahora cómo vender a nadie dentro de nuestras fronteras eso de que somos una nación libre y soberana ¿Cómo serlo si dejamos que otras naciones nos controlen –lo de la injerencia cubana es ya tema más que conocido- y lo que es más grave, que nos despojen de nuestras tierras y aguas, sólo porque la ineptitud y entreguismo son la regla en nuestro gobierno y no la excepción? ¿Dónde queda toda la perorata patriotera y ultranacionalista de la que tantas veces se ha servido Chávez para justificar sus desafueros?

Yo no soy belicista, y no creo en la guerra como herramienta para la solución de ningún conflicto, pero ¿Cómo es que íbamos a mandar tropas y tanques a cerrar nuestras fronteras con Colombia, sólo porque al presidente le descubrieron algunos amigos de las FARC muy incómodos, pero ante este grave abuso de Guyana nos vamos a quedar de brazos cruzados? ¿Cómo es eso de que teníamos que gastar en armas muchísimo más de lo que hemos gastado en trece años en salud, en seguridad interna, en vivienda o en educación, porque supuestamente “ya venían los Marines”, y ante el despojo del que estamos por ser víctimas no se dice o se hace nada verdaderamente significativo? ¿Cómo es que criticamos a voz en cuello, por ejemplo, la injerencia imperialista inglesa en las Malvinas, pero ante la guyanesa en nuestro territorio hacemos mutis como los monitos de Toshogu?

Sabroso es para muchos hablar mal de la Cuarta República, pero sobre todo lo es cuando se obvia desde la conveniencia y desde la ceguera, el hecho de que a la “revolución” le está estallando en la cara que más allá del poder carismático de su líder, que lo tiene, no tiene ni ha tenido sin embargo la misma altura, las mismas cualidades, ni la misma entereza que sí tuvieron otros presidentes previos, entre ellos Betancourt y Leoni, cuando se trataba de defender lo nuestro.

Una vez más es la hora de la ciudadanía, y acá no caben distinciones políticas. Reclamemos, unidos todos, oficialistas y opositores, a nuestro gobierno, que se deje de gamelotes, que se comporte como debe y que defienda en paz pero contundentemente, lo que desde los tiempos de la Capitanía General de Venezuela antes de 1810 ha sido nuestro por derecho, por razones y por dignidad.
gonzalo.himiobs@gmail.com
@HimiobSantomé

Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.

Territorios estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”


 Mapa que señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968.

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