domingo, 6 de junio de 2010

OEA: Modestas expectativas


Tomado de:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/especial/oea-modestas-expectativas_63775.html


La propuesta peruana de luchar contra el armamentismo es una idea romántica. El buen rumbo podría iniciarse si la banca multilateral, empezando por el FMI y el BM y sus satélites regionales y subregionales, que predican el desarrollo integral, condicionen, en adelante, todo préstamo y cooperación a la No compra de armas.


La cuadragésima asamblea general de la OEA en Lima, que se inaugura esta noche, abordará los temas de “Paz, seguridad y Cooperación en las Américas“. Las agendas anteriores, desde el Pacto Constitutivo del Sistema Interamericano y la Unión Panamericana hasta la fecha, no han cambiado a la OEA mucho, ni en fondo ni en forma. Por lo tanto, hoy no se espera resultados espectaculares, y tampoco el abandono definitivo del proyecto de una OEA sin EEUU y Canadá, lanzada meses atrás en México.


Una propuesta contra la reducción del armamentismo no sólo tiene que ver con los compradores sino con la incidencia real de la industria bélica en los PBI de EEUU, Europa y Asia. No basta demandar a los países de América latina que se abstengan de comprar armamentos, cuando la industria bélica es el primer ingreso de las potencias del norte y hasta ahora no hay elementos fehacientes que demuestren que la producción de alimentos y servicios sociales para resolver el hambre, sean más rentable que la fabricación de armamentos.


Tampoco, se asegura que los barones de la industria bélica tendrían capacidad para cambiar el giro de los negocios de la guerra y la consiguiente reconstrucción de los países afectados.


El armamentismo es un tema incrustado en el poder político, cuyos negocios favorecen a sus promotores y a los propios estados. El armamentismo en América latina camina en la misma lógica del narcotráfico y la corrupción. El armamentismo beneficia a los altos mandos militares del norte y del sur, con matices diferentes.


La industria bélica en el norte premia a los militares con una situación económica privilegiada, porque ellos participan directamente en el diseño, la producción y promoción del armamentismo. En cambio, en el sur, persiste una inexplicable situación de los altos mandos castrenses, que perciben oficialmente ingresos tan parecidos a los docentes de escuelas o de Universidades. Sin embargo, con honrosas excepciones, esos altos mandos, gozan de privilegios, al amparo de normas permisivas o de estímulos a las espaldas de los pueblos y de las buenas costumbres.


Algo de historia


La OEA no nació para escudriñar y responder a las demandas sociales. Emergió para administrar la continuidad de un orden pos virreinal en emergentes repúblicas, donde las democracias, donde la economía política solo beneficia a las minorías. Premonitoriamente el fundador de la OEA, Alberto Lleras Camargo, dijo que “esta comunidad no será sino lo que sus estados miembros quieran que sea”


En setiembre de 1947, en Río de Janeiro, las “Altas Partes Contratantes”, firmaron documentos en español, francés, inglés y portugués, condenando la guerra y obligándose en sus relaciones internacionales a no recurrir a la amenaza ni al uso de la fuerza. Como antecedentes, invocaron al Congreso de Panamá convocado por Simón Bolívar en 1826 –y fracasado por el boicot de Estados Unidos- y a LA PRIMERA Conferencia Internacional Americana en Washington, DC, entre 1889–1890.


La Carta de la OEA 1948 ha sido modificada en cuatro oportunidades: Buenos Aires, en 1967; Cartagena de Indias, en 1985; Washington, en 1992, y Managua, en 1993.

Los conflictos bélicos locales provocados por las invasiones de Estados Unidos a México 1846-48; la Guerra de la Triple Alianza, de Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay 1864-70, y la Guerra del Pacífico de Chile contra Bolivia y Perú 1879-83, etc., condujo a nuevas fronteras o enfrentamientos potenciales.



Entonces, el temario de la OEA tampoco puede variar en esencia, porque no se han dado los cambios sustantivos en el difícil equilibrio regional.


En las cuencas del Río de la Plata, del Amazonas y Mar Caribe, de cuando en cuando se han reactivado enfrentamientos y amagos, en torno a litigios históricos como el Canal de Beagle, la salida al mar de Bolivia, la Cordillera del Cóndor, el Golfo de Venezuela, la cuenca del Río Esequibo, el archipiélago de San Andrés y Providencia.


Conflictos recientes en los cuales la OEA no ha podido enfrentar y menos resolver son, entre otros, la guerra centroamericana de los 70-80, que dio lugar a la formación de los grupos Contadora y Apoyo, integrado por ocho países, para alcanzar los acuerdos de paz.

En los conflictos del gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí participaron la ONU y países amigos en busca de un acuerdo de paz. Ese mismo camino siguieron los guatemaltecos. El presidente haitiano, Jean Bertrand Arístide, se fue a la ONU, con respaldo de venezolanos, franceses y estadounidenses para recuperar el poder en 1994, después de tres años de su derrocamiento.


La crisis económica

En América latina y el Caribe, como consecuencia del crecimiento y de las políticas liberales en la mayoría de nuestros países, durante el quinquenio anterior, la pobreza se había reducido estadísticamente en 27 millones y la extrema pobreza en 16 millones.

Pero esa triunfalista situación, es ahora lamentablemente distinta. La región es víctima de una crisis económica de alcance mundial. Algunos, por su mayor dinamismo económico previo o por la aplicación anterior de medidas de prevención anticíclicas, se encuentran en mejores condiciones.

Los líderes americanos esperaban compromisos de flexibilidad de las instituciones financieras, como el FMI, BM, BID, CAF BClE, pero ha ocurrido un aumento del precio del dinero y de burocracia. El propio secretario general de la OEA la llama la “burocracia imperial”, y que en el caso de este organismo tiene nada menos que un presupuesto de 180 millones de dólares anuales, 800 funcionarios en su sede central y en oficinas de los países miembros, además de delegaciones completas de diplomáticos representantes de 33 naciones acreditadas en Washington D.C.


El ex secretario de la Cepal y después presidente del BID, Enrique Iglesias, siempre repetía a sus funcionarios que ese banco es muy generoso en el pago a sus servidores, privilegio que debe ser reflejado en el extremo cuidado de los préstamos.


Si se analiza el endeudamiento de cada uno de los países, pasando por el oncenio del fujimorato, las anunciadas reformas de Estado e inversiones en infraestructura, sobre todo en el Poder judicial y carreteras, superan, en el caso del Perú los 10 mil millones de dólares, gastados sin justificaciones técnicas y con escasos controles.


La migración es otro asunto de naturaleza claramente hemisférica, y la OEA se interesa mucho en destacar el flujo de las remesas del norte hacia el sur, que por cierto han bajado estos dos últimos años, pero no hay cifras claras de las utilidades empresariales que se van de la periferia a la banca del norte.


Una OEA sin Estados Unidos

La propuesta de la OEA sin EEUU y Canadá, que parecía haberse diluida estaría renaciendo con más brío. La nueva OEA estaría asociándose a otros organismos regionales de integración como Unasur, Sela, Mercosur, Comunidad Andina. En el tema financiero está el Banco del Sur ya creado, junto la Corporación Andina de Fomento que opera más identificada con la región.


Todo ello pone en evidencia una impostergable reforma de todo el sistema internacional de la región, empezando por la OEA y los organismos financieros.


La OEA latinoamericana no es una idea nueva. Los países promotores anuncian que en el 2012 serán firmados los estatutos del nuevo organismo, que según declaraciones del presidente de México fusionaría al Grupo de Río y a la Cumbre de América latina y el Caribe. También serán analizadas las Cumbres Iberoamericanas, que incluyen España, Portugal y Andorra.


La Declaración de Lima

El proyecto de declaración de la OEA expresa el compromiso con la paz, la seguridad y la cooperación, a fin de hacer frente a las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas que afectan a la región. Proscribe el uso o la amenaza del uso de la fuerza. Reafirma su convicción en la solución pacífica de las controversias y el respeto al derecho internacional. Asume el compromiso de continuar contribuyendo a la superación de situaciones de tensión y a la solución de crisis. Seguirá implementando las medidas de fomento de la confianza y la seguridad que figuran en la Declaración de Santiago, en la Declaración de San Salvador y en el Consenso de Miami.


La Declaración de Lima conduce de inmediato a recordar los acuerdos del Grupo de Río, en México, condenando al embargo estadounidense a Cuba, el apoyo a Argentina en su disputa con Reino Unido por las islas Malvinas y el propósito de apoyar a Haití en su reconstrucción, cuestionando el desembarco en Puerto Príncipe de miles de militares norteamericano.


La inercia de la OEA con respecto a la instalación de bases militares en Colombia y su posición dubitativa de un amplio sector de sus miembros para resolver la situación de Honduras, es otro punto de desunión. Panamá lidera el minoritario grupo que pretende el levantamiento de la suspensión de Honduras tras la asunción de Porfirio Lobo y la expulsión vía golpe de Estado del presidente Zelaya, elegido democráticamente. Rechazan a Lobo todos los países sudamericanos, menos Colombia y el Perú.
Jorge Zavaleta Alegre
Colaborador


Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.


Territorios estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”

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