Tomado de www.analitica.com del Jueves, 18 de septiembre de 2008
De acuerdo con la doctrina militar, recogida incluso en nuestra Constitución (Art.328), las Fuerzas Armadas Nacionales tienen tres misiones esenciales a su naturaleza, y sin su respeto y cumplimiento, carecen de sentido, justificación social y política: no hay para qué tenerlas y costear el inmenso sacrificio fiscal y social de su existencia en una Nación. Dicho en términos llanos, los militares tienen una razón de ser en una Sociedad, y si no la cumplen o alcanzan, no se justifican, cualquiera que sea el entorno geográfico e histórico donde se desarrollan en su momento. Si fallan a ese “deber ser” se les sustituyen por otra milicia, cuerpo armado o lo que requiera la Sociedad, como cuerpo coercitivo hasta que se pueda reconstituir otra Fuerza Armada Nacional. Así ha sido en la Historia desde tiempos ancestrales, primitivos u organizados, hasta llegar a la experiencia de la Revolución Francesa, la Americana, y la creación del ejército imperial napoleónico, que marcó las rutas de los cuerpos militares modernos. Esas tres responsabilidades o misiones, como gustan decir ahora, son: 1.- Garantizar la Integridad del Territorio Nacional; 2.- Mantener la Paz en su Territorio, protegiendo la Vida de sus Ciudadanos; y, 3.- Cuidar la Esencia y Existencia de las Instituciones Fundamentales de su Sociedad.
Resulta que en nuestra Venezuela de hoy nos encontramos que si bien tenemos numerosos militares activos en fuerzas terrestres, marítimas, aéreas y de cooperación, no se cumple con estos tres propósitos naturales y constitucionales. Veamos:
Estamos invadidos por fuerzas militares y policiales cubanas castristas que han tomado las funciones de vigilancia de nuestros efectivos militares en todos los cuarteles; y, control de identidad ciudadana y de registro de las propiedades y catastro, a pesar de que en su dictadura local no existe la propiedad privada (!). Además, nuestras fronteras están en manos de cuerpos armados irregulares extranjeros que secuestran a trabajadores nacionales y extranjeros, ocupan sus propiedades en nuestro territorio y se imponen a nuestras autoridades policiales y militares; esto sin hablar del uso y abuso de las mafias del narcotráfico en toda la geografía nacional. Es decir, que hemos renunciado a nuestra soberanía territorial! Este gobierno de Chávez incluso ha claudicado, de hecho y de derecho, a defender nuestra reclamación sobre el Esequibo, por torpeza e intención solidaria con un socialismo ajeno, además de inhibirse en defensa de nuestros históricos y geográficos derechos alcanzados en el Caribe, de enorme repercusión para ésta y las siguientes generaciones.
En lo tocante a la Paz de los venezolanos, nos estamos asesinando a razón de 20.000 ciudadanos por cada año; es decir, mucho más que lo que le cuesta al pueblo de Irak su lucha por la liberación de Al Qaeda o a Colombia después de 50 años de guerra. Y esto sin bombas, morteros o minas. Sólo a punta de 9mm! En Venezuela nos han asesinado más de 150.000 ciudadanos en estos 10 años de Revolución chavista en la cara de nuestras FAN, sin ninguna reacción de éstas.
Y para terminar, nuestras Instituciones, constituidas por los poderes: Legislativo, Judicial y Ejecutivo, (sin hacer referencia a eso que llaman fiscalía, defensoría y contraloría, más la oficina electoral del presidente, así todas en minúsculas, como se merecen) están sometidas a la voluntad despótica del mandón de turno, sin que nuestros Generales y Almirantes se den por aludidos.
Pareciera que ante las situaciones antes descritas se nos respondiera que por lo menos las FAN sirven para desfilar ordenadamente en cada fecha onomástica o cuando se les ordena, como aquel 4 de febrero de 1998, pero resulta que son remedos de desfiles carnestolescos inferiores a los que vimos en los tiempos del General Pérez Jiménez, en su oportunidad, porque les ocurre el volcamiento de una cisterna y el desecho de un tanque glorioso por falta de mantenimiento e interés.
Pensar que tenemos unas Fuerzas Armadas integradas por un Ejército de Tierra, una Marina de Guerra, o Armada, una Aviación Militar y una Guardia Nacional, que parecieran no tener misión o no saber cumplirla, y que mientras tanto están dedicadas al asalto de nuestra Administración Pública, ocupando desde generales, coroneles hasta tenientes cargos ejecutivos, desde presidentes de institutos autónomos, como el SSO, hasta empresas subalternas, ajenos todos a su vocación profesional, resulta por lo menos desconcertante para un ciudadano común.
De allí nace una interrogante: ¿Para qué unas FAN? Unas Fuerzas Armadas Nacionales, con su Ejército, Marina, Aviación y FAC, cuestan caro. Caras en recursos monetarios, en sacrificio de sus integrantes, reclutados o voluntarios; en privilegios lógicos, traducidos en facilidades fiscales, oportunidades médicas, educacionales y de ascenso social; de cariño de sus conciudadanos, dispuestos siempre a apoyarlos y animarlos; y por ello deben justificarse social, política e históricamente. Son caras!
Ante esta realidad, unos se inclinan por la tesis de que al salir de esta pesadilla chavista, hay que liquidar y eliminar esas fuerzas que no han sabido cumplir sus misiones, a pesar del alto costo social y político para la Sociedad que las ha mantenido: “Para qué seguir consintiendo unas fuerzas que lejos de apoyar a los derechos de los ciudadanos se dedican a soportar a quienes los injurian, y lo hacen bajo un lema estúpido de lealtad incompresible”, repiten. “Por qué soportarlas si no respetan los principios fundamentales que desde el Ejército Libertador les inculcaron no sólo Simón Bolívar sino especialmente Antonio José de Sucre, basados en el respeto a la disciplina, la obediencia y la subordinación, y que nunca estuvieran al servicio de parcialidad política alguna (roja o azul) o persona”, insisten.
Otros pensamos que nuestra Sociedad Civil, por razones históricas, geográficas, económicas y culturales, necesita de unas Fuerzas Armadas Nacionales modernas, fuertes, civilizadas, democráticas y legalistas. Ajustadas a las necesidades de la Nación; respetuosas de su misión y de su papel al servicio de la Sociedad toda. Garantes del Orden Interno y de la Vida de sus Habitantes, de la Integridad Territorial de Venezuela, y, de la Vigencia y Salud de las Instituciones Republicanas.
Claro que para que esto último se logre se requiere que resurja el Honor Militar Venezolano.
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