Bill Hayton Especial para la BBC*
4 mayo 2015
Una de las islas tendrá una pista de 2.900 metros de
largo, como mostró una imagen tomada por satélite.
Las naciones del sureste asiático afirman que están
"seriamente preocupadas" por la construcción que lleva a cabo China
de islas artificiales en el Mar de China Meridional.
China responde que está "profundamente preocupada"
por la declaración de las naciones del sureste asiático.
China usa barcos de dragado y equipos constructores para
convertir al menos seis arrecifes de coral en enormes bases con puertos.
Uno tendrá una pista de 2.900 metros de largo.
El sureste de Asia asegura que las acciones de China
"han erosionado la confianza y podrían socavar la paz, la seguridad y la
estabilidad".
China contesta que lo que está haciendo es "totalmente
legal y no debe ser cuestionado".
China reaccionó con indignación a la declaración que emitieron
el lunes los 10 países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático,
criticando el enorme programa de construcción en las islas Spratly.
¿Está a punto de iniciarse un duelo en el Mar de China
Meridional?
Control marítimo
Han surgido extensos temores de que China utilice estas bases
como trampolines para reafirmar el control sobre todo el Mar de China
Meridional.
China afirma que sólo está protegiendo sus derechos
territoriales y su flota pesquera.
China está usando bacos de dragado para convertir seis
arrecifes de coral en enormes bases con puertos.
Parece muy extraño que unas de las islas más pequeñas del
planeta sean ahora el centro de una de las mayores disputas territoriales del
mundo.
Si estuvieran ubicadas a un par de metros de profundidad
menos, ni siquiera calificarían como islas pero debido a que sobresalen de la
superficie del mar, los países pueden reclamar su propiedad y, lo más
importante, el territorio y los recursos en las aguas que las rodean.
Así, el país que controle las islas tendrá la mayor concesión
de los 2,25 millones de km2 en el Mar de China Meridional y de toda la pesca y
petróleo debajo de éste.
Es por eso que para los seis países limítrofes del mar (siete
si se cuenta a Taiwán separadamente), estas 250 rocas, arrecifes e islas, con
un área total de sólo nueve km2, valen todo el dinero y el esfuerzo que se está
gastando en ellas.
Pero la disputa en realidad tiene que ver con mucho más que
esto.
Dos disputas
Para entender por qué los barcos estadounidenses y chinos se
están enfrentando en el Mar de China Meridional es importante darse cuenta de
que en realidad están teniendo lugar dos disputas.
Una es sobre qué país es dueño de los atractivos esparcidos
en estas aguas.
La otra, la disputa fundamental, es sobre el futuro del
sistema internacional que ha regido el mundo desde el final de la Segunda
Guerra Mundial.
Las naciones del sureste asiático dicen que están
"seriamente preocupadas" por la construcción de China.
¿Cuáles son las reglas internacionales que los países deben
seguir y quién debe establecer estas reglas?
Es la superposición de estas dos disputas -entre qué país
tiene derecho de ocupar qué islote y qué país establece las reglas en el mundo-
lo que hace al litigio del Mar de China Meridional tan peligroso.
China está convencida de que es el propietario legal de casi
todo el mar.
Como resultado, los países del sureste asiático que tienen
reclamos rivales: Vietnam, Indonesia, Malasia, Brunei y Filipinas, están
tratando de fortalecer su posición involucrando a otras potencias grandes
-principalmente a Estados Unidos, pero también a Japón e India- para que los
apoyen.
Estados no está particularmente interesado en qué país
controla qué isla, pero se está viendo arrastrado a la disputa debido a sus
intereses más amplios.
Las autoridades en Pekín ven las cosas de forma opuesta.
Piensan que Estados Unidos, ansioso de seguir siendo la
principal potencia mundial, está acorralando a los países del este y sureste de
Asia para contener el ascenso de China.
Pero lo que preocupa a Estados Unidos, y a muchos otros
países, no es el ascenso de China como tal, sino los esfuerzos de Pekín de
redefinir la ley internacional para acomodar sus propios intereses en el mar.
Como resultado, Estados Unidos y sus aliados y amigos
cooperan para "resistir al enemigo".
Y aquí es donde yace el peligro.
Desafío internacional
A medida que China trata de extender su control sobre las
aguas del mar (no sobre las islas), está desafiando tanto a otros países de la
región como al sistema internacional.
Bajo las actuales leyes internacionales, establecidas en la
Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, un país sólo puede ser
dueño de un pedazo de mar si es dueño de la tierra próxima a éste.
China también tiene una disputa con Japón por las
islas Senkaku/Daioyu.
Un país que es dueño de una isla también "es dueño"
de 22 kilómetros de lecho marino alrededor de la isla y tiene el derecho de los
recursos (pero no del territorio) de hasta 370 Km alrededor de ella.
Sin embargo, el gobierno chino y sus empresas estatales (en
particular las compañías petroleras y las empresas pesqueras) tratan de
reclamar la propiedad no sólo del Mar de China Meridional sino de su lecho
marino y sus recursos, muchos de los cuales están a cientos de kilómetros de
distancia de la costa china.
Este es un desafío no sólo para los otros países alrededor
del mar con reclamos propios, también para Estados Unidos, cuyo papel como
potencia militar y comercial global depende del acceso sin impedimentos a los
mares del mundo, y para cada país que cree en los actuales reglamentos del
derecho internacional.
Se dice (en líneas generales) que el mar a más de 22 Km de
distancia de la costa no le pertenece a nadie y que por lo tanto cualquiera
puede usarlo libremente en la forma que desee. (Las leyes son más complicadas
que esto pero este es el principio básico).
Japón necesita que un barco petrolero o de gas atraviese el
Mar de China Meridional cada seis horas para mantener a su economía en
funcionamiento.
Barcosde dragado chinos trabajan en el arrecife
Mischief a 216 Km de la isla filipina de Palawan.
Corea del Sur es igualmente dependiente de sus importaciones
energéticas.
Ambos países también tienen otros temores sobre la forma en
que China se está comportando.
Japón tiene su propia disputa con China por las islas
Senkaku/Daiowu, y como está unido a la causa con Vietnam y Filipinas ha
comenzado a abastecer a ambos países con barcos guardacostas y entrenamiento
para ayudarlos a defender sus reclamos marítimos.
Corea del Sur es menos rotundo en sus expresiones, pero
también está preocupada y abastece de armamento a Filipinas e Indonesia.
India no depende tanto del mar, pero teme las consecuencias
que podrían derivarse si China llegara a dominar Asia.
Tiene dos disputas con China sobre áreas fronterizas en el
Himalaya.
También está nerviosa por las crecientes relaciones de Pekín
con países alrededor del Océano Índico y en respuesta ha establecido vínculos
de seguridad con Vietnam, Indonesia, Japón y Asutralia, entre otros.
Disputa del siglo XX
Las autoridades chinas afirman que su país es el
"propietario" histórico del mar "desde tiempos antiguos".
El interés del gobierno en Pekín en el mar en realidad sólo
comenzó a principios del siglo XX.
Durante gran parte de la historia las autoridades chinas
difícilmente fueron capaces de controlar su propia costa, mucho menos las islas
ubicadas a cientos de kilómetros de distancia.
Son estos arraigados reclamos de propiedad, históricamente
injustificados, los que están colocando a China en curso de choque con sus
vecinos y con Estados Unidos.
China envió una plataforma petrolera a aguas disputadas
de las islas Paracel.
Y esa es la razón por la que Pekín se comporta con tanta
arbitrariedad al enviar plataformas petroleras para perforar en aguas
disputadas, por ejemplo.
Para protegerse de las transgresiones chinas, otros países
están formando asociaciones de seguridad.
Todos estos intereses tienen el potencial de convertir una
disputa local en una regional e incluso una global.
En momentos de tantas crisis internacionales, las disputas
del Mar de China Meridional parecen relativamente pequeñas, pero podrían
agrandarse rápidamente.
Para cambiar este comportamiento se requiere que los países
de la región lleguen a un mejor entendimiento de la historia compartida del Mar
de China Meridional.
Quizás eso no será fácil pero podría ser mejor que la alternativa
de un conflicto en aumento y el creciente riesgo de un enfrentamiento entre
superpotencias.
*Bill Hayton es autor de "The South China Sea: The
struggle for power in Asia" (El Mar de China Meridional: La Lucha por el
Poder en Asia), que acaba de ser publicado por Yale University Press.
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