Tomado de:
La lucha de Monseñor Erwin Kraütler por defender a los
pueblos indígenas ha acompañado su vida como misionero en la prelatura del
Xingú durante 50 años, los últimos 35 como obispo. Presidente del CIMI (Consejo
Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués) durante 16 años, su voz
profética ha resonado en todos los rincones de este inmenso país llamado Brasil
y desde ahí ha sido lanzada a todo el mundo.
Las consecuencias de ese compromiso profético y de su pasión
por las causas amazónicas son las constantes amenazas de muerte que sufre desde
hace varios años y que ya llevaron a la muerte a algunos de sus colaboradores más
directos colaboradores, la más conocida la Hermana Dorothy Stang, asesinada en
febrero de 2005.
El compromiso y conocimiento de Monseñor Kraütler en lo que
hace referencia a los pueblos indígenas y la preservación de la Amazonia es tan
grande, que él es uno de los peritos consultados por el Papa Francisco en la
elaboración de su próxima encíclica sobre ecología.
Una vez más, en la rueda de prensa del segundo día de la 53ª
Asamblea General de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por
sus siglas en portugués), el obispo del Xingú ha denunciado la situación de
sufrimiento por la que la región amazónica y los que la habitan están pasando,
llegando a afirmar la existencia de una campaña anti-indígena por parte del
estado brasileño, que en los últimos años prácticamente no ha demarcado ninguna
tierra indígena.
En su recorrido como presidente y miembro del CIMI ha
recordado los cambios que se han ido produciendo a lo largo de los últimos 30
años en la relación entre los pueblos indígenas y el estado brasileño, haciendo
memoria de la situación de alianza en la defensa de los derechos de los pueblos
indígenas en los años ochenta, lo que colocó a Brasil en el primer lugar en lo
que hace referencia a la defensa de la causa indígena y que fue concretizado en
una constitución que defiende los derechos de los pueblos indígenas y en una
disposición que promulgaba la demarcación de las tierras indígenas en un
periodo de 5 años.
Pero hoy la realidad es totalmente diferente, fruto de la
aparición de lo que denomina de fuerzas organizadas anti-indígenas, que están
luchando contra los enunciados de la Constitución, la cual quieren cambiar a
partir del Proyecto de Enmienda Constitucional 215, que defiende que la
demarcación de tierras indígenas precisa del aval del poder legislativo, en el
que cada vez están más presentes los representantes de los grandes
terratenientes, enemigos declarados de los pueblos indígenas y financiadores de
las campañas políticas de los diputados y senadores que promulgan leyes en beneficio
de sus mecenas.
Todo esto, en opinión de Monseñor Kraütler, coloca en jaque
la Constitución brasileña y el buen nombre del país en términos de defensa de
los pueblos indígenas dentro del concierto internacional. De hecho, la no
demarcación de los territorios indígenas deja abiertas las puertas para
cualquier tipo de invasión y no va a acabar con la violencia que sufren los
pueblos indígenas brasileños por parte de aquellos que pretenden expulsarlos de
sus tierras ancestrales, provocando que no tengan cómo sobrevivir.
El prelado denuncia que la Amazonia está siendo más codiciada
que nunca, en vista de los recursos minerales, madereros, agrícolas y
energéticos, en función de lo que es llamado de “interés nacional”, aunque Don
Erwin Kraütler defiende que ese interés es en verdad de unos pocos en
detrimento de los pueblos que allí vive. Denuncia que los proyectos que hacen
referencia a la Amazonia son decididos en Brasilia, volviéndose estas
decisiones inconstitucionales, pues la Carta Magna señala que los pueblos
indígenas deben ser consultados en los proyectos que interfieren en sus áreas
territoriales.
Por último señala que es obligación de la Iglesia colocar el
dedo en la herida y defender los derechos humanos y la dignidad de la multitud
de desalojados en consecuencia de la construcción del mega-proyecto de Belo
Monte, en la ciudad de Altamira, que va a transformar la vida de buena parte de
la población del interior del estado de Pará y que desde el inicio encontró una
fuerte contestación por parte de los movimientos sociales y la propia Iglesia
católica.
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