Tomado de:
19/09/2014 en Confidencial
Los administradores judiciales se quedaron atónitos al descubrir
la existencia de esta filial ‘oculta’.
Y decidieron venderla -principios del mes de agosto- para
evitar conflictos con el Gobierno argentino.
Y para allanar el camino de Argenova, la filial argentina de
la pesquera, en concurso de acreedores desde mayo de 2013.
Cuando aterrizaron en Pescanova, Senén Touza y Santiago
Hurtado, los hombres designados por Deloitte para pilotar la empresa durante el
concurso de acreedores, se quedaron atónitos al descubrir la existencia de
Lafonia, una filial del grupo en las Islas Malvinas. ¿Cómo es posible que la
compañía tenga una filial en las Malvinas y, al mismo tiempo, otra -Argenova-
en Argentina? Como no podía ser de otra forma, la existencia de la primera se
había llevado siempre con la máxima discreción. No convenía levantar
suspicacias con el Gobierno argentino.
Lafonia contaba, a su vez, con dos filiales: Polar, en las Malvinas, y Antartic Sea Ficheries, en Chile, con permiso para pescar en las Islas Georgias, muy cerca de las Malvinas. A través de Lafonia, Pescanova era de las pocas compañías con permiso para faenar en las exclusivas aguas de la Antártida.
Lafonia contaba, a su vez, con dos filiales: Polar, en las Malvinas, y Antartic Sea Ficheries, en Chile, con permiso para pescar en las Islas Georgias, muy cerca de las Malvinas. A través de Lafonia, Pescanova era de las pocas compañías con permiso para faenar en las exclusivas aguas de la Antártida.
Pero el riesgo político era demasiado elevado. Touza y
Hurtado no lo dudaron: había que vender Lafonia y había que hacerlo de la
manera más discreta posible. Dicho y hecho. La operación se llevó a cabo a
principios del mes de agosto y aunque no trascendió la cuantía de la venta,
podría rondar los 17 millones de euros.
De esta manera, además de salvar la relación con el Ejecutivo
de Cristina Fernández de Kirchner, Pescanova allanaba el camino de Argenova, su
filial argentina, en concurso de acreedores desde mayo de 2013 y que cuenta
actualmente con unos 1.000 trabajadores, 18 barcos y con una deuda bancaria de
22 millones de euros.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com
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